Capítulo 3

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El piso constaba de: dos habitaciones, dos cuartos de baño, un gran salón, una gran cocina y una pequeña terraza.

Decidí poner las maletas en mi habitación y vi, que lo único que había en la habitación, era un gran ropero blanco y una cómoda. ¿Y mi cama? ¿¡Pero dónde voy a dormir!?

Volví ha acercarme a la maleta donde guardaba el dinero y, conté el dinero necesario para el alquiler del piso y todavía, me quedaba algo para hacer de comer y... ¡Mierda! ¡Necesito un móvil!

Cogí el dinero que me sobraba y vi, que Jerry seguía en la mesa de la recepción.

- Jerry, ¿Sabes dónde podría encontrar un supermercado o algo parecido?

- Pues la verdad es que esta bastante lejos, si quieres cuando termine de ordenar estos papeles, puedo acompañarte. - dijo mientras seguía ordenando columnas y columnas de documentos.

- No hace falta Jerry, la llevaré yo. - dijo Aaron detrás de mi. Su sonrisa, su maldita sonrisa hace que cualquiera se quede embobado. (Es más mayor que tu, idiota)

- No quiero molestarlo más, solo tiene que decirme dónde es, e iré. - dije mientras los miraba a los dos.

- No seas tonta, vas a tener que andar mucho. Cuando quieras sacarte el carnet, ya podrás ir donde quieras sola, por ahora no. - dijo cogiéndome de los hombros y llevándome al coche patrulla.

La gente que pasaba por la calle, se me quedaba mirando con caras de, ¿Será una ladrona? ¿Una prostituta? Y más cosas que no me gustaría comentar.

Al montarnos, puso la radio floja como había echo hasta ahora, y al arrancar, empezó ha hablar conmigo.

- ¿Te ha gustado el piso? - dijo mientras conducía y miraba a la carretera. Me encantaba como miraba de concentrado la carretera. Sus pómulos bien marcados, su mandíbula algo tensa y sus ojos... Sus ojos verdes esmeralda.
Al parecer creo que me quede demasiado tiempo sin hablar que se giró hacia a mi, e hizo que yo apartará la mirada rápidamente.

- Si, el piso bien. Me encanta. Voy a tener que comprar muchos muebles, incluida una cama. - dije mientras miraba por la ventana, no podía mirarlo ahora. ¡Que vergüenza!

- No tiene cama, ¿Y dónde piensas dormir? ¿No tiene sofás ni nada? - dijo mientras aparcaba. Nos bajamos del coche y nos dirigimos al supermercado. Allí cogimos cada uno una cesta y empezé a coger cosas para que me durara un mes.

- El piso está prácticamente vacío, solo tiene muebles en la cocina, un ropero y una cómoda en el dormitorio. Ya, con el tiempo, iré rellenado el piso. Tengo que buscarme un trabajo pronto. - dije mientras intentaba coger el papel higiénico, pero era imposible que una persona de un metro setenta, llegara a una estantería de dos metros.

Aaron al verme saltar como una niña pequeña, se empezó a reír pero cuando vio que realmente no podía, me subió a sus hombros e hizo que los alcanzará.

- ¿No era más fácil que los cogieras tu? - dije todavía en sus hombros mientras la gente nos miraba.

- No sería tan divertido. - dijo mientras me bajaba poco a poco.

- Parece que tienes 17 años. - dije mientras me reía. Al parecer le gusta llamar la atención, sobretodo de las mujeres, porque eran las únicas que nos seguían mirando.

- Pues tengo 20 años preciosa. - dijo mientras me ayudaba a llevar las cestas de cosas hasta el mostrador. ¿Me ha llamado preciosa? ¿Solo tiene 20 años? Sorprendentemente extraordinario. No me lleva tanta edad.

Ya en el mostrador, fue pasando las cosas y nosotros guardándolas en varias bolsas para llevarla al coche.

Al terminar de llevar todas las cosas al coche, todavía vi que me quedaba dinero y aproveché que mi chófer todavía tenía ganas de dar alguna vuelta, para ir a una tienda de segunda mano de móviles. Al parecer en esta ciudad todo está de punta en otra... O que Aaron realmente le gusta dar vueltas.

Estuvimos vente minutos en el coche dando vueltas para encontrar el sitio del que me había hablado Aaron para comprar mi nuevo teléfono. Al bajarnos, a Aarón lo llamaron del trabajo y me dijo que fuera mientras y que él volvería en seguida.

¡El policía es mi vecino!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora