16.

1K 113 43
                                    

Mi pregunta podría ser, ¿qué tan volátiles son los sentimientos? ¿Qué tan viva puede estar una ilusión para acercarnos a alguien con tanta facilidad? Vamos y venimos tratando de caer en un lugar seguro, necesitando aferrarnos con las uñas a alguien de forma desesperada o, aferrarnos a alguien para sobrevivir lejos de un lugar que solía ser nuestro refugio.

Inestable.

Reconozco que lo primero que me atrapó fueron sus ojos y la forma inusual en la que pueden llegar a brillar. Resplandecen cegando a cualquiera hasta en un día soleado, expresan inocencia y secretos completamente privados de miradas curiosas. Poseen una esencia hermética pero ignoré todo temor a lastimarme entre alambre de púas con tal conocer aquel corazón considerando ese acto de valentía como lo mejor que permití escribir en mi vida.

Jamás hubiese pensado que llegaría hasta lo más profundo de ese corazón, menos habría imaginado ser quién se instalaría dentro de el a cambio de pagar un elevado precio.

Tragó en seco y sin pensarlo más golpeó la puerta un par de veces viendo un rostro desgraciadamente familiar expresar confusa sorpresa. Nada más que miradas compartidas y apagadas por incomodidad; una de ellas simplemente saludó con un pequeño gesto en los labios mientras que la de más edad retomó una postura compuesta.

—Mina.

—¿Tienes tiempo? Eres mi única esperanza por así decirlo –expresó con sutileza, con la voz ligeramente rasposa.

Jihyo dio un paso al costado y permitió a la menor ingresar a tan pequeña y acogedora oficina. Para Mina la incomodidad en la mayor es realmente evidente y en lugar de calmarla se dió el lujo de torturarla con ello durante los eternos segundos que tardó en sentarse frente a su escritorio. No es nada personal sino que simplemente jugó con su estabilidad debido a lo adorable que resulta la mayor al estar ansiosa.

—No vengo a hablar de Momo –soltó–, sino que necesito saber si lo que ella me dijo es verdad.

—¿Mh? Es que... no he hablado con ella hace mucho –observó a Mina en todo momento, aún después de sentarse tras el escritorio.

—¿Dae... Chaeyoung habló contigo antes de irse? Son Chaeyoung.

Park rascó un costado de su frente, rozó con la yema de sus dedos el tabique de su nariz y finalmente asintió.

—Mh, sí que Dahyun la tiene informada –sonrió de manera tenue mientras desvió la mirada hasta su diestra la cuál sostuvo por inercia un lápiz tinta–. Lo hizo, dió las gracias e informó que abandonaría los dormitorios eso sí, manteniendo su horario de clases intacto. Firmó los papeles hace unos días.

—¿Dijo en dónde se quedaría?

—Mina... solo hago mi trabajo, sé lo que está escrito y nada más. Su cuarto será usado por otra persona, es tod–

—Vive a más de hora y media de aquí, maldita sea. Qué sorprendente no preguntar dónde podría quedarse. ¿Ni siquiera por preocupación? Vaya profesionales tiene esta universidad.

Jihyo cerró sus ojos e intentó controlar un ligero tic nervioso en su ceja izquierda. ¿Por qué últimamente todos resultan ser tan obstinados?

—Pidió discreción, lo siento.

Mina, comenzando a ahogarse en irritación, golpeó con su puño el escritorio y se levantó del asiento delatando lo tensa que puede llegar a estar su mandíbula.

—¡No me vengas con esas mierdas! Sé que eres una maldita egoísta pero en verdad necesito saber dónde está, deja de hacerte la recatada que no te queda.

Él. (MiChaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora