Día 4: Chupón.

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— Quiero matarte en serio...— gruñó, acomodándose el cabello por el cuello para que no se viera esa marca tan visible en la nuca, la cual la camisa y el traje no podían tapar.

—En tus sueños estabas disfrutándolo mucho...— se burló mientras se colocaba una corbata, ya al fin había aprendido a atarsela por su cuenta. Esquivó casi por suerte un zapato que el peliverde le lanzó, pero no esquivó el golpe que le dió al pasar por su lado para buscar el objecto.

—Aun no puedo​ crees lo que me dices, si no es por que me levanté con dolor de culo y las piernas pegajosas pensaría que me estabas haciendo una mala broma— se acomodó el también la corbata en su cuello y termino de colocarse los zapatos.

—Uy~ ¿y con esa boca me besas a mi? Muy mal.

— Eres realmente extraño... Pudiste hacerme despertado al menos, no eres el único que necesita desahogarse...

—¿Y abstenerme a saber qué clase de cosas adorables hacías mientras te tomaba dormido? Jamás— esquivó otro objeto que fue lanzado hacia su persona, soltando una risa después.

—Egoísta...

—Míralo desde otro ángulo, ya no debes de recompensarme por nada debido el favor que te hice ayer. Y que conste, salí bastante tarde gracias a eso, no sabías que tenías tanto trabajo acumulado— se acarició la nuca y movió el cuello para hacerlo crujir, al final​ Kyoya había despertado sobre de él de la una forma no muy cómoda para el albino y apenas había podido moverse, pero valió la pena después de lo que había hecho. Un precio justo, tal vez.

—Cállate y vámonos, ya me estoy arrepintiendo ser bueno contigo y haberte dejado dormir un poco más esta vez...

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Ya en la empresa, a pensar de tener el cabello lo suficiente largo para cubrir la gran marca de los dientes de Ryuga en la zona, además de otras más no tan visibles, estaba nervioso, jalaba su cabello y lo acomodaba cada vez que recordaba su situación, muchas personas entraban siempre a su oficina a si sea a preguntar sobre cualquier estupidez, saludarlo y darle algo que el solicitó, todo fue igual, pero con la diferencia de que nunca había tenía una marca tan notoria en un lugar tan revelador, normalmente no dejaba a Ryuga hacerlas, o no en lugares tan visibles, pero como estaba inconsciente no tuvo nada que ver en ese asunto.

—¿Qué sucede?— preguntó mediante el comunicador después de escuchar un corto pitido.

—¿Me traes un café? Creo que aun estoy medio dormido...

— Enseguida— cortó la llamada y se levantó sin decir nada en busca de lo pedido.

Ryuga estaba en su oficina trascribiendo unas cosas de unos papeles a la computadora, dejó de hacerlo por unos segundos para llevar su mano derecha al puente de su nariz y acariciándolo, estaba cansado, quería dormir y eso que lo había hecho como un bebé aunque haya tenido a Kyoya sobre él.

Al ver a Kyoya entrar se le iluminó la mirada, dejó todo de lado y esperó a que llegara al escritorio para que le entregara el café que pidió, tal como sabía que le gustaba, con algo de leche y tres de azúcar. Analizó al hombre de pies a cabeza, su cabello estaba todo hacia adelante dejándolo caer sobre sus hombros, evidentemente para tapar la marca que había antes, esto en cierta forma lo molesto, pues a él no le importaba que la gente pensara mal al enterarse de que tenían sexo, él quería que todos supieran que él y solo él era quien tenía el control total del cuerpo de Kyoya, que se pertenecían el uno al otro.

30 Días OTP Challenge~ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora