5.

1K 133 28
                                    

Murmullos y más murmullos son lo único que puede escuchar. Risas, groserías, conversaciones banales y lamentos amorosos. Mina rió por lo bajo al mantener los ojos cerrados y escuchar una jungla de adultos comportándose como niños.

Tal como Dahyun le comentó, salir por la noche ya sea con compañeros de trabajo o de clase a un bar y embriagarse mientras se come algún platillo nacional es una tradición, un modo arraigado en los coreanos de celebrar quién sabe cuántas ocasiones. En este caso, casi toda la universidad está en un mismo local de comida para celebrar el término del periodo de exámenes. Afortunados son los que pueden brindar mientras otras facultades aún comienzan ese tortuoso periodo.

Mina comparte con Dahyun en la misma mesa, quienes ven como a dos mesas de distancia Sana está por beber una ronda de cinco tequilas. Todos aplauden para apoyar su hazaña así que mirar y dar apoyo moral jamás está de sobra.

—¿Irás a sentarte con tu novio luego?

Mina cuestionó con intriga, una impulsada por los estragos que la cerveza ha hecho en su interior; ¿por qué mienten?

Dahyun la observó durante unos segundos antes de negar entre suaves risas.

—Él está, bueno... –Bastó dar una mirada para ver cómo DaeJong está compitiendo con unos compañeros de clase por quién come más alitas de pollo– Hombres.

Mina acercó un poco de ensalada hasta su boca con los palillos y sostuvo su rostro con una de sus manos. ¿Acaso no es suficientemente cercana para saber la verdad? Es una opción, una que le hace sentir en parte aliviada por la simple razón de que si conociese aún más a Dae correría el riesgo de pensar cada vez más en él.

—Sus amigos están realmente ebrios –rió Mina.

—Espero que no tenga la genial idea de embriagarse también, ¡no puedo llevarlo así hasta el dormitorio!

—Relájate, pequeña~. Es diferente. Considerado.

Dahyun giró el rostro hasta la japonesa viendo como Mina bebió unos cuántos sorbos de sake sin apartar la vista del más bajo.

—Considerado y lindo –agregó, provocando una sonrisa burlesca en Dahyun–. ¿Besa bien?

—¿Ah?

Mina observó hacia el frente sin poder parpadear, luego observó a Dahyun perdida en pánico y por si fuese poco, con un sutil sonrojo el cuál pasó desapercibido gracias a sus ya coloradas mejillas debido al alcohol. Dahyun rió a carcajadas.

—Qué curiosa eres –quiso restar importancia a la pregunta pero la mirada fija de la japonesa la obligó a asentir.

—¿Y no... –calló gracias a un chico de tercer año de ingeniería, un chico conocido por todo el mundo por siempre aparecer en toda fiesta existente.

Aquel chico, Kim Wonpil, sostuvo dos botellas y al pararse sobre una de las mesas no tuvo una mejor idea que agitar las botellas abiertas en el aire. Fue una lluvia generosa de sake que a muchos provocó más de una carcajada y a otros, a Nayeon, le causó un grito de espanto al ver sus cigarrillos mojados.

Es normal ese actuar sí ya es pasada la media noche, considerando que llegaron casi a las siete. Eso lo sabe muy bien DaeJong quién necesitó salir para fumar algo de tabaco y evadirse de tan molesto mareo.

—¿Fumando sin mi? –rió con suavidad robando la atención del coreano.

—Tú no fumas, Kim Dahyun.

—Al parecer contigo tendré muchas primeras veces.

La mirada atónita que le regaló Dae provocó que Dahyun entregase un golpe al hombro del coreano.

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora