7.

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No sabía cuánto tiempo llevaban de aquella manera, encerrados en una pequeña habitación disimulada en la pared de un largo pasillo lleno de retratos. El sonido de los disparos y de los gritos se habían detenido, pero el ruido de ajetreo y cosas rompiéndose aún era audible. Harry había mandado una llamada de auxilio a su padre casi de inmediato, después de que Malfoy le dijera que los buscaban y se quedara callado, con su mano sobre su antebrazo, como si algo debajo de la sudadera azul le molestara de sobremanera. James estaba histérico, Harry lo había distinguido bastante bien, pese a que le había asegurado que estaba a salvo. James por supuesto había jurado que estaría ahí de inmediato y aunque le había pedido a su hijo que no colgara, al final la señal se cortó.

Draco estaba especialmente nervioso, se removía sobre el lugar en que se había sentado, apretaba con fuerza el bastón que completaba su disfraz de Jack Frost y miraba a Harry de reojo cuando creía que este no lo miraba, observando su cicatriz en la frente. Harry, por supuesto estaba perdiendo la paciencia, era por naturaleza un muchacho bastante inquieto y estar en un lugar tan pequeño sin hacer nada más que esperar le estaba generando algo de claustrofobia.

Quería preguntarle a Malfoy a que rayos se había referido cuando le había dicho aquello de que les buscaban, pero no estaba seguro de querer oír la respuesta, sabía, muy en el fondo, que solo se estaba negando ante la verdad pero prefería pensar que todo estaba bien, que su padre llegaría con el resto de los policías del Scotland Yard y que lo sacarían de ahí, que su madre le prepararía chocolate caliente para el susto, que después lo dejarían dormir lo que restaba de la noche y luego todo volvería a la normalidad.

—No puedes decirle a nadie... —Dijo Malfoy de repente y Harry sintió como si le hubiera costado un montón decidirse a abrir la boca. —No puedes decirles que te buscan, que nos buscan ¿Entiendes?

Para Sorpresa de Malfoy, Harry asintió. El pelinegro sabía que contarles a sus padres aquello solo traería problemas y más si estaba en lo correcto y era Riddle quién estaba tras todo aquello. Sabía que si les decía ellos no dudarían en mudarse lejos, dejando sus empleos perfectos, dejando a Sirius y a Remus atrás nuevamente, sabía que no repararían en tomar medidas, sabía que se largarían hasta Japón de ser necesario y Harry no quería aquello, allí en Londres sus padres eran felices, felices como nunca y él no quería arruinar eso.

—Necesito que me digas lo que sabes —Sentenció después de un momento. —¿Está Riddle detrás de esto?

Malfoy apretó los labios, como sintiéndose incómodo con la pronunciación de aquel nombre pero finalmente asintió y aferró más fuerte la manga de su sudadera. Finalmente y con mucho cuidado levantó la tela azul y le mostró a Harry un tatuaje; una calavera con una serpiente saliendo de su boca, Potter jamás lo había visto, pero le causó mala sensación mirarlo. Draco pareció darse cuenta porque acarició ese trozo de piel como si buscara una manera de arrancarse aquella maldita marca que ensuciaba su pulcra y perfecta piel.

—Ellos me lo hicieron —Dijo finalmente. —Sus hombres, mi padre se metió en negocios que no debía y ahora no puede salir de ello sin resultar manchado, ellos lo tienen amenazado, los Malfoy somos figuras públicas y mi padre no iba a dejar que todo saliera a la luz, cometió el error de desafiar a Riddle y terminó metiéndome en esto —Señaló el tatuaje. —Él amenazó con hacerme daño y la única manera de mantenerme seguro era metiéndome a su estúpida mafia y al principio creí que todo estaba bien, creí en las palabras de mi padre y me deje marcar como uno de ellos. Los hombres de Riddle me protegerían y a cambio ganaban un hombre y yo no vi problemas en ello pero... —Miró Harry y cerró los ojos con frustración. — Nunca lo he visto, ya sabes, a él, pero desde que me marcaron en vacaciones ya tenía una tarea asignada.

impossible MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora