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"Cuando pienso en felicidad, tu sonrisa es lo que viene a mi mente, cuando pienso en dulzura, recuerdo tus besos dulces y llenos de cariño, cuando me preguntan sobre el amor, la respuesta siempre eres tú."

Había abordado en el avión, suspiros llenos de melancolía escapaban de su boca sin darse cuenta, antes se había separado de Yuuri para ir a sus giras y presentaciones, nunca hubo problema con eso, sin embargo esta vez se sentía diferente, se sentía angustiado y muy nervioso.

Sabía perfectamente que su familia lo iban a cuidar, Makkachin también y al parecer recordaba más Hasetsu que su hogar, era lógico, Yuuri no recordaba después de conocerse, quería regresar a Japón y llevárselo con él, pero no iba a ser nada justo, aunque eran pareja y esposos debía de respetar su decisión y ser paciente con respecto a los sentimientos de Yuuri.

Una vez se habían enamorado, se conocieron por casualidad y se volvieron uno solo, entonces ¿por qué no podían hacerlo de nuevo? Yuuri tuvo un amor en Hasetsu, esa era Yuuko, lo cual le preocupaba a Viktor, si recordaba todo anterior a él, ¿también sus sentimientos por ella volverían?

Se sentía celoso, siempre lo hizo, a pesar de su apariencia y su rostro despreocupado muy en el fondo sentía lo que una persona normal tenía, celos, angustia y posesividad. Se comportaba como un adolescente, ya era un adulto pero eso no quería decir que se comportara completamente como uno, al menos cuando se hablaba sobre Yuuri.

Siempre se preguntó e imaginó conocer a Yuuri de niños, claro, era casi imposible, ya que el menor vivía en Japón y él en Rusia, pero si lo hubiera conocido desde hace mucho tiempo, si hubiera compartido momentos con él y no con Yuuko, si hubiera sido todas sus primeras veces entonces no podía pedir más, tal vez lo hubiera salvado desde muy temprana edad, sin embargo eso no fue posible, Viktor sabía perfectamente lo lastimado que estaba en ese tiempo, si hubiera conocido a alguien tan bueno como Yuuri definitivamente lo hubiera alejado.

Nunca creyó en leyendas como amor verdadero, amor a primera vista o algo sobre el destino, siempre pensó que eran tonterías inventadas por idiotas enamorados, al menos eso fue antes de conocerlo, todo aquello por lo que renegaba le pasó, y si, podía ser un idiota enamorado, pero en estos momentos poco le importaba.

Ahora piensa diferente, se da cuenta que Yuuri llegó en el momento indicado a su vida, y su accidente tal vez no lo pueda tomar como algo bueno, pero al menos su Yuuri no había cambiado mucho, era la misma persona que conoció en la universidad, un chico dulce y tierno lleno de angustias e inseguro, claro que con el tiempo poco a poco las logró superar.

Ahora se encontraba rumbo a Londres, se maldecía al no haber sido tan listo para proponer que Yuuri fuera con él, el viaje al menos hubiera durado menos.

Amaba su trabajo, amaba actuar, pero en estos momentos no le apetecía para nada subir al escenario, estar en una entrevista y sonreír para todos, estaba más preocupado por un japonés.

Las horas de vuelo eran largas, o al menos así las sintió, en ocasiones miraba por la ventanilla y tomaba fotos para después mostrarselas a Yuuri, el horario iba a ser diferente, por eso trataría de llamarlo en una buena hora.

Así fue su vuelo hasta su lugar de destino, donde seguramente Yakov lo recibiría en el aeropuerto para llevarlo a su hospedaje.

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