Capítulo 4

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(Narra Daniella)

El pasar de los días fue rápido, había llegado él día en que mi padres se irían a España y me quedaría 2 semanas “sola". La idea no me molestaba en lo absoluto, porque sabia perfectamente que mi ahora novia estaría allí conmigo y Yessi.

—Daniella, ya sabes...— dijo mientras me abrazaba fuerte.—Nada de fiestas y usa condón por favor.

—Mamá, por dios. —exclamé sonrojada ante ese comentario.

—Como si no fuese a pasar.—Dijo entre diente.

—Perdón?

—Dije que espero que no pase, aunque si pasa no hay Problema—Dijo para terminar de sonrojarme.

—Tus hormonas son insoportables, papá me explicas como sigues con ella?—trate de sonar enojada.

—Sencillo, la amo y eso incluye todo lo que a ella se refiera.—Dijo sonriente mi padre mientras se acercaba a ella y dejaba un beso en su frente.

—Ay cariño, Por eso sigo enamorada de ti y tu romanticismo— dijo para luego besarlo.

—Uoh, vomito arco iris. —Dije en broma mientras veía la escena.

—Daniella.— ambos me llamaron la atención.

—Lo siento— me acerque a ellos para abrazarlos.—Los amo mucho y los extrañare tanto.—Confesé reteniendo mis lágrimas.

—Bebe, solo serán unas semanas. Y además te llamaremos a cada rato.— comento mi madre y mas fuerte los abrace. En ese momento anunciaron que abordaran su vuelo.

—Te amamos bebe.

—Y yo a ustedes.

—Recuerda que nada es imposible, quita ese no puedo de tu mente y pon yo si puedo.—soltó su maleta y me abrazó. —También recuerda que no importa cual sea tu reto, tu puedes con eso y con mas. Para eso te preparé y estoy orgulloso de ti, mi damita.— escuche unos solloz, alce la vista y vi a mi madre llorando. Abrace a papá tan fuerte y solté las lágrimas.

—Te amo papá.

—Te amo Damita.

—Los amo, tanto chicos.

Bastaron esas palabras para unirnos en un abrazo, ellos me soltaron y caminaron al pasillo. Sabían que si me decían algo mas no los dejaría irse y era porque jamas se habían separado de mí. Camine hacia afuera del aeropuerto donde me esperaba Yessica, en estos días mi padre habló con ella; sobre mi situación y ella accedió a cuidar de mi. Lo más extraño que mi papa, recurriera a ella y ni siquiera habíamos compartido Tanto, como para decir que nos conocíamos. Entre al auto sin decir una sola palabra en cambio mis lágrimas salían y con ella pequeños suspiros.

—Se lo que se siente.—Dijo ella mientras cambiaba de velocidad.—Pero todo va a estar bien, digo yo te daré tu espacio pero con ciertas reglas señorita.— me dedico una sonrisa que transmitía cierta confianza.

— Cuales?— pregunté mientras limpiaba él rastro de las lágrimas.

—Nada de fiestas, alcohol o salidas después de las 8 de la noche.— Frenó ante él semáforo al frente.— Si tu novia va a visitarte, la puerta de tu cuarto abierta— Me miró — A las 6 salimos de trote, sin excusa. En las tardes trabajaremos dominio de balón y tu harás tus tareas. Estás de acuerdo?—Preguntó.

—Estoy de acuerdo pero con un anexo —Dije sonriendo ante lo que pediría para aceptar eso.

—Dime pequeña.

—Que me lleves a la playa— le dije.

—Dios— me dijo para luego carcajearse en mi cara.

—No le veo la gracia— le respondí cruzando mis brazos y alzando mi ceja derecha.

La Dama Del FútbolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora