Capítulo 8: La interrupción

10 1 0
                                    

- ¿Empezamos? - pregunté con impaciencia.

- No, no quiero pelear.

- Entonces... ¿Por qué me has retado?

- Porque me obligaban, esas espadas llevan veneno en su filo, si te cortas con ellas te envenenas el cuerpo.

- Era eso, y entonces dime, ¿Por qué demonios haces caso de lo que te dicen?

- Estaba desesperado... No sabía que hacer, sólo quería vengarme.

- Oye, de verdad lo siento si te molesta que salga con ella pero...

- Me molesta, pero piensa que es lo mejor para ella - dijo - cuídala bien.

- ¿Amigos? - le tendí mi mano.

- Amigos - me tendió la mano.

- Oye, ¿Me podrías decir quién te ha obligado a esto?

- Pues... Ellos son... - alguien lanzó un cuchillo y se lo clavó en el pecho - ¿Por qu...? - se desmayó.

-¿Dónde estás cabrón? - grité.

- Donde no puedas verme...  - la voz se desvaneció.

Me quedé muy intrigado, pero no tenía tiempo para eso, tenía que llevar a Alberto al hospital. Llamé a una ambulancia. Tradaron unos diez minutos, me monté de acompañante. Asistí a la muerte de Alberto.

- Marc... - me dijo en un tono muy bajito.

- No te fuerces la voz - dije preocupado.

- Gracias por todo Marc... - dijo tosiendo -  Cuídala bien...

- ¡No mueras! ¡No te rindas! - grité dentro de la ambulancia.

- Me alegro de haber sido tu amigo... Aúnque sólo haya sido unos minutos...

- ¡No te rindas!

- Y otra cosa, quédate con las espadas... Que no las cojan ellos...

- ¡Alberto! - grité con lágrimas en los ojos.

Se esuchó el pitido de la maquina, Alberto murió. Hice lo que me dijo, me llevé las espadas a casa y las escondí en mi cuarto. Ya lo que hice después fue descansar y nada más. Sobre las siete o así me llamó Lucy al timbre de mi casa. La invité a pasar y fuimos a mi cuarto.

- ¿Qué pasa Lucy? - preguntéintrigado - ¿Cómo es que estás aquí tan temprano?

- Nada en especial, saber si estás mejor.

- Tranquila, estoy bien, de verdad.

- No quiero que estés triste.

- No lo estoy Lucy - ya era hora de irse al instituto - ¿No sería mejor que fueramos yendo al instituto?

- Si, vamos.

No llegamos tarde al instituto por los pelos. Las dos primeras horas se hicieron muy cortas, pero la última antes de patio se hizo eterna. Por fín suena la campana. Fui a por mi refresco y allí estaban Irene y Sergio dándose el lote, no hice caso. Bajé las escaleras y fui al patio. Allí estaban todos.

- Buenas - dijo Laura alegre - ¿Estás mejor?

- Sí... Tranquilos - dije - hay que ser feliz.

- Ese es nuestro Marc - dijo Luis.

- Es normal que estés así - dijo Lucy mientras me abrazaba - no dejarémos que pierdas tu sonrisa.

- Gracias chicos, de verdad... - dije emocionado.

-  Ese chico fresa... Estamos auí aúnque no lo parezca - dijo Esther.

- Se acerca alguien - dijo Ramón.

Ramón tenía razón, venían los amigos de Alberto. Sólo me hablaba uno, ese tenía muchas agallas.

- Tú chaval - dijo uno de ellos - ¿Qué le has hecho a Alberto?

- Nada, yo nada - dije sin mirarle.

- No cuela, ayer tuvisteis un combate de espadas. ¡¿Qué le has hecho?!

- Mira niño, déjame en paz - dije con un poco de mal humor.

- No es mi culpa que tu madre no te quiera - dijo vacilando.

- le miré con toda mi rabia en los ojos - ¿Qué has dicho?

- Pues lo que oyes, ¿Te lo repito? - vaciló - Que tu madre no... - le empotré contra la pared.

- Vuelves a mencionar algo de mi madre y no soy responsable de lo que pueda pasar.

- ¿Crees que con eso me darás miedo?

- No, sólo aviso.

Le pegué un puñetazo en el estómago y se fue al suelo, vinieron sus amigos y se lo llevaron. Se acercó Esther y los demás.

- ¿Sabes qué ese era el hijo del director verdad?

- Si Esther, lo sé - dije - perdón, ha sido instinto.

- Debes controlarte Marc - dijo Ramón.

- Lo sé... Perdón, la proxima vez pensaré más.

Sonó la campana para subir, todos fuimos a clase. Se me acerca Lucy.

- Contrólate más, ¿Vale? - dijo Lucy.

- Está bien... Lo intentaré - dije - por cierto, ¿Te apetece estar está tarde en mi casa en ve de ir a pasear? Es que hoy quiero estar en casa...

- Claro, estaré contigo, ¿Qué más quiero? - me da un beso en la mejilla.

- Río - Anda vamos - dije - que llegaremos tarde.

Lo de quedar con ella en mi casa lo hice porque quería estar solo con ella en mi habitación. Ella iba con unoas mayas negras, una camisa negra de manga larga y una chaqueta encima. Subindo las escaleras le miro el culo, sin que se de cuenta. Por el pasillo antes de llegar a clase la miro de arriba abajo, me pilla.

-¿Te gusta lo que ves? - dice riendo.

- ¿Lo dudas? - rió.

En ese momento nos comemos los morros. Pasan diez minutos sin darnos cuenta. Entramos a clase y no estaba la profesora, resulta que estaba enferma. Eso me molestó un poco, porque podría haber estado más rato fuera con Lucy. Se acaban las clases, por fín. Llegamos a mi casa y nos fuimos a mi cuarto, ella se quita la chaqueta.

- ¿Quieres algo de comer? - dije - ¿O de beber?

- No, gracias - dijo -  ven y siéntate.

- Me siento - Dime, ¿Que...?

Me besó, se tumbó en la cama y yo en cima. Le quite la camisa y el sotén, ella me quitó la camisa. Nos seguiamos besando desenfrenadamente, ella se quitó las mayas y yo los pantalones. Los dos estábamos en ropa interior. La emoción subía cada vez más, y no era lo único que subía. Voy a coger el preservativo que tengo en la mesita, al lado de la cama. Me lo pongo y ella se queda completamente desnuda. Llaman a la puerta, ¡¿Quién será el que me interrumpe?! Bajo y es el cartero, tenía un paquete para mi, me lo da y subo. Llego a mi habitación y veo a Lucy vistiendose.

- ¿No segui..? - digo mientras pienso: "¡ME CAGO EN EL PUTO CARTERO!"

- No, otro día, ¿Vale?

- Bueno, da igual, no pasa nada - digo mientras pienso: "¡¿Por qué a mi?!"

- De verdad, lo siento cariño... 

- No pasa nada tranqiula - dije riendo.

Después de eso estuvimos un rato abrazados viendo una película. Hasta que Lucy se decidió ha hablar.

- ¿Puedo preguntarte algo? - dijo Lucy.

- Si, dime.

¿Me podrías explicar tu historia? Es decir, tu infancia y esas cosas.

- No suelo hablar de esas cosas... Pero vale.

Valle agrietadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora