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「동생↷
Esto no
puede
continuar.



 Sabado por la mañana. Los rayos de luz entrando por las rendijas de la ventana. Las sábanas blancas y suaves cubriendo su cuerpo delicadamente y al deslizar la mano por la cama hacia el lado del mayor, el no se encontraba allí.

NamJoon se enderezo sobre el colchon de inmediato, despegando su rostro de la superficie cálida y frunció el ceño al no ver el cuerpo de su novio a su lado. Paseó la vista por toda la habitación y al no divisar la figura de SeokJin por ningún lado decidió levantarse para ir a buscarlo. La verdad es que no podía estar tan lejos del mayor por mucho tiempo, tenerlo cerca era una necesidad que se adueñó de su cuerpo, de su mente y de su corazón con intensidad. Tenerlo a su lado era como descubrir la estrella más brillante en el firmamento o tomar el mejor café en invierno. SeokJin lo era todo para el, y quizás estaba exagerando, pero con todos los problemas que habían vivido últimamente, era normal que se sintiera así de inseguro imaginando que si SeokJin se alejaba de el, así sea solo para ir al baño, lo iba a dejar o abandonar. Y esa nueva sensación de ahogo y tristeza que inundaba su corazón era atronadora e insoportable.

Así que como pudo salió de la habitación solo con una camisa gigante del mayor engalando su menudo y moreno cuerpo.

Cuando hubo llegado al pie de las escaleras, oyó un fuerte estruendo proveniente de la cocina. Dio un respingo y se adentró con velocidad dentro de la habitación conteniendo un grito, encontrándose con un desastre de platos rotos, papeles rasgados, botellas tiradas en el suelo y distintos líquidos manchando todo. Y en el centro de todo ese caos estaba SeokJin con la respiración agitada y los cabellos esparcidos en distintas direcciones.

NamJoon se acercó hacia el, observando su entorno en el proceso, y examinó su rostro sonrojado y sudoroso por la fuerte actividad de hace unos momentos.

— ¡SeokJin! ¿Que estás haciendo? —su voz salió en un susurro atemorizado.

La cocina literalmente era un desastre. La había destruido por completo y él solo. Seguramente estaba poseído o algo por el estilo y si no era eso, ¿por qué demonios demolió toda la cocina? Si quería que la remodelaran tendría que avisarle para llamar a un contratista, no hacerlo por su propia cuenta.

SeokJin no respondió, seguía sin mirarlo con los ojos puestos sobre el suelo de madera. NamJoon se acercó con un poco de temor y con suavidad colocó dos dedos debajo del mentón del mayor e hizo que lo mirara. El moreno sintió como su corazón se rompía al ver esa mirada torturada y sin brillo que ahora tenía el rubio. Sin saber por qué y si debía hacer eso, lo tomo por los hombros y lo atrajo hacia sí, abrazandolo con todas las fuerzas que tenía en ese momento. Odiaba verlo de ese modo, muchos no lo sabían, pero SeokJin seguía teniendo una leve depresión, que producía que tenga leves recaídas y quizás se encontraba así por ese motivo. Sin embargo, la manera en que lloraba y su cuerpo temblaba contra el suyo, le dijo que algo no andaba bien. NamJoon lo conocía bastante como para darse cuenta de que había algo que estaba torturando a su pareja de una terrible manera.

Queriendo calmarlo y tratar de sacarle algún tipo de información, se despegó de su cuerpo y tomó su rostro con sus manos, acariciando sus mejillas con los dedos.

—Cariño, ¿que sucede? —ladeo la cabeza y corrió con cuidado un mechón de cabello rubio rebelde que caía sobre sus ojos.

El mayor respiró hondo y sorbió por la nariz aún con el cuerpo temblando. Clavo su mirada tensa sobre el y señaló con la cabeza uno de los papeles rotos que se encontraban en el piso. NamJoon confundido y un poco nervioso, se agachó allí y tomó algo que parecía una carta de color amarillo.

Al comenzar a leer ya supo que un gran problema se avecinaba para ellos.

— “Señor Kim SeokJin... —leyo en voz alta —lo esperamos en el juzgado Nacional de Seul para tomar presencia y conocimiento de la acusación de la señora Lee SonMi contra su persona, debido a una posible violación y agresión hacia su hijo Kim NamJoon, menor de edad —el corazón del moreno se detuvo el momento suficiente para seguir leyendo esa cosa del demonio —. Puede solicitar un abogado o un representante legal para defenderse. Esperamos su presencia. Atentamente, Juez Oh Dawon.

Sus manos temblaban furiosamente. Su mentón se agitaba y sus labios se encontraban en un rictus de ira.

No podía creer esto. Su madre, ¡su madre había hecho tal cosa! ¿Cómo se atrevía? Sentía una fuerte presión en su pecho. Revolvió su cabello y largo aire sintiendose un poco mareado por la noticia. Esto no podía estar pasándoles, no cuando todo iba tan bien para ellos.

—Jin hyung, saldremos de esto. Lo prometo, ella no logrará separarme de ti —se acercó con rapidez hacia el mayor y lo volvió a abrazar a la vez que le llenaba la cara de besos tratando de limpiarle las lágrimas que ahora salían en mayor intensidad.

—N-no, NamJoon... esto no puede seguir. Lo siento —separo su cuerpo lentamente del suyo y camino con rapidez subiendo las escaleras, dirigiendole una última mirada de tristeza y angustia.

NamJoon apoyo su cuerpo contra la pared y fue deslizándose para terminar sentado sobre el suelo con el rostro entre las rodillas, sollozando como nunca lo había hecho.

No era justo que le arrebataran lo más importante que tenía en su vida.



021117 | lula
namjin

harlequin | jinnam [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora