✧Amigos de la infancia; m.b.✧

❥Capítulo 26

•Narra _____•

Mi hermana se subió a mi auto conmigo y empecé a conducir.

—¿Cerraste bien la casa?-. Le pregunté.

—Sí.- dijo sin más.

—¿Cómo te la pasaste ayer con Jan?-. Sonreí ampliamente.

—Jamás me había subido a tu auto.- cambió el tema.

—Lo se, ahora contesta mi pregunta.- rodé los ojos.

—Bien hermana. Solo me paso los apuntes de los días que no fui, a mi mamá le dije que íbamos a hacer un proyecto por qué si le decía que me iba a pasar apuntes se daría cuenta de que me suspendieron.- me explicó.

—¿Y cómo es él?-. Le pregunté interesada en la respuesta que me daría.

—Bueno... lo único que te puedo decir es que es muy amable.

—¿Qué? Dime que es mentira Hatziry.

—¿No crees que Jan sea amable?-. Preguntó asombrada.

—Creo que es una pequeñísima descripción de Jan.

—Pues lo conozco hace poco. No puedo decir que es el mejor chico que he conocido, o que es tan romántico.

Me reí por lo bajo ya que tenía razón.

Llegamos al lugar donde nos harían el manicure y nos atendieron rápido.

—¿Haces esto casi siempre?-. Preguntó viendo lo que le hacían en las manos.

—Solo cuando voy a un lugar importante.- le expliqué.

—¿Y a que lugar importante vas hoy?

—Mario me invitó a cenar.- sonreí.

—¿Y te parece lindo?

—Es bastante guapo.- me encogí de hombros.

—¿Y te parece lindo?-. Repitió su pregunta.

—Ya te conteste.- rodé los ojos.

—Me diste tu opinión, más no contestaste mi pregunta.

—Sí Hatziry, si me parece lindo.

Y sentí que esa primera vez odie admitir que Mario era lindo, aunque fuera la verdad.

Cuando terminaron de hacernos manicure le pagué a la cajera y regresamos a casa.

Tenía mucho tiempo de sobra así que me di una ducha larga. Me puse mi pijama mientras preparaba la comida ya que no quería ensuciar mi vestido.

Al terminar de hacer la comida, empecé a comer junto con Hatziry; ella estaba encantada con sus uñas.

Ella empezaba a tenerme confianza o eso hacía parecer. Regresé a mi habitación cuando termine de comer y empecé a alistarme.

Me puse mi vestido e hice un intento de maquillaje natural a excepción del color de mi labial.

Me cepille el cabello rápido, maquillarme me había quitado bastante tiempo. Mi mamá estaba apunto de llegar o probablemente ya había llegado. Me puse unos tacones negros.

Tomé uno de mis bolsos y metí dentro de el mi móvil y mi dinero.

Salí de mi habitación directo hacia el comedor y ahí estaba mi mamá, comiendo y su portátil al lado de su comida.

—¿Como me veo?-. Le pregunté con una amplia sonrisa.

—¡Dios mío santo!-. Exclamó.- ¿Segura que eres mi hija? Es que yo no puedo creer que puedas lucir demasiado perfecta.