3.

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—Dae... –murmuró aquella chica de piel pálida, quien dejó su libro a un lado de la cama para sentarse sobre la misma– ¿Me dejarás beber agua sí o no?

–¡No!

–¡Es una botella! ¿Por qué la cuidas tanto?

Ridículo o no, Dae desde esa tarde tras enfrentarse con Momo, se encargó de guardar la botella que bebió la desconocida aunque ya hayan pasado un par de días, pues si se atreve a beber de la misma sería un estilo de beso indirecto. ¡Pensar en hacerlo le vuela la cabeza!

—Es... es mía. ¡O-oye, qué haces!

Dahyun simplemente se levantó y sostuvo la botella logrando un encuentro entre esta y sus labios, cosa que ocasionó que el ánimo de Dae llegase al subsuelo.

—¿Ves? Sigues vivo –rió divertida al notar la expresión derrotada del joven al ver la botella.

—Ah, mujeres... Oye, Dahyun. De casualidad... ¿no conoces a u–

Quedó con palabras en la boca al girar la mirada hasta la puerta de su habitación y ver justamente a aquella chica asomándose en la puerta con una sonrisa tan tímida como adorable.

—Estaba abierto, lo siento –murmuró terminando por ampliar su sonrisa al ver a una animada Dahyun acercarse hasta abrir completamente la puerta.

Su mirada vagó por la habitación hasta terminar sobre un anonadado muchacho con camiseta de Dark Souls.

Tragó en seco al verla acercarse y hacer una pequeña venia frente a él.

—Mina, es un placer –dijo desviando sus pasos hasta la cama de Dahyun sentándose en la orilla de esta para dedicarse a sacar unos cuantos cuadernos.

Dae no preguntó, pero gracias a unas cortas palabras de Dahyun supo que son compañeras de facultad. La joven de piel nevada se acercó algo apenada, presionando con uno de sus dedos una de las mejillas del muchacho.

—Dae, por cierto... tengo examen en dos días y necesito estudiar, siento no avisarte antes –murmuró Dahyun frente a él manteniendo una expresión algo tímida, una que por suerte desapareció cuando Dae sonrió.

–No hay problema~. Iré por algo de beber y cuando llegue te quiero escuchar diciendo cada hueso que tenga el cuerpo de un gato. ¡Estudien mucho! Y Mina, el placer es mío.

Con una sonrisa fresca y con sus oscuros ojos luciendo como medias lunas, Dae tomó su mochila y salió de la habitación apresurándose en cerrar la puerta y emitir un suspiro realmente pesado una vez que afirmó la espalda contra la madera. Se tensó al punto de cubrir sus ojos con ambas palmas y deslizarse por la puerta hasta un costado, ahora escondiendo el rostro en la pared.

—Q-qué acaba de pasar... –susurró para si mismo ahogado en nervios causados por aquella chica, Mina. "Mina"-. Mina... Mina~.

—Myoui Mina, por cierto.

—¿Q-qué..?

Dae giró con prisa encontrándose con la mismísima chica que le ha robado los pensamientos. Ésta sonrió solo como ella sabe mientras que continuó su camino con cierta prisa.

—¡O-oye! ¿Pasó algo? –murmuró el más bajo, aunque sean unos vergonzosos tres centímetros.

—Olvidé un libro, voy a la facultad a–

—¡Te acompaño!

Mina algo sorprendida por tanto entusiasmo simplemente asintió, dando la espalda nuevamente al castaño quien la siguió a paso calmado.

—Eres lindo –comentó Mina sin saber que con esas palabras el más bajo colapsó– ¿Daejong, verdad?

El ya mencionado asintió sin voz.

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora