30 Días OTP Challenge~ [+18]

Día 10: En Cuatro.

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De camino a casa en el auto de Ryuga, Kyoya conversaba muy animadamente con la individua de cabello castañoen el asiento trasero. Hace unas horas, Emma había pedido el favor a ambos hombres de poder llevarla a su casa, a lo cual ellos no se negaron.

Las palabras se mezclaban con la fuerte lluvia que golpeaba la ventana, pues en realidad los únicos que hablando eran la chica y el peliverde, Ryuga se dedicaba a escuchar y a reír de vez en cuando junto a ellos, mientras una de sus manos permanecia unida en la mayor parte del tiempo con una de Kyoya.

- Nuevamente, siento las molestias Kyoya-san, Hyoma no pudo venir a buscarme hoy, dijo que tenía algo importante que hacer en la universidad- dijo la castaña jugando con su cabello, haciendo pequeños rizos en su cabello ya con ondas asentuadas, no había cambiado nada, seguía siendo la misma chica tímida y atenta de siempre.

-No debes de tener vergüenza de pedirnos eso, a nosotros no nos pesa nada traerte a casa- vió fugazmente a su amado, recibiendo una ligera sonrisa y un pequeño apretón en su mano como respuesta-...Ahora que lo recuerdo, Ryuga nunca fue a la universidad, comenzó a trabajar directamente en la empresa después de la muerte de Doji- se quedó pensando unos segundos.

-Tampoco es como que haya tenido mucha oportunidad o haya querido hacerlo, no había quien estuviera a cargo de la empresa, soy hijo único y debía de comenzar a familiarizarme con ella desde temprano- habló de forma calmada el albino sin despegar su vista de la carretera.

-¿Cómo se encuentra Hyoma? ¿Aun trata escabullirse en la empresa?- Preguntó el peliverde, Ryuga lo miró rápidamente, poniéndose serio- Fue entretenido la última vez.

-Recuerdo que la última vez quiso entrar e ir a verte a la fuerza, hice lo posible por lograr que no lo hiciera para que los guardias no lo cargaran a la salida luego, Kyoya-san- confesó apenada la chica, pero algo divertida también.

-No te preocupes, no me molesta si sólo es a saludar, muchos problemas hemos tenido para que me obligue a hacer algo de lo que me arrepienta- sintió otro apretón en su mano, miró a Ryuga, quien tenía una mirada extraña en sus ojos sin mirarlo siquiera, celos, estaba seguro de eso, por lo que sonrió ligeramente.

-Bueno, es aquí. Realmente les agradezco mucho traerme- se colocó la capucha de su chaqueta color verde lima y tomó un paraguas- Nos vemos mañana, Ryuga-san, Kyoya-san- dicho esto, bajó del auto y corrió a la puerta de su casa.

El silencio reinó en el auto ahora en movimiento, Kyoya miraba por la ventana acariando de vez en cuando con su pulgar la mano fría de Ryuga, éste aprovechaba cada momento para volver a verlo discretamente, aun enojado, no podía negar que se veía realmente hermoso su rostro en contraste con la ventana lluviosa y el clima frío.

-¿Qué tanto miras?- se quejó en una leve risa el peliverde, haciendo apartar la vista.

-Que eres realmente hermoso- dijo sin pena alguna, logrando colorar las mejillas del mayor, quien se acomodó el cabello detrás de la oreja y se descubrió el rostro, sin embargo segundos después el mechón volvió a su lugar. Volvió a mirar a Ryuga cuando esté tomó uno de los mechones de su cabello en una luz roja, lo acarició levemente viéndolo con atención, notandolo mucho más largo que hace más de dos años cuando se conocieron- ¿Te estás dejando crecer el cabello?- preguntó en un murmullo, Kyoya se sonrojó otro poco, asintiendo con la cabeza y volviendo a recostarse en el vídrio de la puerta abrazando sus piernas por el frío.

-Aunque... Sólo no he querido cortarlo, es todo.

-Se te ve lindo... Me gusta así.

-Basta de alagos, es vergonzoso- se encogió más en si mismo, logrando sacar una sonrisa divertida en el albino.