Capítulo 9

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A varios kilómetros de la universidad, Nathan tenía su primera cita oficial con Ian. Se habían desplazado a una pequeña cafetería donde pasaron toda la tarde conociéndose mejor junto a una taza de café con leche. El joven estaba muy contento porque estaba conociendo a una persona muy especial, parecía estar hecho para él. Obviamente tenían muchas cosas en común, como el amor al baile pero también otros gustos diferentes, su acompañante era un fanático de los deportes de riesgo y él lo más arriesgado que hizo en su vida fue ir a un parque de atracciones.

- Puedes decir lo que quieras pero algún día tú y yo practicaremos escalada. - Dijo sonriendo el camarero, marcando así sus hoyuelos.

La expresión relajada de Nathan cambió inmediatamente a una de espanto y sus ojos azules mostraban una ligera sombra de duda. - Creo que necesitaría más que un café para plantearme hacer algo así.

Ian arqueó una ceja. - Eso déjamelo a mí porque... - El sonido de una llamada entrante al teléfono de Nathan, lo interrumpió. - ¿No vas a cogerlo? - Preguntó al observar que el castaño miró la pantalla pero no respondía a la misma.

- No conozco el número. - Contestó él sin darle mucha importancia.

- Igual es algo importante. - Sugirió Ian.

Nathan lo meditó unos segundos antes de contestar. - Como sean de una compañía telefónica, pagas tú la cuenta. - Dijo rápidamente antes de pulsar el botón verde en su pantalla táctil. - Aquí Nathan. - Contestó.

- ¡Menos mal que contestas! - Empezó a hablar muy rápidamente. - Estamos en la universidad, ven volando.

- ¿Meghan? ¿Qué? Me puedes explicar bien. - Dijo extrañado. Ian por su parte, actuaba como si fuera un espectador externo para no molestar ni interrumpir la conversación.

- Alguien nos ha encerrado, estamos en la antigua sala de profesores. ¡Dime que puedes venir a sacarnos! - Exclamó desesperada.

Su amigo miró a su acompañante. - Tranquila, estaré allí en veinte.

Después de colgar y despedirse de Ian con un cálido abrazo, puso en marcha su coche y pisó el acelerador para llegar cuanto antes a la universidad.  Una vez allí, corrió en dirección a la sala donde Meghan le dijo que estaban y efectivamente comprobó que los habían encerrado deliberadamente poniendo una silla debajo de la manilla para impedir que se abriera. 

- Chicos, ya estoy aquí. - Avisó el castaño mientras quitaba la silla velozmente.

- ¡Menos mal! - Exclamó aliviado Derek al abrirse la puerta. 

La joven suspiró al mismo tiempo que caminaba hacia su amigo. - Eres el mejor, te debo una. - Le agradeció para después darle un fuerte abrazo. 

- Y una muy grande además. - Dijo al separarse de ella. Observó unos segundos al compañero de Meghan antes de tenderle la mano para saludarlo. - Soy Nathan. - Se presentó al mismo tiempo que Derek le estrechaba la mano. - Derek. - Sonrió levemente. 

- ¿Y quién os pudo haber encerrado? - Interrogó su amigo preocupado intuyendo la respuesta. 

- James. - Dijeron los dos al unísono, lo que hizo que la pequeña se girara hacia Derek. 

- ¿Cómo estáis tan seguros? - Preguntó el castaño al ver la rapidez con la que contestaron. 

- Yo sé cómo estoy tan segura, lo que no sé, es cómo tú estás tan seguro. - Habló mirando intrigada a Derek.

Éste evitó su mirada y se rascó la nuca en un acto reflejo por los nervios. - Bueno... Porque tuve una pelea con él, eso es todo. - Aclaró. 

Meghan no le creyó del todo pero aceptó su explicación. Al poco tiempo, los tres salieron de aquella sala para irse cada uno a su apartamento. Derek andaba a un paso por delante de ellos, ya que necesitaba coger aire después del pequeño ataque que sufrió allí dentro encerrado. 

- Alice se quedó corta, ese hombre es un bombón. - Le susurró al oído el castaño y ante su comentario, la única contestación de su amiga fue un codazo en el brazo. 

Habían llegado al aparcamiento del campus y Derek abrió el pequeño compartimento de su moto para poder coger su casco. - Gracias, a los dos. - Se colocó el casco negro y se fue. 

- Uii y encima tiene una moto, super sexy. - Siguió hablando a pesar de las miradas de Meghan. 

- ¿No que tú andabas tras Ian? - Preguntó abriendo la puerta del coche. 

- Una cosa no quita a la otra. - Dijo entre risas mientras ella lo miraba mal. - Tranquila, estoy bromeando. 

Al día siguiente, Meghan estaba decidida a buscar a James y enfrentarlo pero Alice no la dejó, a tal punto que la acompañó a su clase. Las horas pasaron sin ningún imprevisto, cosa que le sorprendió a la pelinegra porque llevaba unos días de perros. Lo único raro fue que Derek no apareció por la universidad en ningún momento. 

Lo que él quería era mantener la distancia con todos y en especial con Meghan. Las cosas se habían complicado y tenía muchas cosas en las que preocuparse. Dominic era la primera persona de su lista. Estaba claro que al irse, había complicado las cosas y sus seres queridos estaban en peligro. En ese momento, se acordó de la promesa que le hizo a su padre la tarde que lo enterraron. Prometió que siempre cuidaría y protegería a su madre y a su hermana y lo iba a cumplir, aunque eso fuera a costa de su propia vida.

Meghan ya había acabado sus clases y con ellas, su último examen antes de las vacaciones, por lo que estaba contenta. Antes de llegar a su coche se encontró con algo que pensaba que nunca vería pero con los últimos acontecimientos, ya no se sorprendía tan fácilmente. Karen estaba acurrucada sobre uno de los pilares de la entrada del campus. En principio dudó en acercarse y ayudarla pero recordó que fueron muy buenas amigas en el pasado, así que se acercó a ella y tocó su hombro. La chica se giró rápidamente y fue allí que los oscuros ojos de la pelinegra se abrieron asombrados. Karen tenía un fuerte golpe en la mejilla y el maquillaje corrido por culpa de las lágrimas.

- ¿¡Qué te ha pasado!? - Exclamó la joven alarmada.

- Meghan, tenemos que hablar. - Dijo débilmente entre sollozos.

***
A pesar de los años, Dominic seguía siendo un hombre muy temido, gracias a la mala fama que llevaba años acumulando, aunque ya no intervenía directamente en algunos de sus negocios debido al enfrentamiento con un policía que casi acaba con todo lo que él había construido desde que tenía diecisiete años. En aquella pelea, el policía murió y Dominic quedó herido en la pierna, por eso debía usar un bastón para desplazarse. Apagó su puro en el cenicero de cristal que estaba encima de su escritorio y marcó el número del teléfono de prepago de Tucker, su hombre de confianza. 

- ¿Qué novedades me tienes Tucker? - Preguntó cuando el susodicho contestó la llamada. 

- He descubierto algo muy interesante. - Le informó a su jefe. 

- Cuéntame. - Una ladeada sonrisa llena de arrogancia se empezaba a formar en su arrugada cara. 

- Nuestro chico ha hecho una amiga. 

Su sonrisa se hizo más grande. - Averigua todo sobre ella. - Ordenó. - Y Tucker... Creo que ya va siendo hora de hacerle una visita de advertencia a nuestro viejo amigo Derek.

- Eso está hecho jefe. - Dijo encantado.

{ ¡Nuevo capítulo! Gracias por seguir la historia, espero que les esté gustando. ❤ }

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