Día 12: Contra la pared [Puerta]

238 10 16
                                    


.

.

.

.

-Coloca tus manos ahí... Y quédate quieto- ordenó el menor. Kyoya sólo respiró con fuerza acatando la orden, ya demasiado excitado para detenerlo, lo deseaba, quería hacerlo, quería tenerlo ya, sentir su calor contra su cuerpo y escuchar el gruñir excitado que tanto le encantaba, pero...No en el trabajo, no quería, no debían.

-No puedes... esperar a llegar a casa, o al menos no pudiste haber hecho esto allá...- murmuró, pegando su frente a la puerta de la oficina, avergonzado, habían hecho tantas cosas en ese lugar que ya podría llamarlo casa, sin problema alguno.

-Imposible... Me gusta mucho la idea de hacerlo aquí- se lamió las labios, agachado en el suelo con el dulce trasero de su amado frente a su rostro, al descubierto, previamente desnudado. Tomó ambas "mejillas" y las sobó son fuerzas, abriéndose y haciendas rebotar, golpeandolas levemente con la palma de su mano- Me encantas...- dijo con voz ronca, apretando un poco más, notando como la piel se volvía ligeramente roja, era lo que le encantaba de la piel de Kyoya, era tan fácil de marcar.

Llevó su boca en medio de tus piernas y dió una gran lamida sobre ese pequeño agujero rosáceo, que a pesar de tanta veces que lo ha profanado sigue conservando su forma estrecha. Kyoya tembló con creces, sensible hasta la coronilla, los juegos previos siempre lo había perder la cabeza, y su sensibilidad se elevaba bastante. Sin esperar un segundo, Ryuga abrió sus nalgas y adentro su rostro en ellas mientras sostenía con fuerza sus caderas, mordiéndo y chupando, adentrando su lengua en su entrada, entretenido con sentir el constante temblor de las piernas del mayor. Los ligeros jadeos no se hicieron escuchar, un lloriqueo casi inaudible, pero realmente bello.

Sobaba las piernas torneadas lentamente, desde las rodillas, subiendo de una forma casi imperceptible hasta los muslos temblorosos hasta llegar a las caderas y luego a los glúteos, acariandolo sin separarse del beso negro. El hilo de saliva que bajaba por la barbilla de Kyoya terminó goteando hasta llegar al suelo, a nadie le importó.

Haber llegado mucho antes que todos nunca había sido tan bueno.

Al sentir los dedos de Ryuga que acompañaban a su lengua mordió su labio inferior con fuerza, y al sentir como llevó su otra mano hasta su miembro para envolverlo​ y acariciarlo en el mismo sentido que sus dedos lo estaba haciendo olvidarse de que estaba en el trabajo, y por muy temprano que fuera, debía bajar la voz.

-R-Ryu...N-No puedo, mis pier-nas- jadeaba desesperado, sus piernas fallaban, temblaban demasiado y no podía mantenerse de pie más tiempo.

-¿No puedes soportarlo?- murmuró con burla, volviendo a morder una de esas hermosas masas de carne, marcandola con una horrible mancha roja casi de un tono violeta, pero como le encantaba verlas así.

-N-No... No Puedo- dijo rápidamente, Ryuga se levantó, colocando sus manos a cada lado de sus caderas y mantenerlo levantado, llevó su boca a la oreja derecha, lamiendo toda su longitud.

-Dime lo que quieres...- ordenó, frotando su entrepierna despierta y descubierta entre las nalgas de su amado, el labio inferior de Kyoya tembló violentamente, rasguñando sin querer la puerta.

-Quiero que t-te detengas...- jadeó, encogiéndose en si mismo, no se escuchó nada durando unos tres segundos, hasta que la risa ronca de Ryuga sobre su oreja lo cortó.

-Tu no quieres eso...- la sonrisa en su rostro no desaparecía, y Kyoya lo sabía, río un poco también, ni el mismo se engañaba, sus palabras fueron una total mentira.

30 Días OTP Challenge~ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora