Capítulo 18

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- ¿Tan mal ha ido? - La joven viajera había estado esperando la llegada de su hermano con ansías, pero su ilusión se esfumó nada más verle cruzando la puerta. Estaba serio, se notaba a leguas que no quería hablar de ello, sus hombros estaban caídos, sus ojos marcaban impotencia interior, la cual intentaba disimular, y su ancha espalda erguida junto a sus labios fruncidos, daban el toque final a su estado de ánimo.

No quiso decir nada, simplemente la esquivó y se encaminó a su dormitorio. Tina se adelantó a él y en un par de saltos llegó hasta la puerta, que en ese momento se encontraba cerrada, colocó sus brazos a modo de barrera y mantuvo contacto visual con Derek. Él la fulminó con la mirada, una de esas que harían temblar hasta al más grande y musculoso de los hombres, pero la joven ni se inmutó, no tenía ningún efecto sobre ella.

- Quiero saber qué ha pasado - No era simple curiosidad, realmente estaba interesada en conocer qué significaba aquella muchacha para él.

Suspiró y sin apartar la mirada, frunció aún más los labios. - Me confesó lo que sentía por mí y yo no supe qué decir. ¡Aagg! - Se llevó las manos a la cabeza con desesperación. -Siento que he sido un imbécil y que no debería de haberla dejado irse, que tendría que haberle dicho que... - No acabó la frase.

- ¿Decirle qué? - Su pregunta sonó baja, aunque no lo suficiente como para no ser escuchada.

- Decirle que... Que sin saber cómo, me enamoré de ella. - Dijo al fin en voz alta aquello que tanto tiempo había estado guardado sólo en sus pensamientos.

Tina se había quedado callada y de manera instintiva, se acercó a él para después abrazarlo con fuerza. No podía creer que su hermano estuviera diciéndole aquellas palabras, la misma persona que tiempo atrás, había jurado no volver a confiar en ninguna mujer y mucho menos, enamorarse de nuevo.

- Aún puedes decírselo, estoy segura que ella no es como Carol. - Habló nada más separarse, rompiendo así el abrazo fraternal.

- En eso te doy la razón, Meghan es totalmente diferente a ella, es dulce, valiente, amable, sincera y con un carácter que me vuelve loco. ¡Dios! Es tan jodidamente tierna y hermosa a la vez. - Sus ojos brillaron como dos redondas bombillas tan sólo con pensar en ella. - Pero. - Su expresión se volvió seria de nuevo.

- Nada de peros. - Dijo Tina. - Dices que ella es valiente, pues tú también debes serlo.

- Necesito acabar con Dominic antes, evitar ponerla en peligro. - Le explicó el chico en vano.

- No puedes alejarte de las personas que quieres sólo porque tienes miedo a que sufran. Las personas sufren Derek, eso no lo puedes evitar, no está en tus manos. ¿Pero sabes lo que sí puedes hacer? Estar junto a ellas, apoyarlas, quererlas. - No sólo hablaba de Meghan, sino también incluía a su madre y a ella misma en aquel discurso. - Estás tan obsesionado con ese tipo que olvidas lo más importante, olvidas pensar en ti, ser un poco egoísta y coger lo bueno que te esta brindando la vida. Piensas que tienes que enfrentarte tú solo a los problemas y olvidas que nosotras también moriríamos por protegerte a ti. - Al acabar de hablar, se apartó de la puerta, dejando claro que le permitía entrar en el cuarto y poner fin a aquella conversación, pero él no lo hizo.

- ¿Quieres una taza de té? - Aquella era su manera de decir que quería seguir hablando con su hermanita, que la había echado de menos y que la necesitaba.

Al mismo tiempo, pero en el apartamento de las chicas, la pelinegra sentía como se formaba una lucha en su interior, como las ganas de estar con Derek se enfrentaba con el miedo por las amenazas de James. Porque lo tenía bastante claro, aquel texto anónimo era de él, no podía ser de otra persona.

Había decidido desconectar su teléfono, necesitaba un momento de tranquilidad, en el cual poder olvidarse de todo el drama que se estaba formando en su vida. Luego de ponerse su cómodo y suave pijama, fue a la cocina pensando que era la ocasión perfecta para preparar su famoso arroz con leche. Entretanto, sus amigos se habían vuelto a preocupar, ya que la joven parecía estar incomunicada, así que  decidieron que la fiesta había acabado, Ian y Karen cogieron un taxi que les llevaría a sus respectivas casas y Nathan cogió otro con Alice, para ir al piso, verificar que su amiga estuviera bien y saber qué había pasado con el buenorro. Nada más llegar, notaron el olor proveniente de la cocina, una mezcla de arroz quemado con canela.

- Esto pinta mal. - Le susurró Alice a su amigo mientras cerraba la puerta principal.

Rápidamente, dejaron sus cosas tiradas en el sofá. Después, comprobaron que la pequeña estudiante no se encontraba en la cocina, así que miraron en su habitación, y ahí estaba, tumbada en su cama, degustando su dulce creación.

- ¿Qué hacéis aquí? - Casi se atraganta al darse cuenta de la presencia de sus amigos en el cuarto.

- Tienes el móvil apagado. - Contestó Nathan con los brazos cruzados. Ella decidió colocar el bol en la mesilla de noche y levantarse de la cama.

- Me habré quedado sin batería. - Mintió.

- No me lo trago, algo gordo ha pasado. - Le dijo la informática de manera muy seria.

- ¿Cómo estás tan segura de eso? - Preguntó nerviosa.

- Porque has hecho arroz con leche. - Contestó elevando una de sus cejas.

Ella arrugó la frente ante su respuesta, sin saber muy bien que decir a continuación.

- Tú sólo haces arroz con leche cuando estás muy deprimida. - Continuó con la respuesta su amigo. Era cierto, aquello se había convertido en una tradición familiar, su madre siempre le cocinada ese postre cada vez que ella estaba triste y de alguna manera, conseguía alegrale el día.

- ¡Eso no es verdad! - Exclamó intentando negarlo.

- Meghan, olvidas que estás ante las dos personas que más te conocen en este planeta. - Contraatacó la rubia.

Cerró los ojos con fuerza, inhaló aire y después lo expulsó por la boca lentamente y cuando estaba más relajada, comenzó a contarles lo poco que había hablado con Derek.

- Yo creo que tiene miedo a mostrar sus sentimientos, a veces los tíos hacen eso. - Comentó el castaño al escuchar lo que su amiga acababa de decirles.

- ¿Tú cómo te sientes? - Le preguntó Alice.

- ¿La verdad? - Dijo sentándose al pie de la cama. Alice la acompañó, colocándose a su lado mientras que el castaño, se sentó en el suelo para tener una mejor visión de ambas chicas al tiempo que hablaban. - Me siento mal al saber que no confía en mí y al mismo tiempo siento que he sido una tonta por haberle dicho todas esas cosas, siento que he hecho el ridículo. - Confesó. - Me siento un poco baja de autoestima y tengo miedo de que si todo avanza, él me rechace al verme...Bueno ya sabéis. - Dijo un poco avergonzada.

- No seas tonti, tú eres preciosa por dentro y por fuera, pensé que eso había quedado claro. - Habló Alice mientras la abrazaba.

- Creo que ya lo sabes y no tengo que decir esto pero de todas formas lo voy a hacer, tienes un cuerpazo y una buena delantera y te aseguro que si acabáis juntos, le darán igual tus cicatrices. - Le dijo su mejor amigo totalmente sincero. 

- Gracias chicos, por todo. Sé que me quiero tal y como soy, pero no puedo evitar sentirme insegura.

- Te entendemos, todos nos sentimos así alguna vez, sin embargo tienes que quitarte esos pensamientos tóxicos y permanecer con la cabeza siempre en alto. - Aconsejó la informática.

- Sabes que cuentas con nosotros para lo que sea peque. - Dijo Nathan.

Poco después, cada uno se sirvió una porción del arroz con leche y se quedaron hablando toda la noche, y aunque sacaron muchos temas, como el nuevo amor platónico de Alice, la amistad que habían recuperado con Karen, las pocas ganas de volver a las clases, la fiesta universitaria que se celebraría el sábado y un largo etc; la pelinegra no dijo nada a sus amigos sobre el mensaje que había recibido.
De alguna manera, sabía que no iba a ser el último y que James Romano estaba tras de ella, con un objetivo muy concreto: hacer de su vida un infierno.

{ ¡Nuevo cap! Gracias por continuar con la lectura. Espero que tengan un hermoso y feliz día. Os mando besos. ❤
PD: ¿A quién más le gusta el arroz con leche? 😁}

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