Fui directo a mi habitación y mientras me acostaba y tapaba bien bajo las frazadas no podía creer lo que estuve a punto de hacer, estuve a punto de morir.
No tengo muy claro en qué punto de mi vergüenza me logre quedar dormida, pero para cuando desperté sentía como si un camión gigante hubiera pasado por encima de mí, con ese pensamiento todos los recuerdos de la noche pasada volvieron.
No lo podía creer, había estado a punto de morir y luego un extraño me había visto llorar como jamás nadie lo había hecho. Solo esperaba no volverlo a ver jamás.
Aún después de todo lo sucedió me sentía mejor, hasta mi apetito había vuelto, ya que mi estómago rugía. La puerta de mi habitación se abrió y Samanta entró sentándose en mi cama con tres bolsas de tienda en su mano.
- Ya conseguimos tu uniforme, anda pruébatelo -dijo emocionada y yo aún ni siquiera abría bien mis ojos.
- ¿Uniforme de qué? -Samanta me miró como si fuera bruta.
- Del instituto, mañana comenzaremos las clases -vi como Ignacia entraba por la puerta sonriéndome y me quedé mirándola.
- Dijiste que iría cuando estuviera lista. -Ella se acercó a mí algo nerviosa- No estoy lista para comenzar el instituto -ni siquiera sabía si alguna vez estaría lista.
- Lo sé cariño, pero he hablado con un psicólogo que es amigo mío y me dijo que lo mejor es que lo hagas, no es bueno para ti estar encerrada todo el día aquí. -Samanta nos miraba callada, por primera vez no sonreía. - Mañana iras a la escuela Alex y por la tarde te llevaré a una cita con Max, él será tu psicólogo.
- Tú no puedes hacer esto. -no tenía idea de por qué el hecho de ir a la escuela me causaba tanto terror. -Yo no.... yo no puedo hacer esto -carraspeé y dije más firme- No iré a la escuela.
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prometo quedarme
Novela JuvenilAlex deja que te explique...-tarde. mi puño choco justo en su mandíbula enviando un condenado dolor por toda mi muñeca. -¡mierda!-grite llevando mi mano a mi pecho como esperando que eso hiciera que el dolor parara. -¿Alex estas bien?- comenzó a a...