{Antes que nada, muchas gracias por empezar a leer la historia. ❤}
Meghan entró en la cocina siguiendo el dulce olor de las tortitas recién hechas. Se sentó en la pequeña mesa blanca y miró a su mejor amiga. Ella no se dio cuenta de su presencia por estar inmersa en su teléfono móvil.
- Buenos días. - Saludó la chica cogiendo una tortita del plato situado en el centro de la mesita.
La joven se sobresaltó al escuchar la voz de su amiga. Dejó el dispositivo en la mesa y la miró seriamente. - ¿Cómo coño eres tan silenciosa? - Le preguntó aún con el corazón acelerado por el susto. La pelinegra soltó una carcajada en respuesta a la reacción de Alice.
- Hoy te has despertado antes... ¿O es que no has dormido? - Le preguntó masticando su desayuno.
Alice apoyó su frente en la mesa y levantó su enorme taza de "Wonder Woman" como respuesta. No había dormido nada debido a un trabajo de la universidad que dejó para el último momento.
En cuestión de minutos, la rubia había acabado su café y se dispuso a vestirse para ir a clase. Meghan no se preocupaba por el tiempo, ya que ella siempre se arreglaba antes de ir a desayunar y hoy no era una excepción. Vestía unos pantalones pitillo y una sudadera azul marino, que ocultaba sus muñecas, cosa que siempre procuraba tapar.
Cuando estaba apunto de acabar su tortita, se escuchó el timbre de la puerta. La joven se levantó lo más rápido que pudo y fue hasta el interfono.
- ¿Sí? - Contestó.
- Soy yo. - Escuchó la voz de Nathan.
Ella presionó el botón, abriendo así la puerta. Una vez dentro, su mejor amigo se sentó en el sofá de la sala.
- ¿Tenemos tiempo de pasar por el Palace ? - Preguntó el castaño.
El Palace era la cafetería favorita de los tres desde que se cambiaron de ciudad. Ella miró el reloj de la pared y calculó mentalmente el tiempo que tardarían.
- Con lo tardona que es Alice, no llegaríamos antes de la primera clase. ¿Por qué? - Dijo sentándose junto a él.
- No, por nada. - Habló fingiendo desinterés. Meghan lo miró unos segundos, pero no dijo nada al respecto. - Por cierto, no he traído el coche, así que hoy conduces tú. - Explicó.
- No tengo problema con eso. - A Meghan le encantaba conducir, siempre que hacían un viaje largo por carretera, ella conducía mientras que Nathan hacía de DJ y Alice simplemente dormía en el asiento de atrás.
Poco después se pusieron en marcha hacia la universidad, Meghan aparcó el automóvil en uno de los sitios libres, Alice se separó de ellos, ya que ella tenía clase en otro pabellón. Ellos dos siguieron caminando para llegar a sus respectivas clases, siendo interrumpidos por Karen, una chica a la que tiempo atrás, consideraron una amiga.
- Buenos días perdedores. - Les saludó la susodicha con aire de superioridad. Llevaba su pelo recogido en una coleta alta, un vestido floral que a duras penas llegaba a sus muslos y unos tacones altos.
La joven rodó los ojos y se disponía a rodearla para entrar al edificio.
- Porque no dejas de joder Karen... Ya sabes que no te conviene pelearte con nosotros. - Era verdad, Nathan podía ser un excelente ser humano, pero métete con él o alguien querido, que sabía como destruirte elegantemente. Tenía una mente fría, que a veces llegaba a asustar a los demás y un lado arpía que conseguía asustar aún más.
- Nathan, no vale la pena. - Le dijo mientras le lanzaba dagas con fuego a su ex-amiga. Cogió a Nathan por el brazo y la rodeo, entrando en el edificio. Una vez allí, sus caminos se separaron, el castaño entró en uno de salones para su clase de Anatomía aplicada a la danza y Meghan siguió recto por el largo pasillo, sin fijarse mucho en la gente que estaba a su alrededor, caminaba pensando en Karen porque a pesar de ya no ser amigas, ella seguía teniéndole cariño, no podía olvidar una amistad de más de seis años tan fácilmente. Sus pies seguían moviéndose al mismo ritmo, hasta que chocó contra una enorme y dura espalda y cayó de culo. Elevó su vista hacia la persona que había ocasionado esa situación. Éste se giró y se quedó unos segundos hipnotizado por aquellos ojos oscuros, agitó su cabeza mientras Meghan se levantaba bruscamente.
- ¿Pero a ti qué te pasa eh? El pasillo es para pasar, no para estar en medio. - Le recriminó enfurecida al tipo que era el doble de su tamaño, y no era porque él fuera muy alto, que también, sino porque ella era bastante pequeña.
- Eres tú la que caminaba sin ver por dónde iba. - Habló elevando el tono de su voz.
Esa dura y grave voz la asustó por un segundo, recordando así su pasado. Parpadeó un par de veces, se había quedado sin palabras. Tenía la sensación de empequeñecer aún más. Apretó las mangas de sus sudadera, seguía teniendo contacto visual con él, así que su expresión volvió a cambiar. - Cretino. - Fue lo único que le salió decir, luego siguió recto encontrando su aula. Respiró aliviada, estaba teniendo muchos cambios de humor aquella mañana. Saludó a los compañeros que estaban allí y fue directa a su sitio, en primera fila. Colocó su portátil en el pupitre, abrió su libro por la página en la que se quedaron en la última clase y esperó a que entrara su profesor, un señor no muy amigable que digamos.
Escuchó la puerta abrirse, giró su cabeza hacia ésta pensando que vería al profesor, pero su sorpresa fue mayor al encontrarse con el tipo al que acababa de insultar. Meghan rodó los ojos y bajó la mirada.
- Lo que me faltaba - Dijo para sí misma.
Por el rabillo del ojo vio como su nuevo compañero de clase caminaba hacia ella y en el último momento giró para acomodarse en un sitio más atrás. La joven puso la mano en su frente y antes de darse cuenta, la clase ya había comenzado.
Luego de media hora de una extensa y aburrida explicación sobre algunos psicólogos de la historia, el profesor cambió de tema y anunció que se tendría que realizar un trabajo y que éste tenía que ser en parejas. La pequeña pelinegra suspiró, odiaba hacer trabajos con otras personas, y no porque se llevara mal con ellos, sino porque para ella, era más fácil hacerlo sola. Una mano se alzó entre los compañeros.
- Podemos hacer el trabajo con quien queramos ¿no? - Dijo uno de los alumnos.
- No. - Contestó tajante. - Yo elegiré a las parejas, no voy a permitir que suceda lo de la última vez.
Se escuchó un leve murmullo por parte de la gente. - Y nada de protestas, el trabajo valdrá un cincuenta por ciento de la nota total del trimestre. - Habló para después ir enumerando a las parejas.
Meghan estaba cada vez más nerviosa
- Meghan Porter. - Rápidamente los ojos de la joven fueron a parar al profesor. - Usted hará el trabajo con el nuevo alumno, Derek Maxwell.
ESTÁS LEYENDO
Lo mejor de mí
RomansMeghan y Derek tienen muchas cosas en común. Los dos tienen un pasado que quieren olvidar. Los dos tienen al enemigo muy cerca. Los dos pelearán por volver a tener una vida normal y ser felices. Los dos darán su vida si es necesario para proteger al...