8: ¡No lo cortes!

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¡No lo cortes!

Corrimos solo unos minutos, por dos razones; la primera es que las personas que parecen zombies ya no nos persiguen, y la segunda es que llegamos a un pequeño pueblo, en el cual hay pocas personas y en los diecisiete años de vida que tengo, no recuerdo haber visto este pueblo.

—¿Crees que sea buena idea quedarnos aquí?— hablo al notar que solo estamos parados mirando el pueblo.

—¿Tenemos otra opción?— habla sin mirarme.

—Eso no responde mi pregunta,  ldiota— le digo empezando a caminar, mientras me dejo guiar por el olor a comida.

—¿A dónde vas fiera?— me pregunta Caleb empezando a caminar detrás de mí —¿Acaso conoces este lugar?

—No, no conozco este lugar, pero tengo hambre.

Se lo dije antes de mandarnos a correr ¿acaso lo olvidó?

—¿Y que te asegura que no te van a envenenar?

—¿En serio Caleb? ¿envenenarme? Por favor, nadie va a envenenarme, solo quiero comer y punto— me detuve al ver un cartel que decía "D' Joris café" —Llegamos, vamos a comer.

—¿Tienes dinero?— dice Caleb con el semblante serio.

Ruedo los ojos, ¿Cómo es que puedo andar con este idiota?

—Sí Caleb, tengo dinero, y mucha hambre. Así que por favor entremos— abro la puerta y él entra detrás de mí, pero me detengo y lo miro —Y tú, ¿tienes dinero?

Él solo me mira y me brinda una sonrisa de medio lado, pero no responde, solo se adelanta a una mesa y se sienta, yo me siento en el asiento que se encuentra frente a él.

—Responde idiota, necesito saber.

Él mira por la ventana, y luego me mira a mí. Sonríe nuevamente, de medio lado, se recuesta en el espaldal de su asiento y suelta el aire que parece, tenía retenido.

—Si fiera, tengo dinero. No soy tan loco como para olvidar ese pequeño pero importante detalle para una aventura.

—Esto no es una aventura idiota, podemos morir en esto.

—No vamos a morir— me dice poniendo sus codos en la mesa y recostando su cara en sus palmas hecha puños —Por lo menos tu no lo harás, porque yo estoy aquí para cuidarte.

Solo lo miro por unos segundos y luego dejo de mirarlo ya que una mesera está esperando nuestra orden. Lo cuál agradezco, ya que no sabía que decir.

°°°°°

Salimos del café, fuimos a algo parecido a un terreno abandonado, nos quitamos las mochilas y nos sentamos debajo de un árbol.

La cabeza me dolió un poco nuevamente, eso no me gusta.

—¿Que pasa?— dice Caleb mirándome con el ceño fruncido.

—No lo sé, solo es que cada vez que me duele un poco la cabeza siento como si ya estuve en ese lugar.

—Seguro es porque recuerdas esas pesadillas, intenta recordar como resuelves esta.

—Claro, porque yo puedo dominar eso— le digo seria.

—Eres un caso fiera, solo dije que lo intentaras.

Cerré mis ojos, intentando recordar como sigue esta pesadilla. Y luego los abrí, encontrando a Caleb mirándome fijamente.

—Nada de nada— le digo.

—Me decepcionas fiera, me decepcionas— dice dejando de mirarme, pero se pone rápidamente de pié y desenvaina su katana —No necesito que adivines esto, creo que debemos pelear con ellos.

Miro en la misma dirección que él, y me encuentro con las personas zombies otra vez. Me pongo rápidamente de pié, ambos dejamos las mochilas debajo del árbol y nos alejamos un poco del mismo para poder mantener las mochilas a salvo.

Ya se encontraban cerca de Caleb. Sí, de Caleb porque yo me quedé unos metros detrás de él. Y justo cuando el estaba a punto de cortar a uno de ellos, le grité.

—¡No lo cortes!

Entonces él solo lo golpeó, sin cortarlo.

—¡¿Por qué?!— me grita de la misma forma

—¡Ellos son las personas de éste pueblo y acabo de recordar como resolver esta pesadilla!

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Holaa chocolates

Este capítulo se lo quiero dedicar a mi querida prima Virleny-A
gracias cariño.

Gracias por leer. 😘😊

Superando PesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora