41.- Gatos y ratones

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Apenas mi alarma sonó la realidad me golpeó directo en la cara, debía ir a clases y tener que soportar todo de nuevo.

Sam me había dicho que se quedaría conmigo en todo momento ayer por la noche cuando le comenté que estaba algo asustada, no tenía idea de si esta semana sería igual o peor que la anterior.

Cuando entré al baño noté unas mini ojeras, debido a que Spencer me estuvo mensajeando hasta tarde y aun sentía un poco resentidas mis piernas debido al comienzo de mi entrenamiento ayer.

Spencer me había dicho que hoy me enseñaría algunas técnicas de bloqueo y era algo que me tenía emocionada, no quería tener que correr por toda la ciudad nuevamente.

Rápido me puse lo más cómoda que pude, si tendría que aguantar otro día de mierda lo haría de la manera más cómoda posible, até mi cabello y bajé las escaleras para tomar desayuno.

Sam estaba ya en la mesa con una tasa de leche e Ignacia la acompañaba al lado con su taza de café.

- ¿Qué traes puesto? -la voz de Sam me dejaba muy en claro que no le gustaba nada mi ropa.

- ¿Ropa? -me senté y saqué una tostada.

- ¿Irás así? -asentí ignorando el tono de voz de mi prima- ¿Estás loca?

- ¿A qué te refieres? -Sam se quedó en silencio mientras Ignacia se ponía de pie para ir a ordenar sus cosas del trabajo ignorándonos.

- Es una nueva semana.

- Gracias, pero ya me había dado cuenta -ironicé.

- Vamos -Sam se puso de pie- Yo escogeré tu ropa hoy, debes llegar como una maldita perra y debes taparle la boca a todos los que te estuvieron molestando. En esta vida o eres el gato o te quedas como ratón y tú primita mía ya fuiste el ratón.

- Lo que dices ni siquiera tiene sentido -de malas ganas me puse de pie y dejé que Sam literalmente me vistiera.

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Quince minutos más tarde estábamos en el auto camino a la escuela, por suerte ya había logrado convencer a Ignacia que no era necesario seguir viendo al psicólogo. Era un peso menos.

- Si antes me decían zorra, ahora lo dirán más -dije mirando la ceñida blusa que hacía ver a mis pechos más grandes de lo que realmente eran y el jeans que parecía una segunda piel.

- No querida, ahora oficialmente formas parte del diez por ciento de chicas buenas del instituto -puse los ojos en blanco- Vamos Alex, solo debes entrar con actitud de ser superior, si quieres ser parte del grupo de Lucas como lo acordamos, debe ser así. De a poco vas a hacerlo caer y tú ya tienes un gran punto a tu favor llamado Spencer -hablaba lo más bajo posible para que Ignacia no nos pudiera escuchar.

- Lo entiendo, pero no era necesario que me obligaras a utilizar estos tacones ni siquiera sé si voy a aguantar de aquí hasta la tarde -susurré en mi defensa.

- Lo vas a lograr.

Para cuando llegamos mis nervios eran cada vez más grandes y sentía que mis manos estaban sudando, bajé del auto lo más lento que pude y vi como Ignacia se iba junto con mis posibilidades de irme con ella.

- Viene tu romeo, Julieta -escuché a Sam hablar y me di la vuelta para ver a Spencer acercarse a nosotras- Nos vemos en clases. Hola Spencer, adiós -Sam nos dejó solos.

- Esa blusa se te ve realmente bien -Spencer estaba sonriendo y yo le di un pequeño empujón.

- Sam me obligó a ponerme esta ropa diciendo algo de un gato y un ratón que no logré entender.

prometo quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora