Capitulo #43.

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Diablos Claire, si tienes algo que ver en todo esto… No te cansas de arruinar mi vida… y la de los demás pero te prometo que algún día… algún día acabare contigo.

Mire el reloj en mi muñeca, las 2:13 de la tarde. Vaya, las horas se pasaron volando. Lentamente me pare, mire al horizonte y seque las últimas lágrimas que rodeaban a mis ojos. La brisa comenzaba a convertirse en viento, su velocidad aumentaba… una tormenta se aproximaba. Me di vuelta para dirigirme hacia mi vehículo y me encontré con Dylan. Su mirada demostraba preocupación, miedo, tristeza… lo sabia porque varias veces había visto esa mirada en él. Estaba despeinado, desarreglado según a como se ve el habitualmente, ¿tanto se preocupo por mi? 

- Al fin te encuentro, me has asustado…y mucho. – Libero aire de sus pulmones en forma de suspiro.

- No debes preocuparte por mi, no soy una niña… puedo cuidarme sola. – Baje mi mirada y luego, lo volví a mirar. 

- Bien, parece que estas bastante enojada. – Levanto una de sus rubias cejas de manera chistosa y con la ceja levantada, miro a la izquierda para luego volver a mirarme a mí. 

- Disculpa, una mentira de este tamaño no se perdona fácilmente. – Me cruce de brazos. 

- Primero que nada no te mentí, solo… que no podía darte semejante noticia ahora, estando en una importante misión en la cual son peligrosas las distracciones.

- Es decir, que solo no me dijiste nada sobre esto para que no arruinara la misión y que además, la causa de la muerte de mi padre la sabias hace tiempo… ¿verdad? – No respondió. Bufe. Comencé a caminar hacia mi auto nuevamente pero al pasar por al lado de Dylan, el me tomo con delicadeza del brazo. 

- Espera. – Me di vuelta y lo mire directo a los ojos. - ¿Ves? Estas destrozada, jamás te vi así y es por eso que no te lo dije… porque temía a tu reacción, porque creí que ibas hacer una locura y porque detesto verte llorar. – Esta vez, suspire yo. 

- Lo siento, tú no tienes la culpa de nada…

- ¿Y quién la tiene?

- En este momento, no lo se pero luego me encargare de ello.

- Nos encargaremos. – Me corrigió. – Sabes que cuentas con mi ayuda, ¿cierto?

- Si, lo se. – Sonreí a medias.

– Dame un abrazo. – Dije luego de pensar unos segundos.- Ven aquí. – Me estrecho entre sus brazos. Necesitaba un abrazo y más de parte suya. Mis brazos rodearon su cadera y mi rostro, se apegó a su pecho. Percibía su perfume silvestre, delicioso aroma. Luego de estar abrazados unos minutos, nos separamos. - Bien. - Dijo con sus manos en mis hombros y mirándome fijamente. - Ahora quiero que te olvides de este tema por un tiempo.

- Pides algo bastante complicado de lograr.

- Lo sé, pero ahora te tienes que encargar de proteger a tu amado Bie… Justin. – Abrí los ojos como platos, ¿Cómo sabia que me había enamorado de Justin?

- ¿Tanto se nota? – Dylan asintió riendo. – Tienes razón, debo proteger a Justin…él es mi prioridad ahora. Luego veré como hacer con todo lo demás.  

- Recuerda, que después de la tormenta…siempre sale el sol. – Mi único amigo guiño su ojo color cielo acompañado de la hermosa frase que acababa de decir. 

*Ya por tercera vez consecutiva en el día manejando mi vehículo, me dirigía hacia el estudio de Justin. Manejaba mientras miraba y buscaba la dirección de ese lugar. Tres minutos después encontré su estudio. Tranquilamente estacione al lado de la vereda, tome mi pequeño bolso. Obviamente, estaba vestida como Clara. Aplique la alarma al auto y camine hacia la vereda… mire el cielo, estaba a punto de llover. Eche un vistazo al reloj, las 3 de la tarde. Finalmente me acerque a la puerta del lugar en donde Justin trasnochaba tan solo para que una canción quedara perfecta para sus fans, sus fieles fans llamadas beliebers. Entre y me dirigí a la recepción. 

- Buenas tardes señorita, ¿Qué se le ofrece? – Hablo antes de que yo pudiera decir alguna palabra.

- Buenas tardes. Vengo a ver al señor Bieber, soy su… su novia. – O eso creía. 

- Lo siento pero el señor Bieber no ha venido hoy a grabar. – Dijo mientras tenia su vista pegada a la computadora. 

- Eso es imposible, él me dijo que iba a estar aquí.

- Pues su novio, no vino y no esta aquí. ¿Entendido? – Dijo mirándome fijamente a los ojos con cierto enojo hacia mí. 

- Bien, gracias por su tiempo. –

Mi Deber es Protegerte (Justin y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora