❥Capítulo 28

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•Narra _____•

Durante la cena Mario y yo conversamos demasiado, me contó cosas que nadie sabía, según él. Incluso confesó que yo le gusto. Mi parte favorita.

Al terminar nuestro plato fuerte llegó el mesero con postres gratis para Mario y para mí como recompensa por haberme ensuciado mi vestido.

A mí me dejo un pay de queso con cerezas y a Mario un pay de nuez. Antes de que el mesero se fuera le pedimos de una vez la cuenta para que no se demorará tanto.

—¿Te sirvo más vino?-. Me preguntó Mario.

—No, así estoy bien, gracias. Sírvetelo tú.

Mario se sirvió lo que quedaba. Yo realmente ya había tomado mucho.

Justo cuando nos terminamos nuestros postres nos llegó la cuenta.
Empecé a buscar el dinero en mi bolso.

—Yo pagaré.- dijo Mario al instante.

—Claro que no.- me negué.

—Yo te invité, así que déjame pagar.

—No tiene nada que ver. Para que sea justo tú pones la mitad y yo el resto.- le sonreí.

—Me parece lindo de tu parte que quieras ayudarme a pagar, pero me parecería más lindo que me dejaras pagar a mi.

—¡Solo será la mitad!-. Abrí los ojos muy grandes.

—Bien, pero si volvemos a salir y lo que sea que compremos yo lo pagaré.

—Trató echo.- sonreí ampliamente.

Obviamente no dejaría que Mario pagará todo y tampoco lo haría en otra ocasión.

Rápidamente seque el dinero que yo tenía que poner y lo deje en la bandeja en donde estaba el ticket, Mario me observó no muy convencido y dejo también la cantidad que le correspondía y un poco más para el mesero.

Ambos nos levantamos y empezamos a caminar hacia afuera del restaurante. Al llegar al auto Mario nuevamente abrió la puerta para mi.

Yo me subí no sin antes agradecerle. Cerró la puerta y rápidamente rodeó el auto.

(...)

El camino hacia casa fue muy divertido. Mario no dejaba de hacerme reír a cada rato con sus ocurrencias además adoraba cuando él se reía.

Al llegar a casa Mario volvió a abrirme la puerta. Él me invitó a su casa para que yo pudiera escuchar cómo era que él tocaba la guitarra eléctrica.

Él tenía luces de colores en su habitación y se miraba bastante asombroso.

—Toma asiento.- me sonrió.

No le dije alguna palabra, sólo le sonreí me senté en un sofá bastante cómodo.

Mario empezó a conectar un par de cables a una bocina para que el sonido se escuchara mejor. Yo no dejaba de verlo, él parecía estar muy emocionado.

Cuando terminó de conectar los cables tomó su guitarra y se sentó en su cama; me vio y sonrío... Y él me miraba como si yo fuera hermosa, o como si fuera una maravilla, el paraíso, o la criatura más bella que pudiese habitar en el mundo. Me miraba con esos ojos color café dulces y esa sonrisa sincera en los labios... Yo amaba que él me mirara así.

✧Amigos de la infancia; m.b.✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora