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"¿Qué es lo que en verdad siente tu corazón cuando me ves? Si me escoges a mí, puede que conozcas lo que realmente buscas: el amor".

Yuuri llevaba un poco más de dos días en el hospital, su cuerpo todavía dolía y no era mucha ayuda pues a él no le gustaba estar tanto tiempo en algún lugar sin hacer nada, ser inquieto era parte de su naturaleza.

Todavía se encontraba bastante confundido por la presencia de Viktor en cada día de su estadía como paciente, él lo trataba con mucha ternura y en su mirada podía ver el cariño que lo embriagaba cuando le hablaba, sus padres le habían dicho que se casó con él sin su consentimiento, cosa que le costó creer, pues en sus recuerdos siempre los había obedecido sin replicar a nada.

Viktor en cambio, le decía las cosas que le gustaba y hablaba de su estadía en Rusia; en algunas ocasiones llevaba la mano cerca de su rostro o cabello indicando una caricia, pero siempre se arrepentía en el último momento, a Yuuri no le hubiera molestado eso, pues de alguna manera extrañamente inexplicable quería ser tocado por esa persona que le miraba como lo más hermoso e importante para él.

Aún estaba indeciso sobre con quién ir a vivir, sus padres era buena opción ya que no cambiaría algunas cosas y de alguna manera su vida no cambiaría a como la recordaba. Pero por otra parte, con Viktor sería como estar con un desconocido, uno que extrañamente lo conocía mucho mas de lo que hacían sus padres. Aquel hombre de ojos celestes lo miraba con un amor infinito; cuando lo escuchó hablar sobre él hace dos días, había llorado, por alguna razón su pecho dolió al verlo de esa manera, por eso inconscientemente llevó su mano a su mejilla tratando de limpiar aquellas lágrimas derramadas.

Con ese hombre de nombre Viktor se sentía diferente, para ser mas preciso: nervioso, aunque esa sensación no le molestaba, ¿qué era lo que debía de hacer? No lo sabía, pues si decidía ir con sus padres tal vez podría volver a la universidad y terminar su carrera, tener un buen trabajo y todo lo que implicaba aquello, pero si decidía ir con Viktor, ¿qué iba a encontrar? ¿Decepción? ¿Felicidad? O tal vez, ¿amor?

Estaba confundido, quería saber muchas cosas, su corazón se lo pedía a gritos cada vez que entraba por esa puerta aquel desconocido que le hablaba sobre su yo que no conocía, pero al mismo tiempo tenía miedo... ¿de qué?

Así pasaron dos días más, las visitas de Viktor eran diarias, su sonrisa con él era sincera pero nada más.

Al cuarto día los médicos decidieron que podía salir al gran jardín que se extendía por el hospital, siempre y cuando fuera acompañado de un familiar o de alguna enfermera, ese día fue acompañado por una enfermera.

Con la ropa del hospital comenzó a caminar, detrás de él iba la enfermera la cual estaba ocupada escribiendo algunas cosas en documentos, se encontraba en Rusia y eso ayudaba bastante, pues en esos momentos agradecía haber estudiado y aprendido el idioma en vez del chino.

Las personas que se encontraban a su alrededor tenían diferentes enfermedades, alguna iban con sillas de ruedas, otras personas estaban en etapa terminal de su enfermedad, prácticamente les estaban concediendo su última voluntad, habían niños con enfermedades incurables y aun así se veían ajenos de lo que estaba pasando, al verlos, Yuuri agradeció que solo tuviera amnesia, que si bien no era algo bueno para él era mínimo a lo que alguien más sufría.

Era invierno y aunque varias personas estaban afuera esa no era una excusa para no admirar el panorama, todas iban muy bien abrigadas mientras disfrutaban ese lugar, Yuuri encontrando una banca cerca de un árbol se sentó dejando a la enfermera atrás.

—Tengo que ir a ver a un paciente, ¿puedes esperarme aquí? —Dijo de pronto la enfermera a su lado mientras le sonreía.

—Claro, yo esperaré aquí.

Love like you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora