12.-Espacio personal.

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Cuando no estás teniendo una fuerte crisis existencial puedes ver mejor las cosas, por ejemplo, ahora podía ver mejor al chico que había impedido que yo saltara de un puente mientras él solo me sonreía con su perfecta sonrisa pepsodent.

- Sí recuerdas mi nombre -tomé asiento y me quedé observándolo mejor, sus ojos eran marrones y su cabello anaranjado, era una extraña mezcla, ya que sus cejas eran marrones y no del mismo color que su cabello como se supone debe ser, era un chico guapo- Me alegra verte.

- Sí, ¿igualmente? -dije insegura, ya que me encontraba demasiado nerviosa como para decir otra cosa, debía asegurarme que no le comentara a nadie lo sucedido- Spencer...

- ¿Dime? -dijo con una leve sonrisa.

- Sobre lo que sucedió la otra noche... yo...debes prometerme que no se lo dirás a nadie -él pareció pensarlo por un momento y luego asintió.

- Lo prometo -eso fue más fácil de lo que pensé.

- Genial -comencé a sacar mis cosas para resolver la guía que todos estaban haciendo cuando el volvió a hablar.

- ¿Y no me dirás cuál es tu nombre? -lo miré extrañada.

- Alex, puedes llamarme Alex -su ceño se frunció.

- Un lindo nombre para una linda chica -Spencer volvió su atención a su trabajo y yo me quedé ahí mirándolo un momento antes de reaccionar.

- ¿Qué? -dije confusa, pero él no me respondió y supuse que no lo haría.

Apenas tocó la campana Samanta vino hacia mí invitándome a conocer a sus amigas, miré a Spencer, pero este ya se estaba saliendo de la sala.

- Estas son Emma, Catleya y Marcia. -Las chicas eran una más perfecta que la otra, era como si Samanta estuviera en un escuadrón de chicas sacadas de revista- Chicas esta es mi prima Alex -las saludé con un movimiento de mano y ellas hicieron lo mismo.

- ¿Así que tú vienes de Noruega? -dijo Emma algo emocionada- ¿Qué ciudad exactamente?

- Oslo -dije mientras todas salíamos al pasillo que estaba amontonado de personas.

- Woow, eso es genial, ¿extrañas tu ciudad?

- Emma su madre murió obvio no se vino aquí porque ella quisiera -me quedé mirando a Marcia como si me hubiera dado una bofetada.

- ¿Perdón? -dije ahora mirando a Samanta molesta, no podía creer que se los hubiera dicho.

- Es por eso que te mudaste con Sam y su madre, ¿verdad?.

- Marcia, ¡basta! -Samanta estaba totalmente roja y me miró arrepentida, no sabía cómo reaccionar, sabía que no debía molestarme, pero me disgustaba demasiado que ella contara algo tan personal y delicado a personas que ni siquiera conocía. Comencé a alejarme de ellas- Alex, vamos lo siento.

No me di vuelta y seguí caminando, necesitaba estar sola. Creo que Ignacia se equivocó al pensar que esto sería bueno. Iba tan concentrada en mirar el suelo que no me fijé en la espalda con la que mi cuerpo chocó provocando que perdiera el equilibrio.

- ¡Hey! -unos brazos me tomaron antes de que cayera al suelo. Spencer me miraba sonriendo y aún tenía sus manos en mi cintura-. Siempre rescatándote.

- No sé de qué hablas, pero podrías quitar tus manos de mí, estas invadiendo mi burbuja personal -quité sus manos de mi cuerpo de un manotazo.

- ¡Woow!, Spencer la chica nueva es agresiva -dijo uno de los idiotas que estaba a su lado.

- ¿Cuál es tu nombre guapa? -dijo uno de los chicos sonriéndome mientras me miraba de pies a cabeza-. Dime ¿te gustaría venir a mi fiesta el viernes?, nos encanta darle la bienvenida a las chicas nuevas.

- No pongo en duda eso. -No tenía tiempo para esto así que comencé a darme la vuelta, pero alguien me tomó del brazo poniéndose frente a mí, era el idiota de la fiesta-. ¿Qué no soy lo suficiente para ti que no puedes decirme tu nombre?

- Vamos Lucas déjala en paz -escuché la voz de Spencer, pero Lucas lo ignoró y siguió acercando su cara a la mía.

- Estas buena, ¿te lo habían dicho antes? -di un paso hacia atrás, pero mi espalda chocó con los casilleros-. ¿No quieres besarme justo ahora? -sus ojos fueron a mis labios y comenzó a acercar para besarme.

- Te dije que invades mi espacio personal -dije antes de levantar mi rodilla y darle justo en sus partes nobles, él se agachó soltando un fuerte quejido y aproveche para empujarlo haciendo que callera al suelo-. Y si vuelves a acercarte de esa manera a mí te juro que te quedaras sin herederos, idiota -todos estaban riendo a carcajadas mientras Lucas se quejaba en el suelo soltando maldiciones hacia mi persona, era todo un espectáculo digno de ver, ya que todos estaban mirándonos.

- Maldita perra -escuché a Lucas escupir y no quise seguir haciéndolo, di media vuelta y seguí caminando esperando encontrar algún baño.

prometo quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora