Eres fuerte, Joanne.

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Capítulo 2.

Estaba en la bañera, mi cuerpo hundido en el agua caliente, y mi piel roja demostraban que quizá el dolor físico no importa más, lo que duele realmente son las acciones y las mentiras que dice la gente diariamente.

Las lágrimas conseguían caer continuamente y en mi pecho no había más un corazón completo, sólo ese triste y vacío agujero.

Me faltaba respiración para poder sacar todo ese odio que sentía dentro de mí, planché mi cabello, me maquillé y vestí algo lindo sólo por él y él sólo se dedicó a romper todo el mundo que habíamos construido por una estúpida aventura sexual.
Si tan sólo le hubiera dado lo que quería desde la fiesta de verano, ahora mismo no tuviera el corazón roto.
Cubrí mi rostro en desesperación, realmente sentía que me moría, cuando abrí mis ojos, ese oro brilloso que adornaba mi dedo "corazón"me recordaba su traición, enojada me lo quité con el propósito de estallarlo contra la pared, pero me contuve y lo único que hice fue llorar.

Junto a mí había un frasco cristalino con pastillas dentro de él. Lo tomé y abrí el frasco tomando un puñado y cerrando los ojos, ahora sólo podía escuchar el sonido de mi corazón acelerado y volví a abrir mis ojos.

—No lo vales Milton, no mereces que tome estas pastillas, eso sería darte una salida fácil de mí, y no lo conseguirás tan fácil. —Me dije a mi misma y devolví las pastillas al frasco.

Salí de la bañera y me puse mi pijama para dormir.

Cuando terminé de lavarme los dientes, una silueta estaba en el balcón, parado en mi ventana, sabía que era él y simplemente traté de fingir que no estaba aquí.

—Joanne, ¿Qué hiciste? ¡Dime que no tomaste las pastillas! —Me encerró en sus brazos para después encerrarme en la pared, tomó mis manos y revisó mis brazos, encontrando mi piel intacta, sin cortadas, sin pastillas y sin anillo.

—No, Milton, ahora ¿por que no te largas?—Lo empujé lejos de mí y seguí caminando en mi habitación.

—P-Pensé que tratarías de dañarte. Y-Yo no puedo vivir sin ti. —Tomó mi mano y jaló mi cuerpo al suyo— Yo te amo Joanne, perdóname. —Tomó mi rostro y unió sus labios a los míos.

Sentí como sus labios se movían, sin responder a su beso lo empujé de nuevo.

—No lo mereces Milton, no mereces que trate de quitarme la vida, esa sería una manera muy fácil de que te libres de mi ¿Sabes? Mereces ver que me levante de esto yo sola y ser feliz con alguien que no seas tú, y entonces ahí realmente tú valoraras lo que has perdido, porque quizá no pude darte lo que querías, pero quien te lo dio nunca jamás podrá hacerte feliz, y yo... simplemente seré feliz con alguien más que no seas tú. Y sentirás el vació que yo sentí en mi corazón.

—No, Joanne, yo te amo, amor, vamos a casarnos y olvidar todo esto. Yo no puedo vivir sin ti, eres la que me da vida, no puedo dormir sabiendo que no eres mía... Yo...

— ¿Ya terminaste? —Dije sin remordimiento— Tus palabras me están aburriendo, Milton, ve con ella y dile todo lo que me estás diciendo por que tus sucias y mentirosas palabras no tienen más efecto en mí.
—Joanne, por favor, querida...
—Cierra la ventana cuando te vayas. —Dije metiéndome en el baño y cerrando la puerta detrás de mí, me recargué en ella y tapé mi boca. Y poco a poco mis lágrimas aparecieron una vez más.
—Adiós mi amor—Se escuchó detrás de la puerta.
Y en un silencioso susurro dije: —"Adiós mi amor".

Me dolía,pero no podría perdonar su traición.

Mediante pasa el tiempo, y las miradas crueles de todos me señalan, camino entre el mundo como si no me importara aunque por dentro eso me esté destrozando. Me enfoqué en mis exámenes y materias, dándole tiempo al tiempo de poder cerrar mi herida.

Los colores del alma| LG(B)TQ+Donde viven las historias. Descúbrelo ahora