Capítulo 19

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No habían pasado ni tres días y Tucker ya quería comenzar con el plan. A diferencia del viejo, él era un hombre impaciente y no llegaba a comprender porqué aún no habían hecho nada.

Dominic lo tranquilizó, sus ganas de acabar con Derek eran más fuertes que las de él, pero no podía permitir que por querer ir rápido y sin tenerlo todo pensado, se cometiesen errores estúpidos. Lo sabía de propia mano, cuando se es joven, se suele ser más impulsivo y eso conlleva poder dejar un rastro detrás, pero con el tiempo se llega a ganar experiencia y el hombre con ganas de comerse el mundo y llegar a la cima, empieza a ser más cauteloso, más paciente y mucho más frío, con el objetivo de ganar todas las partidas.

- Mejor quita esa cara y celebra conmigo, sino esfumate de mi vista. - Ordenó la ronca voz del viejo. Tenía su caro puro encendido y en la mesa, junto a varios vasos de cristal, se encontraba su coñac favorito, el Hennessy.

Sirvió el delicioso líquido ámbar y le ofreció un vaso a su mano derecha. El intenso aroma llegó hasta Tucker, el cual no pudo negarse a catar semejante manjar. Chocaron los elegantes vasos, brindando así por una nueva victoria. El motivo de aquella celebración era muy simple, a pesar de los problemas que le había ocasionando Maxwell y ahora su hijo, no podía dejar de lado sus negocios. Por eso mismo estaba en su despacho tan temprano, había conseguido un exitoso trato con varias empresas que ahora podía manejar desde la sombra, las mismas que le permitirían limpiar su dinero sin llamar la atención de la policía.

Costello seguía disfrutando del puro mañanero, inhalando el adictivo veneno y expulsando el humo relajadamente, al mismo tiempo que Tucker, recibía una llamada bastante interesante y cargada de información muy fresca.

- Jefe, al parecer ha surgido un pequeño inconveniente. - Habló el trajeado al acabar la llamada.

Dominic dejó el puro, casi terminado, dentro del cenicero que estaba colocado encima de su escritorio y centró toda su atención en su empleado. Se podía percibir un ápice de nerviosismo en él, aunque su expresión seguía seria.

- ¿Qué pasa ahora? - Dijo él de mala gana.

- Uno de mis informantes, me acaba de decir que un detective llamado Arthur Dixon, está a punto de reunirse con Derek.

- No es algo que me preocupa. - Le contestó, sabiendo muy bien que cualquier cosa que ese niñato le dijera, no le serviría de nada. - Lo conozco, es un delincuente juvenil negro que logró hacerse policía. - Habló con desprecio.

- Mi fuente dice que tiene algo que podría comprometernos, que por eso ha salido de la ciudad. - Volvió a decir Tucker.

El viejo soltó una risa seca antes de hablar. - Mira Tucker. - Apoyó los codos en la mesa. - Olvidas que tengo poder sobre gente que está por encima de ese detective, que están en mi bolsillo abogados, políticos y policías. Y lo mejor de todo eso, es que puedo hacer que cualquier mísera pista que tenga, si es que tiene alguna, desaparezca ante sus ojos. - Explicó con una sonrisa en su arrugado rostro.

- ¿Cuáles son sus órdenes? - Preguntó el trajeado.

- Elige un par de hombres, en los que más confíes, quiero que vuelvas a la ciudad y tengas los ojos puestos en la muchacha, la tal Meghan. - Habló después de meditarlo por varios segundos. Empezaba a darle la razón a Tucker y pensar que sería mejor comenzar cuanto antes con su plan. - No hagas nada hasta que yo te diga lo contrario.

- Entendido. - Dijo para después abandonar la habitación, rumbo a cumplir con lo que se le había mandado.

Tantos años construyendo aquel imperio que parecía impenetrable, le daba la seguridad de que nadie podría acabar con él, podían intentarlo las veces que quisieran, pero siempre saldría ganando, o eso creía.

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