Prólogo.

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Harry Potter detesta llamar la atención, detesta cuando la gente le mira demasiado, es incómodo y abrumador. No es que Harry sea tímido o cohibido, al contrario, le es fácil entablar una conversación y hacer amigos, simplemente no puede soportar el hecho de mantener la atención de la gente sobre él. Le parece sumamente agobiante ser el centro de los chismes o de los rumores, odia fervientemente que hablen sobre él, sin importar que sea algo bueno o algo malo, para él no hay diferencia entre: "¿Escuchaste que Harry Potter comenzó a salir con Cho Chang?" y "El swing de Potter durante el partido del viernes fue fantástico".

Por eso, cuando su madre le anunció que se mudarían a inicios de su sexto año de la escuela secundaria no pudo más que pensar en lo mucho que iba a llamar la atención. La mayoría de los alumnos se conocían desde los once, que es la edad en que todos ingresan al colegio, y permanecen juntos hasta los diecisiete, sin ningún cambio. Harry lo tenía bastante claro, iba a llamar la atención como nunca en su vida y detestaba a sus padres por haber tomado aquella decisión. Por supuesto que tampoco podía decir que era su culpa, su madre había conseguido un ascenso en el trabajo y ahora sería jefa del Hospital central de Londres, una gran oportunidad le habían dicho y Harry no había podido ni replicar ante la mirada de felicidad de su madre cuando se lo había contado.

Pero ser el centro de atención en su nuevo colegio no era lo único que lo incomodaba, a ello también se sumaba que dejaría atrás a sus dos mejores amigos, Dean y Seamus, con quienes había compartido casi toda su vida, desde colegio de infantes, cuando solo tenía cinco años. También estaba el hecho de que mudarse significaba dejar a su novia, Cho, a quién quería demasiado pero estaba consciente de que una relación a larga distancia teniendo dieciséis era infructuosa y no estaba seguro de que se lo fuera a tomar muy bien, es decir, ella era una chica linda, dulce y amable, pero solía llorar por todo; que si Harry había olvidado su aniversario, lloraba, si Harry la llevaba a comer en vez de al cine en alguna cita en la que ya habían acordado que verían lalaland, lloraba, si a Harry se le ocurría decirle que no podría ir a su casa después de clases por que había quedado con sus amigos, lloraba y así sucesivamente. Harry a veces creía que era chantajista, pero la quería tanto que lo soportaba.

Pero ahora todo había cambiado, así que no tenía más opción que terminar con su bonita relación de tres años. O al menos eso había planeado hasta que llegó a casa de Cho y nada más sugerir la idea de tomarse un tiempo había comenzado a llorar y entonces Harry había regresado a casa con una relación de tres años transformada en una relación a larga distancia, en la que había prometido llamar, escribir y todas esas cosas que sabía que no haría porque era estúpido. Casi podía apostar que no durarían ni un mes más, Cho era de las chicas que necesitaban contacto físico para mantener la llama viva y ahora que se marchaba, seguro que buscaría avivar la llama con Cedric Diggrory con quién coqueteaba cuando pensaba que él no se daba cuenta.

Para su suerte, sus amigos no se lo tomaron nada mal y hasta le hicieron una fiesta de despedida en la que había besado a un par de chicas de las cuales no recordaba su nombre y a Diggory, y tal vez se hubiera sentido un poco mal si Cho, estando medio ebria no lo hubiera retado, y la verdad es que había sido fantástico sentarse en medio de su novia y su "rival amoroso" e intercambiar saliva sabor a tequila y wiski. Combinados, una muy mala combinación, cabe aclarar.

Pese a todo, sus últimos días en Godric's Hollow no habían estado llenos de nostalgia, ni nada de esa basura sentimentalista de la que siempre se burlaba, solo de convivencia poco sana entre amigos, palabras de incondicional apoyo y bastante alcohol. No había mejor manera de despedirse.

Cuando llegó la hora de partir lo hizo con un espíritu aventurero bastante renovado, se sentía optimista y ni el pensamiento de que seguramente hablarían de él por al menos un año logró hacerlo decaer. Llegaría a la escuela, haría amigos nuevos que compartieran sus aficiones, como el beisbol y las actividades físicas en general, se uniría un club, aún no tenía idea de cuál, pero lo haría, se aseguraría de ponerse al corriente y sacar unas buenas notas y cuando las vacaciones de verano llegaran, iría a la playa con sus amigos del valle de Godric, solo esperaba que Hogwarts fuese tan interesante como había leído en internet y como lo pintaban las fotografías en google.

impossible MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora