Capítulo 1

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El mundo del porno gay en Japón es algo distinto al que se conoce en las naciones occidentales: claro que existe el porno rápido y prácticamente sin guión -de hecho he dedicado tres años de mi vida a él- pero lo que realmente vende, lo que puede llevarte a hacer dinero de verdad, es el porno emocional. Películas algo más elaboradas, en las que el público femenino pueda sentir alguna clase de vínculo real entre los actores. Historias de amor sin censura, con todos los elementos de una relación verídica, incluido el sexo. Este tipo de contenido era realizado por productoras que empleaban a los mismos actores "todos con todos" en busca de la pareja de oro, aquella que volviera locas a las fans.

Yo nunca me había adentrado en un terreno así, pero cuando se pusieron en contacto conmigo desde "Haru no Umi Productions" ofreciéndome un contrato temporal para dos semanas de grabación intensa no lo dudé ni un segundo. Al fin y al cabo este tipo de trabajo requería un mayor esfuerzo a nivel de actuación, sería un nuevo reto para mí. ¡Y podría conocer nuevos actores!

Para mí lo más divertido del mundo del porno era eso. Las largas temporadas de grabación en las que entre escena y escena -el cuerpo tiene que recuperarse y más aún si eyaculas- acababas haciéndote amigo de cualquiera. Y con un poco de suerte obteniendo "asistencia profesional" para tus ratos libres.

¿Aún tienes ganas de sexo después de trabajar todo el día haciéndolo?

Por supuesto. Y más si hay actores guapos de por medio. Me gustaba la informalidad de mi trabajo; no atarme a ninguna agencia en concreto y simplemente ir escogiendo "trabajos por temporada". Te encerrabas en una casa con un montón de chicos guapos y staffs y demás y te pasabas una o dos semanas follando sin parar. Y luego a tu casa con un montón de dinero en el bolsillo -en este tipo de grabaciones el pago por escena es bastante elevado- y una docena de números de teléfono para los días libres que te esperan.

Me preguntaba si en esta ocasión sería muy distinto, ya que por alguna razón no me habían querido pasar los guiones por adelantado diciendo algo como "necesitamos empezar a grabar de inmediato". Aún así yo había hecho mis preparaciones habituales: historial médico y pruebas de enfermedades venéreas actualizadas, sesión de depilación integral, manicura... Tenía que estar guapo.

Llevaba una maleta pequeña, ya que probablemente no saliera mucho de la casa en esos días y me proporcionarían todos los cambios de ropa que necesitara para el set. Ahora solo me faltaba encontrar el maldito edificio perdido a las afueras de la ciudad.

Cuando por fin llegué me di de bruces con una casa de verano enorme, piscina y barbacoa incluidas. No podía ver mucho con las vallas de madera que rodeaban el camino hasta la entrada, pero me hacía una idea. Un chico pelirrojo con toda la pinta de staff me abrió la puerta:

–Buenos días. Tú debes de ser Mamo, ¿verdad?–asentí, aliviado porque no me tratara por mi nombre real–Sakai Mitsuki, director de fotografía.–me estechó la mano

–Mucho gusto.–

–Pasa por aquí, te enseñaré un poco la casa.–me dejó entrar–Ahora mismo estamos grabando una escena en el salón así que te rogaría que no hicieras mucho ruido.–

–Claro, sin problema.–

La distribución del piso de abajo era muy simple: un largo pasillo con habitaciones a los lados. Una enorme cocina con una isla en medio, un baño estilo japonés que haría las delicias de más de un fetichista y una habitación de matrimonio que probablemente nadie utilizaba para dormir. Cuarto de la lavandería y excusado por separado.

Moan in lavenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora