Día 1: Abrazo.

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Había días en la empresa, en donde sinceramente uno se daba cuenta de que tenían una clase de deseo oculto, de quemar todo al rededor.

Eso era lo que Ryuga sentía en ese preciso momento...

Esa clase de días tan llenos de trabajo, responsabilidades y demás, eran los que lo sacaba de quicio de una forma tan letal, que nadie podría salvarse.

Nadie excepto Kyoya.

El peliverde tecleaba tranquilamente en su computador, sus dedos se movían con agilidad mientras escribia un e-mail, a su lado, en la pared a sus espaldas se encontraba la inmensa puerta de la oficina de su jefe-prometido, a la cual hace como cinco minutos había entrado uno de los posibles nuevos empleados de la empresa. Kyoya suspiró con pesadez sabiendo que lo debía estar pasando mal. Paró de escribir y vio en su mano izquierda el anillo que ya hace más de seis meses adornaba su dedo anular, sonrió ligeramente, recordando lo orgulloso que Ryuga de veía al decir frentev a todos los empleados que iban a casarse, que él era suyo y quién no estuviera de acuerdo, o los molestara a alguno de los dos, sería despedido inmediatamente, -y vaya que con el buen rendimiento de la empresa, el perder un puesto con tal grata cantidad de préstamos era estúpido- pero bueno, una amenaza tan infantil e impulsiva como sólo Ryuga podía serlo. Volteó al escuchar la puerta a sus espaldas abrirse y sacarlo de sus pensamientos, se acomodó los lentes antes de hablar.

-¿Cómo le fue en...?- se calló, la persona que había salido corriendo ignoró sus palabras y salió del lugar prácticamente llorando. Volvió a suspirar, era ya el tercero que literalmente salía espantado de ahí. Ya veía venir algunas denuncias o por lo menos una advertencia de algún poder judicial. Escuchó un pitido en el teléfono de su escritorio, vio una luz roja parpadear, apretó un botón y de ahí salió una voz.

-Ven aquí, Ahora- la dureza de la voz que Ryuga había usado para llamarlo hubiera inquietado a cualquier, sin embargo, Kyoya ya estaba prevenido, no era la primera vez que pasaba algo como eso y seguramente tampoco sería la última en que el estés del trabaja consumía completamente al albino.

-Voy...- respondió sin dudar. Se levantó, se acomodó la ropa por pura costumbre, y caminó hacia la puerta abiendola sin tocar. La mirada fria de Ryuga lo recibió, mientras él sólo permanecía neutral cerrando la puerta con sutileza.

-¿Por qué sigues enviándome a unos buenos para nada? Van a volverme loco en serio, no puedo...- Ryuga continuó quejándose, mientras Kyoya caminaba tranquilamente hacia donde él estaba. Kyoya lo conocí muy bien, más que él mismo tal vez, y sabía qué era lo que podía calmar en situaciones como esas. Llegó a su escritorio, lo rodeó a paso lento, con sus manos detrás de la espalda mientras tarareaba la primera canción que se le vino a la mente. Ryuga lo vio atentamente, aún con el ceño fruncido, cuando el mayor llegó a su lado giró la silla para poder tenerlo de frente, lo miró a los ojos tratando de buscar en sus pensamientos que estaba pensando, algo casi inútil en una situación normal- ¿Estás escuchando?- gruñó de nuevo. Kyoya se subió a su silla, poniendo sus piernas a cada lado del cuerpo del albino, se sentó en su regazo y con cierta brusquedad atrajó a Ryuga hacia su pecho y lo abrazó con esmero. Ryuga, a regañadientes, se dejó abrazar.

-Esta bien...- susurró Kyoya mientras acariciaba con tranquilidad las hedras blancas de su amado, peinandolo hacia atrás y haciendo mimos, eventualmente, Ryuga correspondiendo, colocamos sus manos a cada lado de la cintura del mayor y cerrando sus ojos lentamente, respirando con calma- ¿Mejor?- preguntó Kyoya aún en susurros para no romper el buen ambiente que se había formado en el lugar.

-Mucho mejor...- se aferró más a su cintura y se quedaron así unos segundos más, antes de separarse Kyoya llevó sus labios a la frente del menor, depositando un pequeño beso en esta. Caminó nuevamente hacia la puerta inmensa sin mirar a atrás, sólo antes de salir, sonriéndole así a un Ryuga mucho más tranquilo.

Salió por fin, alisando las arrugas en su camisa color azul cielo, y se sentó en la villa de su escritorio nuevamente, a ver si así deja de ver salir a podres hombres y mujeres que no tiene la culpa para pagar las rabiatas de su prometido.

-¡Siguiente!- al decir eso, una mujer de unos venti y tantos entró en su oficina, vio su pronunciado escote y su cabello negros totalmente liso, sus ojos azules eran bastante hermosos- Bienvenida...- saludó con una sinrisa forzada, definitivamente deseaba que ella no quedará ni siquiera en los "Tal vez" sería un completo fastidio tenerla cerca con lo casanavo que fue el albino, o al menos eso quería pensar.

-Buena tardes, mi nombre es Teresa.

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HOLAS!!!! 😍😍😍

Oh dios, estoy tan emocionada de subir esto :'v

Bueno, aquí el primero día de el reto, espero que les haya gustado 😳

Hoy es domingo, así que el domingo de la semana que viene tiene "Beso" que es el segundo "día" xD

Por si no se dieron cuenta, La tal "Teresa" será una clase de problema en la relación de Kyoya y Ryuga, sólo para hacerlo más interesante 😏

Como les dije al principio, seran algo cortos los caps, unos más que otros, aún así espero que les guste :'v

Bueno, les agradezco mucho el leer, espero voten y comenten 😊

Nos leemos en una semana :D

Nos vemos >wo

Besos <3

30 Días OTP Challenge~ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora