Bastaron dos semanas para que la vida universitaria de Dae diera un giro hasta volverse en una tragicomedia. Los primeros días no hubo mucho problema para salir de la habitación sin ser visto y proteger así su propio orgullo aunque con la llegada de más vecinas a un lado y en frente de su habitación ya pareció un juego de prófugos de la cárcel cada vez que debía ir a clases.
El despertador hizo su entrada triunfal a las siete de la mañana despertando de un sobresalto al castaño quien apagó el mismo y trató de recordar que está vivo aunque terminara preguntándose como es que Dahyun no dio señales de vida tras la estruendosa canción de J-rock que utiliza siempre. Aprovechó la calma de la mañana para ir al baño, tomar una ducha y preparar cada detalle antes de salir al mundo. Ya vestido con ropa simple y en su mayoría negra, retornó a la habitación para dejar su cama ordenada y de paso para escuchar la tercera alarma de Dahyun. Curioso se acercó a su celular aguantando la risa al leer los nombres que utiliza para su despertador. No fue hasta que sonó la cuarta alarma llamada "despierta fracasada" que Dae sacudió suavemente a Dahyun, llamándola por su nombre y jalando una de sus mejillas a modo de insistencia.
Verla despeinada fue divertido pero no tanto como verla correr hasta la ducha por despertar muy tarde.
—¿A qué hora debes regresar?
Dae giró la mirada hasta Dahyun quien se encuentra secando sus largos y claros cabellos con una toalla.
—Creo que a las cuatro, almorzaré fuera.
—Genial, nos vemos~.
Dae sacudió su diestra en señal de despedida, tomó la correa de su mochila y al acomodarla sobre su hombro giró el picaporte dispuesto a salir deseando que ninguna chica se encuentre curioseando por los pasillos.
¿Era necesario tanto ruido cuando una jaqueca lo estaba matando y solo quería dormir?
Qué ingenuo fui.
Fue tan ingenuo que ni siquiera creyó estar despierto cuando una chica con una toalla cubriendo su cuerpo lo apuntó con un dedo en medio de gritos.
—¡Un hombre en el dormitorio!
—Oh, por favor... Cómo si jamás hubieses visto a un hombre —comentó una chica algo ida de este mundo quien necesitó bostezar un par de veces para poder hablar, de seguro despertó a causa de los gritos.
—C-cállate.
—Ayer andabas deseando poder cogerte a algun—.
Pobre chica, fue callada con una palmada sobre la boca. Sus cabellos rubios parecieron dar más dramatismo al impacto.
Dae suspiró algo perturbado antes de dar media vuelta para no llegar tarde a su primera clase del día y también para no seguir soportando un drama innecesario entre chicas raras. Alcanzó a dar un par de pasos hasta que un agarre al cuello de su camiseta detuvo su andar de manera abrupta.
—Hey, flaquito. ¿Qué mierda haces aquí?
—No soy ningún flaquito —aclaró a regaña dientes el joven coreano, dando media vuelta hasta aquella desconocida quien sin darse cuenta regala una generosa vista de su escote gracias a la toalla. Desvió la mirada unos segundos después lamentando sentir sus mejillas más cálidas de lo normal—. P-por qué andas así fuera de tu habitación, hay baños.
—¡Es el puto dormitorio de mujeres, asqueroso!
Aquella chica, indignada y avergonzada a más no poder (o quizá solo emocionada por su improvisada escena de película), impactó su diestra sobre el (todavía) suave rostro del joven dejando mucho más rojiza su mejilla.

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Él. (MiChaeng)
Historia Corta"Si hubiera nacido siendo un chico todo sería diferente". A veces ni uno mismo se reconoce frente al espejo. Historia original.