Valle agrietado

Capítulo 4: Regreso a la rutina

El último día que estuvimos en el pueblo no hicimos gran cosa, solo dormir y descansar para el primer día de instituto que nos esperaba al regresar. Llegamos sobre las ocho de la noche, cada uno se fue hacia su casa. Primer día de instituto y yo llegaba tarde, me crucé con Irene, una compañera de clase, no hubo palabras, solo corrimos para no llegar muy tarde. Después de correr como unos condenados descansamos un poco en la puerta, y acto seguido fuimos a clase, más que nada porque sonó la campana. Yo iba a la clase A, igual que Lucy, Luis e Irene, en cambio Esther, Ramon y Laura íban a la B, los cursos en mi instituto estaban divididos en dos grupos, el A y el B. El primer día fue como de costumbre, nada cambiaba, sonó la campana y todos fuimos al patio.

-  ¿Qué tal el primer día? - dije -  ¿Bien?

- Aburrido como siempre, pero bien - dijo Ramón.

- Normal, si es que... - dijo Lucy - esto del instituto no sé para que sirve la verdad.

- Pues para mantenernos ocupados - solté de la nada, se acercaron Irene y Sergio - mira, la parejita del año.

- No cambiarás nunca Marc - dijo Sergio.

- Él es así, y mejor que sea así - dijo Irene.

- Tienes razón - dijo Laura - por cierto, ¿Dónde están Esther y Luis?

- Comprando bebidas - dijo Lucy - pero creo que se traen algo entre manos.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Irene.

- A que hacen buena pareja y me da a mi que están juntos o algo, porque siempre van juntos a todos lados - dijo Lucy.

- Callad que llegan - dije yo -  y bueno, ¿Qué habéis hecho estas vacaciones?

- Pues... No gran cosa la verdad, hemos estado en la casa de playa de mi madre - dijo  Sergio.

- Ha sido divertido - dijo Irene - ¿Y vosotros? Por cierto, ¿Dónde está Saül?

- todos callados en ese momento hasta que habló Esther - Se ha mudado, creo.

- ¿Qué dices? ¿ Por qué? - preguntó Sergio.

- No lo sé, ¿Quién sabe? - dije.

- Entiendo, bueno nos vamos, adiós - dijo Irene.

- Adiós - dijimos todos.

- Bueno, mejor no decir nada respecto al tema de Saül, ¿No? - dijo Esther.

- Si, mejor - dije - más que nada para no montar un follón.

- Tienes razón, no sería bueno que la gente se enterara - dijo Laura.

Al cabo de veinte minutos se fueron Esther, Ramón, Laura y Luis, nos quedamos solos Lucy y yo. Después de unos minutos de silencio Lucy lo rompió.

- Marc... - dijo Lucy nerviosa - lo de que me...

- Si - le interrumpí - ¿Qué pasa?

- No lo digas a nadie por favor... No quiero que lo sepan.

- Tranquila, no diré nada.

- Es que ya que es imposible que yo...

- ¿Imposible? - dije con una sonrisa en la cara - No hay nada imposible, nunca pierdas la esperanza - me levanté y me fui a clase.

- Gracias... - susurró sin que pudiera oirlo.

Me fui sin oir esas últimas palabras, llegué a clase y me senté en mi mesa, soporté las dos últimas horas de clase y sonó la campana. Nos reunimos todos en la plaza donde nos conocimos por primera vez, también se unió al grupo dos chavales del instituto: Ivan, un chaval alocado y con ideas de bombero, iba a la clase B; y por último Vanesa, una chica tranquila e insegura que se deja llevar por la gente, iba a la clase A. Estábamos Lucy, Laura, Luis, Sergio, Vanesa, Ivan y yo.

- ¿Cuándo vendrán los demás? - preguntó Sergio.

- No vendrá nadie más - dije - están en sus casas.

 - ¿Y eso? - dijo Ivan -  Será muy divertido.

- Por cierto, ¿Qué haremos? - preguntó Vanesa.

- A mi me da igual la verdad - dijo Lucy.

- Pues a mi me gustaría ir al bar que han abierto hace poco - dijo Laura.

- ¿Qué haremos ahí? - preguntó Sergio.

- Pillarnos una borrachera de tarde - dijo Ivan riendo.

- Calla anda - dije yo - eso es penoso.

- Pues a tomarnos una copa y hablar, nada en especial, creo... - dijo Vanesa.

- Cálmate Vanesa, no estés nerviosa - dijo Luis - bueno, ¿Qué hacemos, nos quedamos de charla?

- Tienes razón, vamos anda - dijo Laura.

Después de esta conversación nos fuimos al bar que acababan de inaugurar en la ciudad, el "City Place". Todo fue sobre ruedas, la tarde fue efímera pero me lo pasé muy bien, y los demás igual. Decidimos que ese bar era nuestro proximo lugar de encuentro. Lucy se había pasado un poco al beber así que no podía andar bien y tuve que ayudarla, yo me preocupaba por ella, aún que ella no lo supiera ella a mi me gustaba y me gustaría tener una relación con ella, pero no estaba preparado aún para esto, así que quería esperar. Íbamos todos juntos cuando de repente se escuchó un contenedor caer al suelo.