Epílogo

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Septiembre de 2019. Han pasado poco más de dos años desde la primera vez que puse un pie en la casa de grabación de Haru no Umi Productions, pero mi vida ha cambiado tanto que se siente como si hubieran sido diez. En resumen, esta historia comenzó con un Mamo (o sea, yo) que había perdido la fe en las relaciones y cuyo único objetivo en la vida era aumentar su lista de «actores guapos a los que me he tirado». Y aquí me tenéis ahora, de la mano de mi guapísimo novio y a las puertas de un maravilloso y romantiquísimo festival de cine. ¡Y no es X!


–Tierra llamando a Mamo...–Nozomi me sacó de mis ensoñaciones–¿Me estás escuchando?–


–Ah...sí...–sacudí la cabeza y me di cuenta de las miradas que nos estaban dedicando todos aquellos cinéfilos estirados, como si por llevar el pelo teñido y un par de piercings no tuviéramos derecho a entrada–Recuérdame qué hacemos aquí.–


–Ya sé que esto está lleno de idiotas.–lo dijo en voz alta, quería que le escucharan–Pero es la peli que ha dirigido Mikki, aguanta un poco.–


Mitsuki había dejado de trabajar en la industria del cine para adultos el pasado invierno, poco después de que su flamante y jovencísimo novio formara su propia empresa de producción cinematográfica. Yo no sé mucho de detrás de las cámaras, pero a juzgar por la magnitud del evento en el que va a ser proyectada su última obra supongo que les va bien.


Yo tampoco podía quejarme: después de mucho pensarlo Nozomi y yo habíamos comprado un nuevo apartamento para los cuatro (las perritas cuentan como hijas). Sé que para él aquella mudanza fue un proceso de depuración muy complicado y que su antiguo hogar guardaba muchos recuerdos, pero le veo tan feliz ahora que estoy totalmente seguro de que tomamos la decisión correcta. Por primera vez en mi vida siento que todo marcha como debe.


¡Incluso hemos probado eso de las citas dobles con Tsukasa y su mujer! Creo que ella me odia porque Haruki le cuenta barbaridades sobre mí, pero no se puede caer bien a todo el mundo. Oh, y cómo olvidarlo, Nozomi y yo nos hemos convertido en la pareja de oro de la compañía, los fans nos adoran.


Jódete Tomo.


–Venga, que ya vamos entrando, hay que guardarle un sitio a Tomo.–


Joder, lo he invocado.


–¿Va a venir?–


–Me ha dicho que sí.–


Tomo llevaba todo este tiempo de aventura por el mundo, así que no habíamos tenido muchas ocasiones de verle (y yo menos, porque tampoco es que seamos tan amigos), pero Nozomi y él se llamaban por teléfono asiduamente para ponerse al día. Hacía solo una semana desde que había vuelto a Japón de su último viaje, no sé cómo tenía ganas de venir a este sitio por compromiso en vez de quedarse en su casa. Claro que yo también recorrería cielo y tierra si Nozomi me estuviera guardando un sitio, a quién voy a engañar.


Nos sentamos en una de las filas centrales y estábamos bromeando sobre lo que haríamos al apagar las luces cuando Tomo entró a la sala. Yo no le veía desde hacía... ¿medio año tal vez? Tenía el pelo mucho más largo y lo llevaba recogido en la nuca como un samurái. Me pregunto si me quedaría bien ese estilo.

Moan in lavenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora