Love like you.

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"No te sientas inseguro, hay dolor en tu corazón, todos sufrimos a nuestra manera, aunque hay algunas personas que juzgan nuestro sufrimiento es porque ellos no han sentido lo que sientes o sentiste en ese entonces, invítala a ponerse en tus zapatos y veremos si sigue juzgándote como antes."

En los ojos grisáceos de aquel hombre de mirada aterradora se encontraba un profundo arrepentimiento, aunque tenía un aura intimidante y era sumamente orgulloso eso no le impedía estar arrodillado frente a su hijo, aunque su expresión era la misma impasible de siempre en sus ojos se podía apreciar un claro dolor que llevaba dentro de sí mismo, aquel dolor que no lo demostraba en su rostro, pero sí en esos ojos grises como la nieve, todos los presentes, incluyendo a los extraños que estaban alrededor quedaron callados, un silencio casi mortal inundó el restaurante, los más sorprendidos eran dos personas, uno parecido a aquel hombre y la otra persona era su esposa.

Tal vez el único que no se sorprendía y se conmovía por aquel acto de humildad era el azabache, el cual se mantenía expectante ante el comportamiento de su esposo, que con cada segundo que pasaba más se tensaba.

Trató de tomar su mano para calmar sus nervios sin tener alguna reacción deseada, pero al menos logró captar su atención, Viktor le miró con extrañeza mientras que Yuuri negaba dolorosamente.

—No hay necesidad de arrodillarte, el gran Andrey Nikiforov, dueño de la más importante compañía de Rusia no debe ensuciarse su traje, es una humillación para ti, ¿no es verdad, padre? —Aunque trató de sonar lo más calmado posible, no pudo. En su corazón había un dolor que de niño cosechó con el paso de los años, y que aún no olvidaba.

—Sí, es verdad, en ese tiempo eso era lo que decía, pero ahora no estoy como el dueño de una compañía, ni mucho menos como el gran Andrey Nikiforov, estoy aquí como tu padre, un padre que está realmente arrepentido por los actos que he hecho en el pasado —mientras hablaba se levantaba del suelo mostrando sus facciones serias, solo en ese momento Yuuri pudo ver que envejecía repentinamente a causa del dolor y el cansancio, al fin de cuentas el padre de su pareja estaba enfermo.

—Entonces dime qué es de lo que quieres hablar, porque yo...

—Estoy enfermo Viktor, la verdad, los médicos no saben cuándo puedo morir, por eso solamente en esos días en la habitación del hospital me he dado cuenta que aquel día en que te eché de la casa no debí haberte dicho eso, me arrepiento como no tienes idea.

—Entonces, ¿solamente estando moribundo en aquella habitación te diste cuenta?

Su padre negó tratando de hacer comprender a su hijo lo que decía, no importaba lo que le había dicho, en esos momentos Viktor no sentía ni el más mínimo dolor de saber que su padre estaba enfermo.

—No, desde que cruzaste la puerta me he arrepentido, toda mi vida, aunque me haya casado y tenga un hijo con Anna, nunca dejé de pensar en tu madre o en ti, fueron mi más grande adoración, y ahora vengo a decirte dos cosas, la primera es: lo siento mucho, tú nunca tuviste la culpa del accidente de Nila, yo también hubiera dado la vida para protegerte, tienes todo su carácter que en ese tiempo se me hacía difícil verte y en vez de ayudarte te alejé, lo siento.

Las palabras eran suaves, como si de una melodía se tratase y los ojos de Viktor comenzaron a llenarse de lágrimas no derramadas, toda su vida había tenido esas palabras en su mente y ahora, que eran cambiadas le costaba aceptarlas de buena manera, era como si su corazón, una vez lastimado volviera a sentir cariño como cuando era niño.

Nadie dijo nada, ni siquiera la mujer al lado de su padre, ella sabía perfectamente que nunca iba a ser la primera en el corazón de aquel hombre, pero al menos tenía un cariño de su parte, y con eso era suficiente.