13.

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Hoy le diré.

¿Si quiera es algo que se debe decir? A modo de introducción. ¿Cuántas maneras de verlo existen? En la cabeza de Dae solo existe una forma de ver su vida, una en dónde quizá qué karma lo encarceló en un cuerpo equivocado el cuál está tratando de adecuar a la forma en qué siempre se ha sentido.

Sentir vergüenza sería una muestra de ingratitud consigo mismo por lo que de forma transparente expondrá su lucha, su presente. Es hora de confiar aún más en la mujer que ha logrado amar después de cuatro meses saliendo de forma no oficial.

Qué estupidez temer. Definitivamente un calvario en su mente es lo que menos necesita, lo que menos buscará sentir. Alcanzó un nivel de paz consigo mismo que ya no ve sentido a esconder un pasado que ciertamente no lo define sino que condena. Lo condena a ser visto de otra manera por otros, por terceros que ni se molestará a considerar en su vida.

No necesito eso.

DaeJong abandonó su habitación dispuesto a caminar hasta la entrada del campus, lugar dónde siendo medio día va a encontrarse con Mina para invitarla a conocer a parte fundamental de su familia.

Sintió un único calor cubrir sus ojos y por ende, espantar una seguidilla de miedos en cuestión de segundos. Tembló ante un "sh" contra su oreja seguido de un suave beso en su lóbulo.

—Esto es un asalto –soltó Mina en un murmullo antes de morder a modo de ansiedad su labio inferior.

—¿Mh? Pero si no llevo nada conmigo, qué puedo darte.

—¿Así que nada, eh?

—Justamente señorita.

—Mentira. Estoy viendo unos labios deliciosos que me encantaría morder.

Dae rió por lo bajo descendiendo con cuidado los dedos de su amada, girando a verla y dedicándose ser él quién muerda tan deliciosos labios con lentitud. Fue gentil, priorizó admirar la infinidad de detalles que resalta la belleza innata de Mina.

En silencio la japonesa abrazó al castaño por sobre los hombros escondiendo su rostro en tan cálido cuello.

—¿Vamos, mh?

Mina asintió junto a una sonrisa sutil, robando un besito a la punta de la nariz de Dae.

—¿En verdad quieres que conozca a tu madre? Estoy nerviosa, mh.

Dae sonrió solo cómo él sabe tras asentir. ¿Cuántas veces va a vivir algo así? Conocer a alguien y luego de un parpadeo, que una conexión innata los conduzca a una relación que no requiere de formalidades aún para advertir la venida de algo importante. Ninguno entiende qué ha ocurrido pero lo gratificante es que ninguno podría arrepentirse.

«¿Otra vez discutieron?», murmuró viendo perfectamente la manera en qué los labios ajenos se entre-abrieron sin soltar palabra alguna.

«Creo que... es el final. Lo arruiné otra vez».

«Estás siendo muy impulsiva, Momo. Y ella no merece eso, lo sabes».

La japonesa guardó silencio escondiendo sus miedos en el cuello de Dahyun mediante un abrazo. ¿Cuántas penas ya han escuchado las paredes de la habitación de Dahyun? Yacen desde sollozos grabados en la madera hasta cuestionamientos tatuados en la mirada de la coreana, una inexperta estudiante en su último año previo a la universidad que al ver a su mayor llorar no supo cómo lograría consolarla.

Esas noches Momo salió de casa dejando a Jihyo con el alma en un hilo. Ambas están dolidas por lo que quizá les vendría bien algo de espacio. Pensar, reflexionar y ver la situación desde los zapatos de la otra. Nada parecido al escape de Momo el cuál fue refugiarse en las sábanas de desconocidas.

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora