La pelea comenzó con un ataque directo por parte de cura, utilizé la espada como escudo y paré el golpe. Mientras estaba peleando con él, no paraba de echarle un ojo a Lucy, sólo para ver que no le pasaba nada, eso me dificultaba la pelea, pero podía manejar la situación. Llegó un punto de la batalla que, no sé porque, el cura empezó a volverse rojo, su piel se iba volviendo rojiza. En la piel tenía un mensaje raro, escrito en un idioma desconocido para mi. Sus golpes eran más poderosos, me costaba mucho más pararlos, pero lo que me mantenía firme en la batalla era Lucy, la estaba protegiendo, ese era el motivo por el cual peleaba, para portegerla de un infierno.
- Prepárate - dijo el cura - ahora te irás al inframundo, pecador.
- Lo tienes claro - dije preparándome para atacar - yo de aquí no me muevo hasta resolver el misterio.
- ¿Qué misterio? - pregunto el cura - ¿El de la marca? Es fácil, no tiene ningún misterio.
- No me escondas la verdad y ven de frente como un... ¿Qué eres?
- No lo sabrás nunca - dijo el cura - yo no quiero hacer esto, pero debo hacerlo - se abalanzó contra mi, apuntando con su espada a mi pecho.
- Dejé caer mi espada y cogí la suya con las dos manos, la paré en seco - Dije que no me movería de aquí, ¿Verdad? - se apartó.
- Está bien, tú lo has querido - dijo el cura, puso una pose extraña y empezó a rodearle una aura roja - te atacaré con todo lo que tengo - me lanzó una ráfaga de aire y , acto seguido, su arma era como un lanzallamas.
- ¡Mierda...! - puse mi espada en diagonal para intentar evitar el golpe, pero no me hizo falta, un escudo azul se hizo de la nada y apagó las llamas - ¿Qué ha... Pasado?
En ese momento apareció la chica del bar y su brazo se convirtió en una espada, atacó al cura. Él se sorprendió.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó el cura.
- Soy la protectora, ¿Recuerdas? - dijo la chica - Estoy haciendo mi trabajo.
- Ya sabe protegerse solo - dijo el cura - ¿Lo acabas de ver, no?
- No ha sido él - dijo la chica - han sido sus ganas de proteger a la chica.
- ¿Cómo...? - pregunté yo - ¿Quién eres...?
- Las explicaciones para más tarde, ¿Vale? - dijo la chica - coge a la chica y vete.
- No dejaré que... - la chica se pusó en frente del cura - Sal de mi camino.
- No, es mi protegido, ¿Sabes?
En ese momento yo ya estaba a dos calles de ellos, sin nungún peligro, a salvo. Al cabo de diez minutos apareció la chica, estaba con la ropa un poco desgarrada.
- ¿Qué te ha... Pasado? - pregunté - ¿Estás bien?
- Si, tranquilo - dijo la chica - por cierto, me llamo Sandra.
- Pues... Gracias, Sandra, de verdad - dije.
- No hay de que, ¿La chica está bien?
- ¿Lucy? Si, está bien, sólo está inconsciente, nada más.
- Ese escudo de antes... ¿Lo has hecho tú?
- No, que yo sepa no.
- Está bien, entonces tiene que haber sido alguien... - dijo Sandra - Ya descubriré quien es.
- Por cierto, ¿Quién eres?
- Soy la protectora, mi trabajo es proteger a los marcados, pero tú... Creo que tienes dos.
- ¿Dos protectores?
- Sí, yo y otro.
- ¿Y... El otro quién es?
- No lo sé, dejémoslo, ya saldrá.
- Lucy despertó - ¿Dónde estoy? - preguntó ella.
- Estás en un sueño, ahora irás a tu casa y despertarás - dije yo - no te preocupes, no ha pasado nada.
- Marc... ¿Por qué te fuiste? - dijo mientras se dormía - Quédate conmigo...
Después de esas palabras salidas de sus labios me callé, la llevamos a su casa y luego, Sandra, se desvaneció con un: "Mi trabajo ha terminado, adiós". No pude parar de pensar en esa frase, estaban en mi cabeza. Esa noche no dormí nada.
Esa noche, en la iglesia había más problemas de los normales.
- ¡¿Cómo que no has podido encargarte de ella?! - dijo Nacero enfadado.
- Apareció ella, no sabía que iba ha aparecer... - dijo el cura con tono de resignación.
- ¿La protectora? - dijo Nacero sorprendido - No puede ser... La enviamos a un mundo paralelo.
- Ya, pero tiene pinta de que se ha escapado de ese mundo.
- ¿Cómo? Era una fortaleza, no se podía escapar de ahí dentro.
- No lo sé, pero no creo que vuelva ha aparecer.
- Bueno, la próxima vez hazlo rápido.
- Y, Nacero, hay una cosa que me tiene intrigado.
- ¿Qué cosa?
- Que ese chaval le cubría un escudo, no era suyo y tampoco de la protectora.
- No, no puede ser.
- ¿Qué pasa?
- No creo que sea eso, pero... Puede que sea él.
- ¿Te refieres a...?
- Si, él.
- Pero si está muerto, lo matamos.
- Bueno, ya veremos que pasa.
Las luces se apagaron. No se escuchó nada más, sólo gritos de dolor y de sufrimiento.
Llegó la mañana siguiente, estaba aún confuso por las palabras de Lucy, me levanté y, como no tenía nada interesante que hacer, me quedé en casa limpiando, practicando con las espadas y jugando con Lucius. Esther seguía dormida, y no la desperté poque estaba adorable, de hecho, me dió su morbo. "Si, estoy enfermo" pensé en mi interior.
Eran las tres de la tarde y, por fín, Esther se despertó. Le hice el desayuno y nos fuimos a dar una vuelta por el barrio.
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Valle agrietado
Tajemnica / ThrillerEn una plaza de una ciudad cualquiera un grupo de conocidos deciden ir en busca de tranquilidad a un pueblo alejado de la ciudad durante las vacaciones. Una vez han llegado al pueblo y se han instalado en el hotel se van al bosque y se pierden. Desp...