46.-¡Tonto cara de barro!

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- Gracias por decir eso, ya comenzaba a pensar que estabas conmigo por lástima -soltó una carcajada forzada.

- ¿Spencer qué pasó? -él me miró y luego recogió el bolso del suelo.

- Mi padre, Alex. Él salió borracho de la casa... al parecer quería ir por mamá -no tenía idea sobre la familia de Spencer, pero cuando nombró a su madre sus ojos cambiaron... podía ver algo que nunca había visto en ellos antes, odio-. Él sigue con esta estúpida esperanza de que ella va a volver. ¡Mierda!

Su golpe en la pared me sobresaltó, pero lo abracé nuevamente para que no se siguiera haciendo daño.

- Por culpa de esa señora mi padre está en el hospital, por su culpa lo atropellaron Alex, si ella no se hubiera ido de la casa... Mi padre es un buen hombre, pero ella se llevó todo, su felicidad se fue cuando ella se marchó.

- ¿Spencer cómo está tu padre? -él miró a otro lado cuando habló.

- Los doctores dicen que es grave, tiene un traumatismo cerebral, varias costillas rotas, las caderas desviadas y un pulmón perforado además de varias hemorragias internas... no.... no saben si sobreviva Alex -comenzaron a caer lágrimas de sus ojos nuevamente y entendía por qué... por el miedo de perder a un padre. Él no tenía idea de cuánto lo entendía.

- Tranquilo Spens, él va a estar bien ¿sí? -no tenía idea de qué decir, pero eso pareció calmarlo un poco- Vamos, debemos estar allá con tu padre.

- No es necesario que estés conmigo Alex, el que hayas venido hasta aquí ya me ha servido mucho -le acaricie la mejilla y él cerro los ojos dejándose llevar por mi tacto.

- No te voy a dejar solo, vamos -tomé el bolso de su mano y comencé a bajar las escaleras. Él se quedó atrás un segundo, pero luego estuvo a mi lado y me quito el bolso para entrelazar nuestras manos.

En todo el camino hacia el hospital Spencer me soltó solamente para subirse al coche, se aferraba a mi mano de tal forma que me hacía querer abrazarlo y no soltarlo más. Estaba callado, pero sabía que en su cabeza había una gran asamblea de pensamientos, casi podía sentir su agonía por no poder hacer nada por su padre, me frustraba saber que solo podíamos esperar a que todo mejore.

Una vez que entramos al hospital una enfermera me guio a una salita para esperar mientras Spencer iba a la habitación de su padre que seguía en cuidados intensivos, yo no podía entrar ya que no era familiar directo así que aproveché para enviarle un rápido mensaje a Ignacia y a Samanta, no tenía idea de cuándo podría volver a casa, pero estaba segura de que no dejaría solo a Spencer en este momento. Por lo que había entendido él solo tenía a su padre.

- ¿Cómo sigue? -pregunté cuando vi que Spencer salía del cuarto, él se veía triste y desanimado.

- Igual, la enfermera dijo que debíamos esperar, no sé que hacer para que él esté bien Alex... no puedo perderlo -sentí un peso en el estómago por sus palabras.

- Spencer, si tu padre es como tú entonces él estará bien porque eres la persona más terca que he conocido así que él no se va a dejar vencer por este simple accidente -pareció hacerle gracia mi forma de quitarle tención al asunto.

- Él es peor que yo Alex, ni te lo imaginas... nunca voy a olvidar esa vez que un chico me estaba molestando cuando era pequeño, él me había quitado mi balón... mi padre fue conmigo y me dijo que jamás me deje pisotear por nadie, que si no iba y recuperaba ese balón me olvidase de volver a casa. -soltó una risa– En ese entonces escuchar a mi padre decirme eso fue lo peor del mundo, comencé a armar un plan de cómo viviría en la calle ya que jamás sería capaz de recuperar mi balón.

- ¿Lo recuperaste? -pregunté tratando de distraer a Spencer para que se olvidase un momento de la situación vagando en viejos recuerdos. Él comenzó a negar con la cabeza.

- Por supuesto que no lo recuperé, yo era un debilucho y él era como de dos metros, mi padre obviamente me dejó volver con él a la casa, pero jamás se rindió en hacer que me defendiera, siempre me alentó a hacerlo, hasta que un día simplemente sucedió... hubieras visto la cara de mi padre cuando llegué con mi balón de vuelta, para cuando lo recuperé ya estaba todo viejo y roto, pero el punto es que lo había recuperado.

- ¿Y cómo rayos lo hiciste? -Spencer comenzó a reírse.

- La verdad es que no tengo ni idea, solo recuerdo el miedo que sentí cuando llamé a Rodrigo tonto cara de barro...

- ¡¿Tonto cara de barro?! -ambos comenzamos a reír al escuchar lo inocente que era ese insulto- No puedo creer que usaras ese insulto.

- En esos tiempos, para mí decir tonto cara de barro era un insulto supremo, luego todo paso muy rápido, Rodrigo intento golpearme, pero yo fui más rápido y él tropezó con un palo cayendo al suelo y tirando mi balón lejos, vi mi oportunidad de tomarlo y correr lo más rápido a mi casa, claro que eso jamás se lo conté a mi padre él aún cree que le plante cara a golpes a Rodrigo.

- No lo puedo creer. -lo miré divertida- Lo más gracioso es que imagino a un pequeño niño de cabello rojizo corriendo a más no poder...

Luego de esa historia Spencer me siguió contando más sobre su infancia y no me di ni cuenta cuando yo también comencé a contarle pequeñas anécdotas de mi vida, nombrar a mamá causaba un pequeño ardor en mi pecho, pero al recordar esos momentos felices de mi niñez era como si la tuviera aquí conmigo riendo.

La noche fue transcurriendo lentamente en la sala de espera, cada vez que veíamos a una enfermera salir Spencer se ponía tenso esperando lo peor, por suerte nada grave pasó. Su padre aún estaba en cuidados intensivos.

En un momento Spencer puso su cabeza en mis piernas estirándose y yo comencé a acariciar su cabello, se veía realmente agotado y no tardó en cerrar los ojos.

Miré la hora y noté que ya eran casi las seis de la mañana, no entendía como había pasado tan rápido la hora, tenía muchos mensajes de Sam y de algunos chicos del equipo preguntándome como seguía Spencer y en qué hospital estábamos, al parecer ya todos sabían de lo ocurrido. Conteste rápido a todos diciéndoles que todo seguía igual y aun no nos habían dicho nada.

Quería ir al baño, pero al ver que Spencer por fin se veía relajado y no tenía esa línea de expresión seria marcada en su frente no fui capaz de despertarlo.

prometo quedarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora