20.-Nervios.

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Iba mirando por la ventana como cada vez nos acercábamos más a la casa, eran casi las siete de la tarde y comenzaba a oscurecer, pero se veía que el clima estaba agradable, ni muy frio ni muy caluroso.

- ¿Ese es Spencer? -automáticamente asome mi cabeza por entre los dos asientos delanteros y sí, ahí estaba Spencer sentado justo en la entrada de la casa.

- ¿Quién es Spencer? -preguntó Ignacia con picardía mirándome, ya que había prácticamente enterrado mi espalda en el asiento de atrás.

- Nadie -dije, pero Sam hablo más fuerte.

- Es el chico de ayer.

Ignacia estaciono el auto y vi como Spencer se ponía de pie. Sentí como me enrojecía de vergüenza. Y ni siquiera entendía bien porque estaba tan nerviosa.

Sam e Ignacia bajaron primero y lo saludaron rápido antes de entrar a la casa dejándonos solos.

Nos quedamos en un silencio incómodo parados en la entrada.

- ¿Estás bien? -dijo rompiendo el silencio y yo lo mire. Estaba arrepentida de haberlo rechazado de esa manera en la mañana. Cuando él lo único que había hecho era preocuparse por mí.

- Sí, supongo que no es mi peor día -él asintió con una sonrisa ladeada dejando ver esos hoyuelos que había notado siempre se le marcaban.

- Si -se notaba que estaba nervioso, ya que pasaba demasiadas veces las manos por su cabello color cobre y miraba el suelo-. Yo solo quería ver como estabas... y pedirte disculpas por lo que dije en la mañana.

- No tienes por qué disculparte -le dedique una pequeña sonrisa.

- Bueno, ahora que sé que estas bien... debería irme -asentí y él me sonrió antes de pasar por mi lado para irse.

Tardé unos segundos en hablar hasta que me di la vuelta.

- ¿Spencer? -él se dio la vuelta.

- ¿Sí?

- Gracias -él me sonrío y asintió mientras metía sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

- No tienes por qué agradecer -sabía que imitaba lo que había dicho antes, me di la vuelta, pero volví a hablar.

- ¿Aún sigue en pie la invitación a almorzar? -él aún no se había dado la vuelta.

- Por supuesto que sigue en pie -esta vez le mostré una sonrisa verdadera- ¿Te parece el viernes?

- El viernes es perfecto -dije y esta vez sí me di la vuelta para entrar a la casa.

Samanta e Ignacia estaban en la cocina hablando sobre una nueva tienda que se había instalado en el centro, no entendía mucho de que hablaban, aún ni siquiera había ido al centro comercial de aquí.

- ¿Qué te dijo? -Samanta saltó a sentarse a mi lado en la mesa- o Alex dime que no lo rechazaste como ayer él es un chico guapo y se nota que está interesado en ti. Además, está el hecho de que es una muy buena persona no es nada parecido a los amigos que tiene él siempre fue el más callado del grupo de Lucas.

- Saldremos el viernes -luego mire a Ignacia-. ¿Puedo salir el viernes?

- Claro querida, pero debes estar antes de las nueve en casa -vi como Samanta me miraba con la boca abierta.

- ¿Saldrán el viernes? -y luego gritó de alegría mientras reía-. Oh, Alex eso es genial. Mamá debes darnos dinero para comprarle ropa a Alex -traté de protestar, pero Samanta me lo impidió así que solo me quede callada escuchando como las dos hablaban de cómo debería ir vestida ese día. Claramente ellas estaban más emocionadas que yo.

 Claramente ellas estaban más emocionadas que yo

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prometo quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora