Parte 14

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La vida cambio mucho luego de todos esos eventos vividos en Londres, al huir con Scarlett prácticamente le declare la guerra al Sr. Davenport y a la Royal Navy, dichosamente para nuestros planes, el pueblo al que nos dirigíamos estaba lejos de la ciudad, y en ese momento era un pueblo pequeño que no merecía la atención de los sujetos de los que debíamos huir, en todo caso, ya no importaba nada mas que el hecho de que finalmente ella y yo estábamos juntos para construir la vida que soñamos. Durante el viaje las cosas parecían tener una luz mágica e inigualable, el día brillaba con una fuerza que jamas vi antes, la vida por fin me daba algo porque reír, después de tanta pena y agonía en el mar, mis días mas felices estarían en tierra al lado de mi gran amor, ella me abrazaba con fuerza y en su rostro lleno de ternura podía ver mi felicidad, la carreta en que viajábamos se mecía como un velero en las olas de un mar calmo y azul, yo la miraba y sentía en mi pecho algo indescriptible, era una ternura increíble mezclada con amor y el deseo de que jamas nada cambiara, la miraba y solo quería estar ahí y sentir su piel rozándome, a pesar de los harapos que tuvimos que ponernos para huir, su belleza no disminuyo en nada, su sonrisa radiante llena de felicidad, sus ojos azules llenos de vida, su cabello dorado apenas le cubría parte de la frente, ahora podía entender que la vida no era andar por ahí con plena libertad, las aventuras eran solo una pequeña parte de lo que era, lo que realmente valía era deberse a alguien especial en cuerpo, alma y corazón.

Mientras avanzábamos en nuestro viaje, le mostré los campos de flores amarillas y rojas que estaban alrededor, su mirada llena de ilusión me decía todo lo que deseaba saber de ella, abrió los ojos como un pequeñito cuando era sorprendido por algo maravilloso, ver todas aquellas flores en un campo verde y con esa luz cálida realmente podía hacer derretir el corazón de un poeta, y yo me sentía como ese poeta pues al verla a ella con su sonrisa y las flores a su lado solo podía anhelar que ese momento se paralizara en el tiempo para dibujar la mas bella obra de arte con su belleza e ilusión, jamas en toda mi vida sentí algo similar, jamas soñé siquiera tener esa oportunidad. Ya lejos de Londres detuve la carreta y descendiendo de ella fui al lado de Scarlett para permitirle bajar y apreciar lo que en toda su vida jamas vio, la tome por la cintura y al bajarla fuerte me abrazo, corrió como una niña directo a las flores mas hermosas y al ritmo de la brisa comenzó a danzar y yo me dije a mi mismo, -oh mi Dios, si hubiese sido pintor hubiera soñado toda mi vida con un momento así para plasmarlo en un lienzo como la obra de arte que era-, el momento era perfecto, los colores, la luz, la suave briza y ella, esa imagen jamas me abandonaría en toda mi vida, la capucha que cubría su cabeza lentamente se bajo y la capa que se hinchaba con el viento se cayó mostrando el radiante blanco de su vestido, era un hechizo que me tenía congelado, en una parte del campo se detuvo tomando entre sus manos un ramo violeta para olerlo, todo este instante era sublime hasta que sus manos se extendieron hacía mi, dejando caer el ramo de flores y llamándome con dulzura, el trino de las aves parecían darnos la música para danzar entre el verdor de aquel maravilloso campo.

Corrimos a través del campo y sonreíamos como lo que eramos, dos locos enamorados que dejamos todo en nuestras vidas solo para estar juntos, nada pudo separar nuestros corazones de el sueño que compartíamos de estar juntos, corríamos y reíamos en nuestro idilio de amor hasta que caímos entre las flores uno al lado del otro mirando al cielo pero sin soltarnos de la mano, no la dejaría ir nunca más de mi lado, luego de las sonrisas y de respirar profundamente para recobrar el aliento, el silencio se apodero de la escena, ella miraba al cielo y yo solo podía verla a ella, así que le dije:

-Scarlett, si supieras cuanto soñé verte así conmigo, si supieras cuantas noches perdí mi sueño deseando tenerte a mi lado, si tan solo supieras que en las batallas que viví tu recuerdo era quién me daba aliento para seguir, he dado todo por estar acá contigo mi amada y mi vida es tuya sin duda alguna mi amor, y aun si la muerte llegará, no podría silenciar el latido de mi corazón al gritarte desde donde fuera que te amo-

Y ella volteo su dulce carita hacia mi y acariciando mi rostro con suavidad sin perderme de vista un segundo me respondió:

-Edward, jamas en la vida podría vivir sin tu amor, has llenado de luz cada parte de mi corazón, desde que me rescataste arriesgando la vida en aquel barco, supe que eras ese hombre que me llenaría de amor, de dicha y vida, no dudaste en arriesgarte por protegerme y en olvidarte de todo orgullo y poder con tal de estar a mi lado, mi corazón solo podrá pertenecer a un hombre y ese eres tu Edward Bronson, donde sea que vayas, donde sea que estés, mi amor y mi mente estarán contigo para siempre-

Dicho esto, nuestros labios se acercaron lentamente mientras nos mirábamos a los ojos, lentamente hicieron contacto y por medio de ellos, también nuestro corazón uniendo en ese bello momento nuestro destino hasta el final de los tiempos, sus dulces labios tenían el poder de dar vida, de hacerme volar como un ave y a la vez de morir lentamente entre sus brazos, ella era mi ángel y yo su eterno admirador.

Cuando la noche comenzó a caer, tomados de la mano nos dirigimos a la carreta, la ayude a subir y nos pusimos en marcha otra vez, las estrellas se levantaban una a una en el horizonte, la luna con su delicada luz nos iluminaba el sendero y a lo lejos una estrella fugaz dió magia a la noche, no se si era mi imaginación o realmente era así, pero cada detalle de esa fantástica noche parecía hecho para nosotros, unas pequeñas gotas de lluvia rociaban el campo dándole un aroma singular y cuando finalmente entramos a nuestro nuevo pueblo, sentimos llegar a casa, el alivio nos tomo por completo y una sonrisa se nos dibujo en el rostro a ambos, finalmente estábamos frente a nuestro hogar, ella me miró con marcada ilusión y sin esperar se bajo rapidamente de la carreta, corrió a la puerta de color amarillo y se detuvo a observar las rosas a su lado, contemplo silenciosa las ventanas de marco blanco, las paredes de piedra y cada botón de rosa que se podía ver, era de noche así que con una tenue luz de algunos candiles apreciaba estos detalles, la brisa del mar llegaba con suavidad refrescando el alma y entre su curiosidad también pudo apreciar en el marco superior de la puerta la inscripción que talle con mis propias manos, "Tu y yo juntos por siempre", mientras ella hacia esto, yo solo la podía observar en silencio por lo que sentí algo de dolor en mi corazón, ella con su padre era una princesa sin preocupaciones, pero acá conmigo tendría que luchar cada día por vivir como todos los demás de mi clase.

Imagino que ella comprendió mi pesar porque al mirarme sonrió y lentamente camino a mi, me beso y dijo -que la casa era perfecta, que donde fuera que estuviéramos juntos sería el lugar más hermoso de la tierra y que no cambiaría nada de lo vivido hasta ese día si juntos permaneceríamos por siempre. Sin duda alguna, esto me dió alivio pero también una meta, jamás permitiría que se arrepintiera de haberme escogido para compartir su vida.

Esa noche hablamos poco, nos abrazamos más y nos besamos con el corazón en la mano, nos mirábamos con amor, mientras la luz de las velas llenaban nuestro hogar de esa delicada y sutil atmósfera que toca el alma, encendí el fuego y sentados a su lado sobre el suelo lo escuchamos arder, esto era todo lo que alguna vez soñamos y ahora era una realidad, así que fui por la botella de vino que escondí en el momento que compre la casa, agarre dos jarras que tenía guardadas por ahí y fui a brindar con mi dulce dama por un futuro prospero y lleno de amor, su mirada se torno con lagrimas y su frágil rostro se partió en un llanto de felicidad y esperanza. 

A su lado viví los más maravillosos años de mi vida, nunca miró atrás ni se arrepintió de estar conmigo hasta el día en que dió su último respiro, pero ese día me dejo algo que amaré por siempre, aun hasta el día de mi muerte, un hijo que al llegar al mundo me la arrebato a ella pero que me hace conservar con fuerza su recuerdo y amor, lo curioso de la vida es que durante quince años no pudo darme un bebé, esto la heria y mortificaba a diario pero no me lo hacía saber, sin embargo, ella parecía no comprender que mi amor era sin condiciones ni barreras, no importa que no tuviéramos un pequeñito, lo que era mas valioso para mi era tenerla a ella y eso lo era todo, sin embargo, por un maravilloso milagro ella logró quedar embarazada y esos nueve meses lograron hacer que su maravillosa sonrisa volviera como nunca antes a su hermosa carita pero serían solamente esos nueve meses porque el día que Peter nació, ese día ella nos dejo, prefirió que salvaran al bebé antes que a ella como un último regalo de amor hacía mi y nuevamente tuve que prometer que viviría por alguien, como lo hice con James durante aquella batalla en cabo Trafalgar donde le perdí frente a mis ojos, parecía ser que todas las personas que se acercaban a mi tarde o temprano se iban antes de tiempo, pero Scarlett me dejo un amor que jamas podría ser quebrado por nada, ni el tiempo ni la distancia, ni el dolor ni el silencio, me dejó un hijo para amar y proteger en promesa y pago a su amor incondicional.

Mar y SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora