Capitulo 19

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Me despierto como casi todas las mañana por la luz que se filtra por la ventana. Me quito las sábanas de encima y veo que Scott ya está despierto. Se tira de la cama al suelo y me acompaña hasta el salón, donde se reúne con su hermanito Bruno. Le pongo de comer a los dos (a cada uno sus cosas) y preparo los desayunos. Escucho mi móvil sonar y corrí rápidamente para que Aaron no se despierte. Al cogerlo veo que es Jimena.

– Cumpleaños feliz! Cumpleaños feliz! Te desea la pelirroja más fea del mundo, cumpleaños felizzzzz. Sopla la vela imaginaria. – río por su comentario. Pero hago lo que dice y ella aplaude desde el otro lado del teléfono. – Mi niña ya tiene 17.

– Que grande me hago. – dije hablando flojito y dirigiéndome a la cocina.

– ¿Está Aaron todavía dormido?

– Si hija si. Este duerme como un tronco. Anoche nos quedamos viendo las cuatro películas de los Juegos del hambre. – dije mientras gritaba flojito.

– ¡Dios! Un hombre que se trague una película que le guste a una mujer, es adorable, pero cuatro..... ¡Hazle el amor! – dijo mientras las dos nos reíamos.

– ¿Te imaginas? Hombre... No me importaría. – dije mientras seguíamos riéndonos. Metí los churros en la freidora y cerré la puerta de la cocina para que Aaron no escuchara lo que estaba haciendo.

– Aaron es lo mejor que hay de tío. No es de los típicos repelentes. Oye, ¿Qué tal con Harry? 

– Bueno, después de la pelea que tuvimos hace mucho tiempo, las cosas ya están más o menos estables. Nos invitó a comer a su casa y me pidió disculpas. Me dijo que la próxima vez que «me hiciera daño» me dejaba pegarle un tiro. – dije mientras me reía.

– ¡Tía! ¿Estás loca? ¡Pobrecito!

– ¿Crees que de verdad lo haría? – dije mientras me reía.

– Eres capaz de todo.

– ¡Pero no de matar a alguien! – no podía más, me dolía demasiado la barriga. Intenté apoyarme en la isla de la cocina mientras los churros se hacían, pero en vez de agarrar la encimera agarre otra cosa y era blandita. Grité y se me cayó el teléfono al suelo al tiempo que me giraba para ver a quien tenía detrás.

Aaron se había quedado quieto mirándome sorprendido por lo que había echo. ¿Por qué coño habría que tenido que alargar la mano?

– Aaron... Lo siento enserio. No sabía que estabas ahí detrás mía.

– No pasa nada... Culpa mía. – dijo algo incómodo. Nos quedamos los dos mirando al suelo sin saber que hacer. ¡Mierda! Quiero salir de aquí... Intenté que mis piernas se movieran, y cuando lo hicieron, el me cogió del brazo e hizo que me quedara a su lado.

– Cathina... Yo tengo que decirte algo. – dijo mientras me cogía mejor de las manos y las miraba atentamente. Se quedó en silencio. ¿Qué me quiere decir? Subió la mirada para mirarme a los ojos y tal y como lo hizo, se inclinó y posó sus labios en los míos.

Al principio me quedé quita, sin saber que hacer. El coloco sus manos en mi cintura mientras se hacía paso entre mis labios para llegar a juntarse con mi lengua, acceso que no le iba a negar. Le di fácil acceso y al hacerlo, el beso cobró vida y su agarre de la cintura se volvió algo más fuerte. Me acercó más a él y yo coloqué mis brazos en su cuello mientras una de mis manos le agarraba el pelo.

Era algo, mágico por así decirlo. Mi cuerpo temblaba, mis mariposa revoloteaban por mi estómago como si estuvieran atrapadas. Mi respiración se aceleraba al compás de la suya. Sus manos iban subiendo por mi espalda,  sus dedos hacían que mi piel se tensara y que a la vez, desea que la tocase. De un momento a otro acabe al rededor de su cintura.

¡El policía es mi vecino!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora