These Inconvenient Fireworks [Traducción]

XVIII

ZAYN

Finalmente llegó. El día. El día de días.

Liam y Zayn van a dormir juntos esta noche.

Zayn había insistido en llevar las cosas lento, porque Liam es nuevo en todo esto de tener sexo con hombres, y no quería presionarlo, y quería ser un novio comprensivo —novio!!!!— y todo eso, pero han esperado por siempre y el día finalmente ha llegado.

Cree que Liam puede estar más entusiasmado que él, honestamente. No es como si no hubieran estado tonteando, descubriéndose el uno al otro, y Liam le ha estado diciendo por semanas que quiere ir más allá. Le ha estado insistiendo por semanas con que ya está listo, pero Zayn quería esperar a que pudiera hacerlo bien, dedicarle el tiempo que merece. El tiempo que Liam merece. Además, bueno, la idea de que Liam esté desesperado lo hace todo más ardiente.

Zayn tiene una increíble fuerza de voluntad cuando se trata de hacer cosas perfectas para Liam, pero está feliz de ya no tener que esperar. Este es el día. Lo decidieron la semana pasada, y Zayn se sintió un poco tonto por ponerle horario al sexo, pero tiene que admitir que es el momento correcto. Es viernes, ambos tienen todo el fin de semana libre, y Zayn incluso se fue un poco antes del trabajo para tener tiempo suficiente para acomodar su apartamento antes de que Liam llegue. Sabe que va a ser perfecto.

Así que naturalmente, Zayn está medio cayéndose de una escalera e intentando abrir el detector de humo de la pared con un destornillador cuando Liam entra. Liam se congela en el umbral, asimilando la escena. Hay media bolsa de pétalos de rosas guiando a la habitación de Zayn, pero la otra mitad aún está en la bolsa, la cual está derretida y echando humo desde donde una estratégicamente acomodada vela aromática le cayó encima. Pétalos de rosa y plástico quemados no huelen particularmente bien. El piso está húmedo de cuando Zayn entró en pánico y quiso apagar el fuego no con agua ni con un extintor, pero con el único líquido que tenía a mano: la botella de vino tinto que acababa de descorchar. Hay un débil humo enfermizamente dulce por todos lados.

—Sabes... —dice Liam, merodeando por la puerta, su boca torciéndose— ...que ya no tienes que hacer esto.

—Lo juro por Dios, esto no fue a propósito—le dice Zayn, volviendo a trabajar con el detector de humo—. Estaba, estaba nervioso por toda la cosa, y solo intentaba, intentaba preparar el ambiente. —Finalmente se las arregla para abrirlo y sacarle las baterías, y el dulce silencio inunda la habitación. Liam se muerde para no sonreír. —Había, había pétalos de rosa, y luego yo— velas, y tiré una y luego todo se prendió fuego—

—¿Estás bien?—pregunta Liam, interrumpiéndolo.

Zayn exhala, bajándose de la escalera. —Soy un idiota, ¿verdad?

—No, no lo eres—dice Liam.

—Sí, lo soy—dice Zayn, metiéndose las manos en los bolsillos—. Quería que todo fuese perfecto.

Zayn nunca entenderá qué son las cosas tontas que dice a veces que hacen a Liam iluminarse como el sol, como lo hace entonces. Supone que así es como sabe que las cosas no son mentira, porque parecen estar mutuamente asombrados por el otro y mutuamente sorprendidos por el hecho, lo cual le hace pensar que probablemente estén destinados el uno para el otro.

Lo que sea que sea, el rostro de Liam se disuelve en una afectuosa sonrisa y deja las llaves sobre la mesada y cruza la habitación hacia donde Zayn está parado.

—Es perfecto—dice Liam, acercando a Zayn por la cintura—. Todo lo que necesito es a ti.

De cualquier otro sonaría como una línea, pero de Liam es sincero, y Dios, eso nunca se pone viejo.