Chico de Nieve

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—¿Me dirás que hiciste?

—Apresurate.

—¿Por que no me quieres decir?

—Te espero abajo en cinco minutos.

Salio sin dejarle reclamar y sin respuesta a su duda, desde que salieron del instituto a tratado de saber que hizo cuando lo dejo casi una hora esperando en la enfermería. Solo se a pasado la tarde evitándolo y a sus preguntas, hasta ahora que le pidió acompañarlo a comprar las medicinas que necesita.

—Tonto Jimin...

Bufo molesto y prosiguió a buscar cualquier cosa, recogió su celular y antes de salir miro su escritorio sin mucho interés, algo en el llamo su atención. El libro que había visto en la biblioteca reposaba junto a su libreta de escritos propios y el retrato que hizo en el instituto.

"Si algo he aprendido es que la literatura es un tesoro y hay que compartirlo. No tiene ningún sentido que los libros se empolven, se hagan viejos en un estante sin que nadie los lea, los cuide, los quiera."

Una sonrisa se asomo por su rostro al leer aquella frase de su libreta, agarro el libro junto con el papel y bajo dispuesto a ir con Jimin, quien lo espera en la entrada mirando a la nada.

—Vamos— el mayor mira curioso la sonrisa del castaño y antes de entrar al auto suspira.

Bipolar... pensó entrando.

—Kookie deja de sonreír pareces un muñeco Ken— hablo luego de unos minutos.— Me esta empezando a dar miedo.

—A veces la mejor forma de enfrentar al mundo es con una sonrisa...

—Entiendo que quieras ser emotivo ahora pero esa sonrisa creo que a un psicópata le quedaría mejor...

—Lo dices porque estas celoso de mi hermosa sonrisa— hizo un puchero y estacione frente a la pequeña farmacia.

—Estaré en el parque de allá— su dedo índice señalo el gran parque ubicado al otro lado de la calle.

—Ten cuidado— dejo un suave beso en la frente de JungKook y este asintió sonrojado.— Te alcanzo en un momento.

El lugar estaba lleno de arboles altos y bancos con algunos faroles a un lado, sus pasos se detuvieron en uno que estaba junto a un cerezo y así esperar ahí a Jimin.

Su atención se desvío al libro que estaba entre sus manos y lo miro por unos minutos hasta que el frío se hizo mas fuerte y sintió como alguien mas se sentó en el banco. Por un momento creyó que era Jimin pero al mirarlo, era un chico de tez pálida y con cabello oscuro como el cielo, el cual miraba a este como si entre esas espesas nubes escondiera algo asombroso, de cierta forma el chico se veía como un muñeco de nieve con algunos mechones blancos.

—A veces es necesario que se nos caiga el mundo a pequeños pedazos para ver al final cuales son los que hay que dejar en el piso...

Le sorprendió mucho el escuchar aquellas palabras, miro atentamente las pocas estrellas y luego sonrió con nostalgia.

—¿Sabes que es lo bueno de un corazón roto?

—No...

—Que solo se puede romper de verdad una vez, los demás son rasguños.

Al no escuchar respuesta volteo fijando su vista en el chico de nieve que ahora lo miraba con una sonrisa.

—¿Te gustan los libros?

—Nunca me tome el tiempo para leer uno.

—Sabes, un libro no acabara con una guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero si puede alimentar mentes y, a veces, cambiarlas.

Miro el libro y luego al chico que lo veía sorprendido, le extendió el libro y le dio ánimos para que lo tomara.

—Me gustaría que lo leas...

—¿D-de verdad?

—Si— miro hacia el cielo y sonrió inconsciente mientras el otro chico lo veía con alegría.— Yo no lo leí, me gustaría que tu lo hicieras y cuando llegue el momento me lo cuentes desde tu punto de vista.

—Gracias...

Le mostró una última sonrisa y se levanto para volver con Jimin, que por los minutos supuso que se había perdido.

°•°•°•°

El reloj marcaba las ocho con veinte minutos y desde hace unos quince minutos que había entrado en aquel lugar y aun no salia. Su distracción se debía a nada mas que esas pequeñas cajas con distintos colores que le tenían un enorme debate mental.

—El azul...umm... no, no, el negro...

Revolvió su cabello con frustración y le dio una mirada rápida a todas la cajas, estaba entre el azul, negro y rosado... Para él es de vital importancia que color usar debido a que estos determinaban su apariencia, además quería impresionar a su pequeño.

—¡¡Demonios me volveré loco!!

Al final decía llevarse los tres y en casa ya decidiría. Una vez pagado todo dejo las cosas en el auto y fue al parque lo mas rápido que pudo, las luces de los pequeños faroles ayudan a su visión entre tantos arboles y los diversos bancos vacíos por donde pasaba.

Busco su celular desesperado y marco el número de JungKook, mas no atendía.

—¡¡Jimin!!

Su corazón empezó a latir rápidamente y una sonrisa se dibuja en su rostro al ver a Jungkook con el mismo gesto y ese brillo en sus ojos que tanto le gustaba, se acerco a él y lo rodeo en un cálido abrazo.

—¿Te acuerdas de aquel día en que fuimos al centro comercial y te tomaste un refresco muy rápido?

—Si, ¿por que?— se sentaron en una de las bancas y se miraron directamente.

—Tu regalo es este— le entrego un papel y continuo.— Se que no es algo muy valioso pero aun así quería dartelo...

—Jungkook no se que decir... ¡¡me gusta mucho!!— Jimin sonreía embobado por aquel dibujo que Jungkook había hecho de él.— ¡¿Lo hiciste tu?!

Lo mira y con una sonrisa asiente, la alegría que sentía era muy grande y no se compara con el amor que siente por JungKook, pensó que al fin se sentía completo.

—Jimin... ¿eres feliz?...

I Need U || JiKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora