17.-Declaración

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Hice una bola con mis pantalones manchados y me puse los que Spencer me trajo, tuve que darle dos vueltas para no terminar pisándolos cada vez que caminaba.

No podía creer que esto me estuviera pasando, no me iba a quedar así todo lo que quedaba de clases. Tendría que llamar a Ignacia y explicarle todo lo que sucedió.

Guardé mis cosas y salí del baño, obviamente Spencer estaba afuera esperándome, estaba afirmado en la pared mirando algo en su móvil no se dio cuenta de mi presencia hasta que estuve a su lado.

- Ya te cambiaste -dijo guardando su móvil en el bolsillo de sus vaqueros. No era capaz de mirarlo a la cara así que solo me concentre en sus manos.

- Si, gracias por lo que hiciste por mi -mi voz sonaba extraña-. No cualquiera lo hubiera hecho.

- No te preocupes, supongo que es algo natural -no pude evitar levantar mi mirada y él me sonrió- Vamos al casino a conseguir algo de comida.

- De hecho... quiero llamar a mi tía para que venga por mí y poder irme a casa.

- Vamos Alex, no te cuesta nada compartir un almuerzo conmigo -sonaba apenado y al mismo tiempo suplicante.

- Lo siento, pero no ha sido un buen día, quizás en otra ocasión -me encogí de hombros.

- Seguro -comenzó a darse la vuelta, pero alcance a escuchar lo que dijo-. De todas formas, encontrarás alguna excusa para rechazarme.

- Espera -lo tome del brazo-. Sabes, no entiendo cuál es tu insistencia ¿porque te intereso tanto? -Spencer no estaba sonriendo, más bien se veía nervioso. Me quedé mirándolo esperando por su respuesta, comencé a darme la vuelta para marcharme cuando él tomó mi mano para darme la vuelta.

- No lo sé vale, solo.... me gustas y me gustaría conocerte, pero tú no me lo permites. Desde ese día en el puente no paro de pensar en ti. -No entendía cómo habíamos llegado a esto. Me quedé en silencio por un momento pensando qué decir.

- Spencer, ni siquiera me conoces -lo miré directo a los ojos y sabía que esto le iba a doler, pero tenía que aclararlo ahora-. Yo no siento nada por ti. Ni siquiera hemos hablado lo suficiente para que me gustes.

- No porque yo no quiera o no lo haya intentado -dijo mirando sus manos.

Puse mis manos en sus hombros tuve que ponerme de puntilla para lograrlo, pero él me miro.

- Eres un chico increíble, pero en este momento no puedo permitir que nadie se meta en mi corazón, están pasando cosas más importantes en mi cabeza que esto -me encogí de hombros-. Solo puedo ofrecerte mi amistad.

- Creo que me iré a clases. Adiós, Alex -se dio la vuelta y me dejó parada en el pasillo mirando su espalda.

No entendía en qué momento paso esto, no quería comportarme como una perra con él, es cierto que no nos conocíamos lo suficiente, pero lo poco que si nos conocemos él me ha demostrado ser una buena persona.

Mientras caminaba por el pasillo en dirección a la oficina comencé a pensar que me hubiese encantado hablar este tema con mamá, ella me hubiese dicho que hacer cuando un chico se me declaraba.

La tristeza invadió mi corazón como si un balde de agua fría hubiese sido arrojado a mi espalda y los ojos se me llenaron de lágrimas al darme cuenta de que ella jamás estaría para nada importante que me sucediera, no podría contarle la experiencia del primer amor, no estará para mí cuando me destrocen él corazón y necesite un abrazo, nunca conocerá a sus nietos. Jamás volveríamos a hornear galletas de avena mientras comemos helado.

De repente sentí un fuerte dolor de cabeza, era como si me hubieran golpeado con un martillo provocando que los oídos se me taponearan, comencé a sentir que volaba y un fuerte golpe en la espalda fue lo último que alcancé a sentir antes de sumergirme en la inconsciencia.


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prometo quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora