15.

922 95 38
                                    

—Vamos Mina, pasa. Estás en tu casa. ¡Dae, llegué!

¿Cómo terminó allí? Paralizada dentro de aquella casa siendo recibida por un gatito con evidente sobrepeso, una criatura gris con líneas negras que restregó su adorable cola en las zapatillas de la japonesa repetidas veces.

Lo intenta con todas sus fuerzas pero no puede dejar de temblar, su mente no detiene un pánico abrumador que le hace olvidar como pronunciar cualquier palabra.

—¿Eres alérgica a los gatos? Tenemos tres –rió Jeung a lo que Mina negó al instante.

—Al contrario, estudio veterinaria así que...

—¡Genial!

Jeung dejó las bolsas con algunas compras en la encimera de la cocina y se dedicó a ordenar cada cosa en su lugar. Aquel hogar de dos pisos resulta sumamente acogedor gracias a sus tonos barniz, blancos y adornos azul marino; gracias a un sinfín de fotos familiares en las que vaya... «Chaeyoung» se hace presente sin descanso.

La japonesa sostuvo una fotografía familiar en donde Dae todavía llevaba el cabello un poco más abajo de los hombros. Vestido con una camiseta amarilla y brillos; un look típico de una pequeña de seis años. No tuvo que ver demasiado para dimensionar una inmensa diferencia en su mirada respecto a algunas fotografías dónde figura con su cabellera más corta y camisetas de béisbol. ¿Será su graduación? ¿Algún cumpleaños? Mina dedujo que aquella mujer que acaricia su cabeza en la fotografía es su madre.

Rozó con su pulgar el rostro de la mujer antes de verse obligada a regresar la fotografía a su lugar en cuestión de un segundo. Tragó en seco y mordió su labio inferior al escuchar a alguien cerrar una puerta y dar pasos escalera abajo.

—Papá ya está dormido.

Informó una voz que decayó gradualmente, una voz ronca junto a una mirada crítica que hicieron sentir vulnerable a Mina quién aún le está dando la espalda a su fuente de pánico.

—Oh, conocí a tu novia hoy~. Está preocupada por ti –informó una animada voz desde la cocina.

Maldito chismoso.

Mina se encogió en su lugar finalmente girando hasta ver a un Dae que, por la sabiduría de Buda, le resultó más atractivo que nunca. Debería sin duda hacerse más piercings pues con su nueva adquisición justo al final de su ceja derecha Mina olvidó como parpadear.

El ceño fruncido de Dae ante tal confusión hizo sentir a Mina minúscula.

—Me hubieses avisado, hyung –murmuró DaeJong quién hace unos segundos ya estaba refugiado en la cocina junto a su hermano.

Jeung sostuvo a tan nervioso chico por los hombros y le regaló una mirada firme.

—Escucha, campeón. Sabes que estoy de tu lado pero no podía dejarla así, hubieses visto su rostro –suspiró–. Estaba llorando frente a su sepultura. No tengo ni idea de qué ocurre pero tuve que intervenir.

El más alto alzó los hombros de manera casual, con un deje de empatía. Terminó por dar suaves palmaditas a los hombros de DaeJong y sin más dio media vuelta para continuar guardando algunas verduras en la nevera.

Dae por su parte, exasperado, regresó a la sala en dónde alzó entre sus brazos a una gatita blanca y pequeña; Haruka. Nombrada en honor a su amor platónico del anime "idolm@ster".

—Mina, sígueme.

Silencio. Qué más podría haber además de silencio. Tras un suspiro Mina tomó asiento en la cama de DaeJong, sábanas y mantas que desprenden un aroma delicioso y masculino. Un aroma tan suyo que se vio obligada a reprimir las ganas de esconder el rostro bajo las sábanas y abrazar la almohada. DaeJong por su parte tomó asiento en la silla giratoria frente a su escritorio, afirmando su abdomen contra el respaldo de la misma y sosteniendo sus antebrazos en el mismo. No pudo quitar su mirada del rostro de Mina, no cuando aquella chica ocultó su vista bajo un delgado flequillo.

La vergüenza es palpable y DaeJong no sabe cómo interpretarlo.

—Qué–

—Te extraño –murmuró con seguridad–. Necesitaba saber de ti, saber cualquier cosa. En, en verdad te extraño...

—Mina.

—N-no respondías mis llamadas, no estabas en tu habitación, no sabía cómo encontrarte –Dae separó sus labios pero al instante fue detenido por Mina. Jamás la había visto tan ansiosa–. Déjame terminar, mh. Es que, Dae, no quiero que creas por ningún segundo más que ese día me fui por saber que eras transexual –finalmente soltó Mina–. No me importa en lo más mínimo, ¿me puedes creer? Es tu presente el que estoy conociendo y... maldición, me encanta.

No pudo esconderlo, no pudo callar tal sorpresa y confusión. DaeJong frunció el ceño y con una calma fingida tomó asiento junto a Mina alzando tan fino rostro cuidadosamente por el mentón.

—¿Por qué estabas en el cementerio?

Mina a punto de sollozar condujo su dedo pulgar hasta tan suaves cerezos los cuales deleitó con roces sutiles deteniendo sus toques sobre aquel piercing que tanto le encanta jalar.

—Le debía una disculpa así cómo a ti –sonrió Mina a la par que dejó ver el miedo que la ha consumido a través de lagrimas–. Dae, ¿te gusta lo que conoces de mi? Quién soy hoy en día.

—Mina, me estás asustando.

—No te quiero mentir, quiero que seas tú quien más me conoce aunque eso signifique mh. No sabía lo que hacía, ¡mierda!

Agitada intentó llevar ambas manos hasta su rostro pero en aquel instante Dae aferró sus dedos a las muñecas de Mina impidiendo que más distancia de involucre en este momento. Necesita comprender.

Por su parte la japonesa se sintió derrotada, resignada eso sí, en ningún momento pudo verlo.

Cómo podría ver su mundo caer.

—Yo lo hice. Hice una estupidez y te juro que me he arrepentido cada día.

—Mina, joder, dime qué está pasando.

—Y-yo... ah. Fui quién volvió viral un video –susurró–, uno dónde una chica era el hazme reír de todo el mundo en el baño de su escuela, ¿lo recuerdas?–Finalmente alzó la vista deseando en ese instante jamás haberlo hecho pues junto a desconcierto vio la manera pausada en la que el coreano frente a sus ojos se alejó de su lado. No hizo más que llevar ambas manos hasta sus rodillas–. Qué se supone que haga ahora que sé que esa chica eras tú.

Quema.

—Tú...

—Qué hago ahora –susurró–. Qué se supone que haga al saber que serías tú, que le arruinaría la vida a quién am–

—Vete. Vete ahora.

—Dae... p-por favor escúchame.

—Ten algo de decencia y sal de mi casa.

No soportó el llanto de Mina ni tampoco sus súplicas. Cada palabra resulta raspar su dañado corazón y lograr enterrarse en lo más profundo de sus memorias. DaeJong abrió la puerta de su habitación y, sosteniendo el antebrazo de Mina, jaló de ella hasta levantarla de la cama sin cuidado alguno.

—¡Vete! ¡No quiero verte la cara, enferma de mierda!

Mina mantuvo los ojos cerrados con fuerza cuando escuchó aquel grito el cuál indagó en lo más profundo de sí misma. No pudo recomponerse ya que entre temblores terminó fuera de aquella habitación gracias a un portazo que le dio una merecida humillación.

¿Qué te indica el momento exacto en el que debes rendirte?

¿Qué te indica el momento exacto en el que debes rendirte?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Conocí noir de Sunmi y no puedo dejar de escucharla. ;3;

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora