Capitulo 32

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                                                                         32.


                                        Siento como los brazos de Harry aún están en mis caderas, me separo de golpe, tomo la charola y salgo de aquel lugar.
¿Cómo había podido engañar a Thomas de aquella manera? Ni yo misma me lo podía creer. Tanto tiempo que me estuve quejando de Samantha y ahora yo era igual o peor a ella. Sentí como los ojos me comenzaban a arder; quería llorar, claro que lo quería hacer.
Mierda deja de ser tan débil.
Sentí como la mano de Gemma se ponía en mi hombro, la mire asustada esperando a que hablara, pero por más que lo quería hacer callaba de la nada.
Tal vez ella y yo no nos habíamos visto por un tiempo y necesitaba a alguien pero no podía con Gemma, tan sólo ella era como mi enemiga.
Mierda no calla.
 

"Puedes irte Lea, sé que no estás bien así que anda, ve a distraerte."
 

Le di una cálida sonrisa mientras me quitaba el mandil del cuerpo y se lo entregaba. Tome mi bolso y corrí.
Corrí como nunca, quería estar lejos de aquel lugar.
Era una sucia una zorra por haber engañado a Thomas era realmente la persona más estúpida de este planeta.
Maldición, ¿por qué no tenía a nadie en este momento?
No sabía que hacer así que tome mi teléfono y marque el primero y único número que tenía. Espere algunos segundos hasta que su ronca y áspera voz me respondió al otro lado.
"¿Lea? No esperaba tu llamada, ¿Sucede algo?"
-No, lo lamento si estas ocupado pero de verdad necesito verte- respondo esperando una buena respuesta de su lado.
"Lo lamento querida, tengo algunos exámenes en esta semana y no puedo verte."
-Oh claro lo entiendo, perdón por molestar.
Cuelgo sin esperar una respuesta de su lado.

No eres importante para nadie.

¿Por qué no callan y dejan de joder la mierda de vida que tengo?

Siento como el frío viento pega sobre mi rostro, las lágrimas salían por sí solas, haciendo que mi cuerpo de sintiera débil. Estaba sola, no tenía a nadie que me escuchara, ni si quiera tenía a alguien en esta vida.

Toco la fría lápida que tengo frente a mis narices y comienzo a sollozar como una estúpida.
Vamos eres fuerte.
No no lo eres, eres débil. Siempre lo fuiste.
Siento como las lágrimas caen una por una, quiero que termine todo este sufrimiento, quiero que termine el dolor, pero por más que lo quiero cezar este me sigue inundando, haciendo que todo se comience a poner negro nuevamente.
-¿Por qué tuviste que irte ahora que más ocupo de ti? ¡Te extrañó tanto! Mi vida es un asco, más de lo que era antes de que te marcharas. Ahora no tengo a nadie, a nadie en absoluto. A la única que siempre tuve fue a ti y ahora no hogar tengo.

Las lágrimas seguían inundando todo mi cuerpo y rostro, si tan sólo yo estuviera con ella.
Tan sólo necesitaba a alguien quien me escuchara, quien entendiera mis penas, dolores, emociones y aun así siguiera a mi lado.

El tiempo se fue tan rápido que no note cuándo el sol de había escondido. La noche se comenzaba a hacer presente al igual que el frío. No me importaba nada en lo absoluto sólo quería quedarme ahí con ella.
Sentí algunos pasos tras de mi los cuales ignoré por completo. Una delgada voz me hizo salir de mi mundo para poner atención a aquella pequeña voz.
"No creo que sea buena hora para que estés en este lugar"
-Lo mismo digo. --Respondí, tratando de que se alejara, pero no lo hizo.
"Soy Rafaela"
-Lea- conteste sin importancia, pero ¿qué culpa teñí aquella chica; limpie las lágrimas que aún bajaban por mis mejillas y me gire para ver mejor a la joven que estaba frente a mí- Perdón, por ser tan grosera antes.
"No importa, la gente siempre es así; así que ¿Qué más da, no?
Sonreí débilmente mientras sacaba mi teléfono y miraba la hora. ¿Cómo fue que el tiempo se fue tan rápido? Mire como el reloj marcaba las 8 con 50 minutos. Me asuste, no podía creer todo el tiempo que había pasado en aquel lugar.

Anorexia {Harry Styles}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora