10.

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—Esto es...

—Iré por otro café.

Daejong tragó de manera abrupta al ver cómo la silueta de Mina se alejó hasta la caja de pago. Ambos están a la espera de Momo y su acompañante desde hace más de media hora, tiempo suficiente para hacer colapsar a ambos de vergüenza al compartir silencios más prolongados de lo que desearían.

Divagando en sus recuerdos más recientes, Son no puede detener un eco con la voz de Dahyun murmurando una seguidilla de pequeños "ella te desea" y "¿acaso no te das cuenta de que te ha visto? Y no precisamente el rostro". Saber que Mina, una chica a estas alturas inalcanzable, le devora con la mirada cuándo no está prestándole atención no ayuda absolutamente en nada a la calma que necesita. Para nada.

—También pedí uno para ti –informó una chica con actitud calma y euforia oculta en la mente, quién tomó asiento pausadamente junto al coreano.

Daejong agradeció con una sonrisa sutil mientras que repartió roces pausados a sus rodillas, jugueteando con hilos cortados y rasgados que dan una pequeña apertura directa a su piel desnuda.

—Dónde demonios está Momo...

—Hey, quizá no pudo lidiar con esto. No podemos presionarla.

Mina tan solo presionó sus labios entre sí.

—Ella no es tan reservada. Diría algo.

—Posiblemente esté... bien, llorando o quizá caminando por ahí pero Mina, es su proceso. Al menos tenemos buen café aquí~.

La japonesa observó de reojo la sonrisa luminosa de Dae, una que en cuestión de segundos alejó cualquier preocupación de su ser.

Sonrisa radiante adornada por un lunar que necesita besar. Con cuidado acercó su silla a la del coreano y recostó su mejilla sobre tan delgado hombro. Uno que de seguro es más hueso que otra cosa pero es su hombro. El único que necesita usar para sentirse contenida.

—Mh, me gusta tu perfume, Dae.

Mina con calma condujo sus suaves dedos hasta las clavículas del coreano dispuesta a rozar las mismas lentamente, acompañando de tal forma roces sutiles que con dificultad podrían percibirse. Se vio embriagada por el calor de Daejong, por su piel expuesta y cercana. Olfateando cuidadosamente el cuello del castaño fue que Mina, sin percatarse, terminó robando un beso casto a su piel.

Aquel beso provocó un sutil quejido en el joven, uno seguro que demostró una atracción correspondida al llevar su masculina zurda hasta el muslo de Myoui. Miradas lascivas y cómplices fueron una apertura a cercanía entre ambos. La capacidad de olvidar todo a su alrededor ya les ha ocurrido más de una vez, en más de una conversación, en más de risas y miradas. Dae sostuvo el mentón de Mina y cayendo en un precipicio de cordura y locura a la vez no esperó, no pudo evitar besarla con un deseo disfrazado de cuidado.

No hubo tiempo para sorpresas, para palabras desconcertadas o incrédulas. No si después de tanto tiempo finalmente han conocido una suavidad embriagante en los labios del otro. Fusión instantánea.

Quién diría que Mina terminaría sentada en el lavamanos del baño de mujeres de aquél café jadeante, necesitada de los labios de Daejong los cuáles reclaman sus húmedos pliegues con besos efusivos.

Daejong podría dar su vida por admirar la blanquecina piel de Mina repleta de marcas morbosas, de mordidas las cuáles dejan en claro un camino con solo un destino bajo las bragas de Myoui.

—Eres hermosa, Mina.

—M-mh, más. Te quiero más cerca...

Inocencia y deseo jamás antes mejor mezclados.

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora