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Las vacaciones de invierno pasaron prácticamente volando entre idas "obligadas" a Malfoy Manor y días en casa de los Weasley degustando los deliciosos platillos de la madre de Ron. Harry, quién ya comenzaba a acostumbrarse a que Draco y Ron pelearan constantemente por su atención, aprendió a sobrellevar todo aquel asunto de la mejor manera posible; Malfoy sabía ser jodidamente demandante, así que muy rara vez podía zafarse de sus compromisos con él y solo le quedaba ocultar cada que Ron lo invitaba a algún lado, pues de enterarse, el rubio se inventaba algo de inmediato, haciendo que Harry no tuviera más opción que salir con él. Por supuesto, era claro que el ojigris lo hacía única y exclusivamente para fastidiar a los leones, Harry no pasaba por alto nunca su mirada de satisfacción cada que se salía con la suya.

Pese a todo, Potter no podía decir que pasar con Malfoy su tiempo libre fuera desagradable, al pertenecer a una de las familias más poderosas e influyentes de Inglaterra, siempre tenía pases para conciertos, como el de U2 al que estuvo invitado con pase vip, o boletos para diversos parques de atracciones y no que Harry fuera interesado, al contrario, cada que podía pagaba los almuerzos que compartiría con el heredero de los Malfoy o los recuerditos y Draco en realidad, cuando no estaban rodeados de conocidos (o de los hombres de Tom Riddle) solía ser bastante agradable, es decir, todo lo agradable que un niñato consentido y sarcástico como él podía ser.

Ron estaba furioso, no soportaba la idea de que Harry, quién se estaba convirtiendo en su mejor amigo, pasara demasiado tiempo con Malfoy, cada que tenía oportunidad expresaba lo muy desagradable que debía ser tener que soportar al rubio aquel, gastaba litros y litros de saliva en maldecirlo con palabras nada corteses y, aunque Harry había estado tentado en aclarar que Draco en realidad no era tan malo, siempre terminaba mordiéndose la lengua, porque sabía que ni Ron ,ni Hermione, ni nadie en Hogwarts podría entender que en realidad, Draco Malfoy podía ser agradable.

Harry pensaba que probablemente su cambio de mentalidad se debía principalmente a dos cosas; la primera de ellas, que Draco le gustaba físicamente, porque, cuando alguien te gusta, tiendes a verlo mucho más agradable pese a que esa persona sea el hijo de puta más grande del universo y Malfoy no le gustaba poquito, le atraía como nunca antes nadie lo había hecho. Y la segunda razón, era que Harry había terminado de esculcar en la caja que había sacado de casa de su padrino, donde había encontrado un montón de notas de Draco a Remus, todas ellas desprendía amor puro y Harry no había podido evitar sentir lástima por el rubio. Había deducido por las cartas que Remus había rechazado sus sentimientos, aunque Harry no tenía muy en claro como, solo sabía que Malfoy no se lo había tomado muy bien y había mandado una nota bastante enojado, el moreno suponía que cosas de su orgullo.

El descubrir que Remus no se sentía igual que Draco había sido como quitarse de encima un peso, había comenzado a pensar que no soportaría más tiempo en silencio y que tendría que encarar al novio de su padrino, pero el descubrir la verdad —a medias— había significado un alivio a su conciencia, no hubiera soportado que Remus hubiera engañado a Sirius con la persona que precisamente más le gustaba en ese momento. Saber que Draco podía ser homosexual o al menos bisexual era como una pequeña luz dentro de la oscuridad, una que se apagaba en cuanto Malfoy hacía alguno de sus famosos comentarios homofóbicos y Harry, aunque se había resignado a conservar únicamente su rivalidad, no podía dejar de pensar en lo que se sentiría besarlo o tocarlo, pensamientos que constantemente le traían sueños de índole sexual por las noches, donde Draco Malfoy y él eran los protagonistas.

Harry por supuesto, había intentado encontrar en el rubio alguna señal, algo que le dijera que no le era indiferente, y sin embargo no había nada ahí, porque si bien era verdad que Malfoy no lo trataba tan mal a solas, tampoco se veía interesado en él de otra manera que no fuera una simple amistad-rivalidad. Pero Harry no iba a morirse por que el rubio no lo mirara de una manera especial, es decir, habían más de una persona interesada en él, como la hermana de Ron quién lo había reconocido de la fiesta casi de inmediato y disimulaba bastante bien cada que visitaba a los Weasley o Colin quién parecía derretirse por él cada que coincidían en las duchas. Y Harry, aunque no se consideraba tan atractivo como Draco, sabía que tenía su encanto.

impossible MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora