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Harry Potter no era precisamente fanático de asistir a clases, era perezoso por naturaleza y casi siempre dejaba las tareas a último momento, habito que se incrementó cuando su amistad con Ronald Weasley se fortificó. Por supuesto que a Hermione no le hacía demasiada gracia que evitaran los deberes hasta que veían que no era posible hacerlo más, pero después de insistir un millón de veces simplemente se había rendido con ellos y ahora solo volcaba su atención en Neville que era bastante torpe, pero responsable.

Se encontraban a finales de octubre y en la escuela aún no se dejaba de hablar de Harry Potter; el chico parecía haberse vuelto tan popular como el mismísimo Draco Malfoy, pero por razones completamente diferentes; Harry, al contrario de su rival no se dedicaba a hacer miserable a su prójimo, si no de ayudarlo en todo lo que le era posible. Harry era servicial y bondadoso con todos aquellos que lo eran con él, no le costaba nada poner su granito de arena para hacer de Hogwarts un lugar mucho más tranquilo, cosa con la que Draco Malfoy no parecía muy contento.

Harry no se había dejado intimidar por el hecho de que Malfoy tuviese información comprometedora sobre su persona, al contrario, le había dejado ver al chico que no tenía nada que temer, encarándolo cuando era necesario, plantándose firmemente ante alguna injusticia y defendiendo a cualquiera que fuera víctima del rubio. Harry debía admitir que estaba gratamente sorprendido, pues pese a todo Malfoy no parecía dispuesto a soltar nada sobre la noche de la fiesta de Wood, cuando Harry por poco se acuesta con la hermana de su pelirrojo amigo. Al menos sabía que Malfoy tenía palabra, por muy desagradable que fuera el tipo y esto le había hecho sentir curiosidad.

Por esta razón Harry se encontró observando a Malfoy en todo momento, espiándolo en su perfil de Instagram y Facebook, midiendo cada uno de sus movimientos en las clases que compartían y a la hora del almuerzo. Se preguntaba qué clase de persona sería en verdad, porque si, todo el tiempo parecía ser un hijo de puta que buscaba humillar al resto, siempre parecía sospechoso, tramando cualquier cosa, y sin embargo Harry sospechaba que había algo más, algo que no estaba mirando y que era importante para descubrir de lo que Malfoy estaba hecho, aparte de mierda, claro estaba.

Sus amigos estaban un poquito preocupados, de repente que Harry fuese amigo del príncipe de las serpientes ya no les parecía tan buena idea. Potter volcaba casi toda su energía y atención en espiar a su rival y, aunque el moreno insistía en que solamente buscaba aprender más de él para poder acercarse, la verdad es que su obsesión se estaba tornando extraña e incómoda. No era secreto para Hermione, Ron y Neville que su amigo era bisexual, e incluso habían sopesado la idea de que Potter gustara de Malfoy, a lo que Harry muy ofendido había respondido: Jamás, nunca en la vida, jamás, ¿a quién le podría gustar alguien tan gilipollas como Malfoy?

Pero la verdad es que a Harry si le gustaba el gilipollas de Draco Malfoy, es decir, Harry no era ciego, al menos con los lentes puestos no, y sabía distinguir a la perfección a una persona atractiva cuando la veía y Draco Malfoy era el joven más guapo y sexy de todo el colegio. Su belleza era casi exótica, jamás había conocido a nadie con un cabello tan lacio y platinado, jamás había visto unos ojos grises como los suyos, ni una piel tan perfecta y blanca, jamás había visto a nadie cuyos rasgos afilados le quedaran tan bien, y definitivamente jamás había visto a nadie lucir tan bien todo ello en conjunto. Draco Malfoy era varonil; pese a ser bastante delgado tenía músculos firmes y bien ejercitados que lucían a la perfección con su ropa de diseñador.

Pero Harry no era un imbécil, al menos no todo el tiempo, y sabía que con Malfoy perdía el tiempo, el tipo era casi tan homofóbico como un cura de ochenta años bastante arraigado a su religión y a las leyes que según esta seguía. Y Potter sabía, que de entre todos los defectos de Malfoy, la homofobia era la peor. Harry había tenido que auxiliar a Colin más de una vez, después de haber recibido una paliza del rubio y de sus amigos, era horrible y le enervaba la sangre, sin embargo no había mucho que pudiera hacer, Colin nunca quería acusarlo y cuando Harry lo encaraba, Malfoy simplemente negaba todo y se marchaba.

impossible MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora