¿Alguien en algún momento ha determinado que mi destino debe ser controlado por todos? Pareciera que cada persona que me rodea tiene un control que les da poder total sobre mi vida, sobre mis pensamientos y mis decisiones. ¿Por qué es así? ¿Cómo saben ellos qué es lo que realmente quiero? Grito con cada negación que no es lo que anhelo pero nadie me escucha, nadie se detiene a ver más allá de sonrisas falsas y esperanzas vacías.
Estoy solo, encerrado en mi mismo sin que nadie pueda conocerme aún. Esta cárcel de carne y hueso me condenará de por vida.
—¿Son Chaeyoung?
El momento es ahora, dicen. O alguna mierda parecida dicen, que más da, ya estoy aquí, ya tengo veintiún años los cuales me dan el poder de actuar según quiera. Soy un adulto que en unos minutos va a renacer en este mundo asqueroso que ya no sabe que más hacer para crear perfección barata y vacía.
Adiós pequeña Chaeng; alzaré la voz por ti.
Aquel miércoles un joven delgado y más bajo del promedio, algo parecido al metro sesenta y cinco, con un pequeño lunar bajo el labio, cabello levemente despeinado y con flequillo a un costado ingresó al campus de su facultad. Con su característica mirada oscura y algo incierta, y con una sonrisa dulce que contrasta con el piercing que tiene justo al centro de su labio inferior, buscó en el enorme mapa que le entregaron en la entrada en donde demonios está. Cada edificio es enorme aunque no superen los tres pisos, y para su mala suerte, la facultad de arquitectura parece ser la más prominente como antigua del lugar.
Simplemente caminó conociendo el lugar o lo que pudo antes de la hora de la cena. Al ser el primer día en el que reciben a los estudiantes que vivirán en los dormitorios les dieron un día para adaptarse antes de iniciar las clases. Vivir en una universidad es la trama de una película americana repleta de fiestas o también es el drama de una película de terror en el que todos mueren, en resumen, es el sueño de todo universitario que quiere vivir sin sus padres cerca.
La ilusión de disfrutar sus cinco años de estudios comenzó algo distinto a lo que Chaeyoung tenía en mente, después de todo es Corea del Sur. Ni que fuese San Francisco donde nadie discrimina a nadie (o eso ha escuchado).
Tras semanas de insistencia a la secretaria, tras pedir entrevistas por los últimos tres días con el decano, y hasta llamando a las trabajadoras y sociales de la institución no hubo caso. Si no tiene el cambio de nombre ni el cambio de sexo en su acta de nacimiento, Chaeyoung seguirá siendo una chica a pesar de sus ya dos años de tratamiento con testosterona. En lugar de responder al nombre que ya forma parte de su vida desde los quince años, Son Daejong sigue siendo Son Chaeyoung, una mujer.
Para evitar más humillación a si mismo, rogó a todos los dioses y santos existentes para que le entregaran las llaves de una habitación individual y así poder tener un día a día normal sin miradas ajenas llenas de prejuicio, de confusión y de ignorancia frente a una persona trans. Cerró los ojos, suspiró con fuerza y al introducir la llave en la cerradura para girar el picaporte tardó unos segundos en dignarse a ver la habitación. Aferró sus dedos a la maleta que resguarda sus espaldas con temor, con nerviosismo y un posible ataque de pánico en camino.
¿La vida será piadosa alguna vez con él?
En medio de recuerdos amargos y burlas constantes que ya están grabadas en su memoria, Dae cerró la puerta en cosa de segundos sintiendo nuevamente frustración en su interior. Ya fue suficientemente humillante ingresar al dormitorio de mujeres por la puerta trasera para terminar viendo en la parte superior de la puerta que sostiene un pequeño cartel con los nombres de las propietarias de esa habitación; fue su resignación.
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Él. (MiChaeng)
Short Story"Si hubiera nacido siendo un chico todo sería diferente". A veces ni uno mismo se reconoce frente al espejo. Historia original.