harlequin | jinnam [editando]

014

「미친↷
❝ Caigo de
nuevo
por ti. ❞ 」

 
 
 

 NamJoon entró en la casa cerrando la puerta tras de sí con brusquedad, tomo de la muñeca al mayor y lo empujó con fuerza contra la pared. El rubio abrió los ojos a tope y tragó saliva.

—¿Que mierda estabas haciendo hablando con ese tipo? —apreto un poco más el agarre en su brazo y el mayor soltó un gimoteo.

—N-NamJoon... m-me estas lastimando —el moreno bajo la vista y efectivamente, le había dejado una marca roja en la piel.

Se apartó de el con las manos en su cabello despeinandolo un poco por la frustración.

—L-lo... siento hyung.

—Ya no importa —se sobo aquella parte que ahora le dolía y camino hacia la cocina ignorando por completo al menor.

NamJoon prácticamente lo había lastimado. ¿Que le pasaba? ¿Acaso era un idiota agresivo? Esperaba no comprobarlo por si mismo.

—De verdad hyung, no era mi intención —camino detrás de el y se recostó en el marco de la puerta de la cocina.

SeokJin se encogió de hombros y ni siquiera se dió la vuelta para hablarle. En verdad estaba muy enojado, NamJoon últimamente estaba actuando muy raro y con lo de esta tarde lo habia comprobado por completo.

Decidió ignorar todo y se dispuso a hacerse un café amargo de esos que tanto le gustaban y lo ayudaban a relajarse.

Cuando lo tuvo todo hecho, lo coloco en una bandeja y la depósito sobre la isla de mármol, corrió uno de los grandes taburetes y se sentó, aún ignorando al moreno que no le quitaba la mirada de encima, seguia allí parado con cara sería sin decir nada y el mayor comenzaba a ponerse nervioso. Odiaba el silencio, aunque ya no tuviera la misma relación de antes con el pelirrosa, de vez en cuando solían hablar de cosas triviales y mataban el tiempo, pero ahora... el silencio era demasiado sepulcral.

Miro de reojo a NamJoon y esté estaba observando el suelo, podía ver desde allí como su mente maquinaba pensando diversas cosas que para el no tenían sentido. El moreno nunca solía compartir sus pensamientos, por ende era difícil decifrar que es lo que estaba pensando. No era un libro abierto como el.

—N-namjoonie, ¿quieres café? —el mencionado levantó la cabeza con brusquedad y ladeo una pequeña sonrisa.

—No, gracias Jin hyung —se acercó a él y se quedó parado a un lado suyo —. ¿Puedo sentarme? —señalo el taburete que estaba a su costado.

—Claro, ni lo preguntes —le devolvió la sonrisa y se movió un poco dejando espacio.

El rubio tomo la taza entre sus manos y sorbio un poco de su café quemandose levemente la lengua por la alta temperatura. Abrió la boca y agitó las manos dándose aire para poder calmar el ardor de su quemadura.

El pelirrosa comenzó a reír mientras se tomaba el estómago y casi caia de la silla.

—¡No de dias, idioda! —exclamo enojado el mayor sin poder pronunciar correctamente las palabras cosa que hizo que el moreno riera más fuerte.

—A ver a ver, te ayudaré —SeokJin abrió la boca y NamJoon se acerco para poder soplar dentro de ella molestando en sus ojos, comenzó a parpadear frenéticamente —. Tsk, quedate quieto —lo sostuvo por los hombros y volvió a soplar, ahora calmandole un poco.

El rubio se sorprendió por la cercanía, estaban demasiado cerca. Demasiado.

—Ya, ¿mucho mejor? —sonrio, mostrando sus coquetos hoyuelos, dando una escena demasiado tierna.

El mayor no respondió, quedó embobado, perdiendose en los hermosos ojos rasgados de NamJoon. Era demasiado precioso, siempre lo había pensado, desde que era un pequeño. Desde que conoció a aquel mocoso, supo que era un ángel, con sus ojos oscuros rasgados, sus labios gruesos acompañados de esos dos huequitos adorablemente especiales y esa sonrisa de oreja a oreja que solía hacer siempre.

Un momento... No, no, no. ¡No, otra vez no! No podía estar cayendo de nuevo por el, claro que no.

Concentrate SeokJin, se dijo así mismo tratando de cambiar sus pensamientos y poder concentrarse en lo que en verdad importaba.

Sin embargo cuando el moreno hizo un pequeño puchero por no estar prestándole atención, supo que estaba jodido, realmente jodido.

Y lo supo más aún cuando tomo por la nuca al menor y plantó sus esponjosos labios contra los contrarios, robandole un beso que sorprendió a ambos, sacándoles el aliento por completo, llenando sus corazones de un sentimiento renacido.

Si, en conclusión, había caído nuevamente a sus pies.

 
 
 070917 | lula
namjin