LOUIS
Louis abre la puerta de su departamento tan fuerte que golpea la pared y vuelve a cerrarse. Para ese momento, sin embargo, está revisando el cajón de porquerías frenéticamente en la cocina. Sabe que está allí, sabe por un hecho que la pescó fuera de la basura y la dejó en el cajón— ¡allí! Saca la tarjeta de negocios que le dio Zayn, doblada y manchada de té, pero todavía legible, y cuidadosamente la mete en su billetera. Mientras se mueve para cerrar el cajón, ve algo más en la esquina, casi escondido bajo cinta aislante y pilas usadas. Lo mira por un momento antes de cerrar el cajón.
Se asegura que el bowl de agua de Duchess esté lleno, haciéndose una nota mental de pedirle a Zayn que se pase para alimentarla. —No sé qué mierda estoy haciendo—le dice mientras ella pasa por entre sus piernas. Ella solo ronronea y se frota contra sus espinillas. —Sí, okay—dice, y pone la mochila sobre la mesa. Saca todo lo del trabajo —Dios, espera que Liam haya encontrado una forma de cubrirlo por largarse a mitad del puto día— y mete un hoodie, ropa interior extra, y un libro que agarra ciegamente de su estante.
Siente que necesita cosas, que necesita un plan, pero no puede pensar apropiadamente. Todo es abrumado por una sirena dentro de su cabeza que grita ve ve ve y está bastante seguro de que si no hace esto ahora no lo hará nunca. Agarra un puñado de barras de granola —¿cuándo mierda compró barras de granola?— y las mete en la mochila también, vagamente consciente de que tendrá hambre en algún punto. Respirando rápido y con sus manos temblando, cierra su mochila y mira su apartamento. Viendo que no hay nada más que deba llevarse, sale rápidamente, cerrando la puerta tras de sí.
Diez segundos más tarde, vuelve a entrar y camina directo hacia el cajón de la cocina. Lo abre bruscamente y mete el brillante objeto en el fondo, empujándolo en el bolsillo frontal de la mochila y cerrando el cajón antes de que cambie de opinión. Ahora está listo.
Es la una y quince, y el tren sale a las dos. Y estará en él.
Se lanza a su auto y acelera hacia la estación, violando al menos media docena de leyes de tránsito sin que le importe ninguna. Detiene su auto en el estacionamiento, casi cayendo al pavimento y tirando de su mochila afuera. Son las dos menos veinte cuando se detiene abruptamente al final de la fila para comprar el boleto, y hace lo posible para no gritarle a la jubilada contando sus monedas frente suyo que está en camino para el gran gesto romántico que ha estado esperando hacer toda su cagada vida y si por favor puede contar sus monedas más rápido.
Tan pronto como tiene su boleto sale volando de nuevo, casi derribando una pila de equipaje y a tres personas distintas en su corrida a la plataforma. Un hombre le grita algo, pero Louis no entiende lo que dice, porque todo lo que puede escuchar es a su corazón latiendo en sus oídos y sus pies sobre el piso de la estación y, sobre todo, la voz en los parlantes que le dice que se está quedando sin tiempo.
Llega al tren. No tiene aliento y puede haberse torcido el tobillo, pero llega al tren y se deja caer sobre un asiento que está afortunadamente rodeado por otros vacíos justo antes de que las puertas se cierren. No está seguro de poder lidiar con charla banal ahora mismo.
En ese momento de alivio, saca su teléfono, con el propósito de enviarle un mensaje a Zayn para pedirle que vaya a alimentar a Duchess esa noche. En su lugar, lo que sale es:
yendo a Londres, deséame suerte x.
Presiona enviar y bloquea su teléfono, su rodilla moviéndose sin parar mientras el tren avanza, dejando la estación. No puede mantener sus pensamientos juntos, sin embargo, y luego desbloquea su teléfono de nuevo para tipear otro mensaje.
Tu hombre valió la pena cada segundo xxxx
Louis apaga su teléfono después de eso, porque no puede lidiar con el contacto humano ahora mismo. Los paisajes campestres pasan como si estuvieran tan impacientes como Louis, como si estuviera empujando el tren lo más rápido que puede. Intenta leer su libro, intenta distraerse con el sudoku medio terminado en el periódico que encuentra metido entre los almohadones, pero no puede concentrarse. Es como que la sirena aún funciona en su cabeza, esa advertencia de que está quedándose sin tiempo, como que va a quedarse sin coraje en cualquier segundo y colapsar de nuevo en la persona que está cansado de ser. Pasa media hora observando de un lado a otro el pasillo, balanceándose ligeramente mientras pasan por una curva. Lo que sea para mantenerse en movimiento.
ESTÁS LEYENDO
These Inconvenient Fireworks [Traducción]
FanfictionAU donde nadie audiciona para X Factor pero los chicos eventualmente se encuentran de todos modos. Louis es un jodido bastardo dueño de una gata llamada Duchess, Harry es un idealista aspirante a fotógrafo/entrenador de fútbol de medio tiempo, Zayn...