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Estaba enojado, llevaba varios días así, desde que la charla había tenido lugar. Su madre se había encargado de explicarle lo que era el sexo de manera tan explícita que no se creía capaz de ponerlo en práctica sin recordar a su progenitora haciendo esos movimientos exagerados de mano y de varita, y no sabía que era peor, que a sus veintiún años hubiese tenido que soportar aquello o que Harry pareciera tan divertido como su madre por la extraña explicación sobre sexo entre hombres. Por supuesto que Potter había tenido la charla, el señor Weasley se había encargado de impartírsela junto a Ronald cuando la guerra terminó y ellos habían comenzado a tener una vida normal, sin locos tratando de dominar al mundo y esas cosas. Y era vergonzoso, Draco se sentía avergonzado, era demasiado viejo y su madre le hablaba como si tuviese quince. No podía ser arrogante y decir que no lo necesitaba, por que vaya que lo necesitaba, no conocía ningún hechizo de protección, ni lubricación, ni para el dolor post acto y aunque estaba agradecido le era más fácil fingirse ofendido y humillado, sobre todo porque cuando se emberrinchaba Harry le consentía mucho más que de costumbre.

Durante esos días Harry se había encargado del desayuno, le había consentido con dulces, túnicas nuevas y hasta flores, con besitos en los cachetes y paseos por el Londres muggle como el zoo y el parque de atracciones y Draco no podía sentirse mejor, no iba a mentir, la primera mitad de su vida había sido tratado como rey, hasta prácticamente los quince años y casi había olvidado lo que era ser un niño mimado, casi. Y si Draco dejaba de lado el asunto de la charla la verdad era que lo estaba pasando bastante bien, su madre iba de visita prácticamente todos los días, salía con ellos incluso al Londres muggle y de compras, si hasta les había ofrecido uno de sus elfos domésticos, pero Harry había insistido en que, si tenían a Kreacher en Hogwarts era porque no les gustaba tener elfos.

Y tal vez todo hubiera sido perfecto si no hubiese sido por dos pequeños detalles; el primero era que estaban a solo un día para la fiesta de los Malfoy la cual no se había cancelado únicamente por insistencia de Narcissa, el clima estaba peor que nunca, estaban ya en primavera y la nieve seguía cayendo como en pleno invierno, las tormentas eléctricas destrozaban árboles y hasta incendiaban casas, dementores eran vistos por todas partes, pese que los aurores trabajaban por controlarlos, la tierra se sacudía en temblores que rayaban en terremotos y la magia seguía tan descontrolada como en los últimos meses y que el ministerio hubiera levantado un decreto para el uso mínimo de magia no evitaba que diariamente llegaran casos de explosiones mágicas a San Mungo. Los magos y brujas no parecían estarlo llevando muy bien, no estaban acostumbrados a vivir como muggles y hasta lavar la vajilla les costaba un trabajo monumental.

Después de que Draco tuviera su propio accidente de ese tipo se había limitado a usar su magia para cosas realmente importantes como la aparición, Liam había estado internado bastantes días, con heridas de gravedad por las que él había tenido que declarar y no quería terminar igual, aunque al final el auror saliera vivito y coleando. No había presentado cargos en su contra, ni por secuestro, ni por intento de violación, y mucho menos por el uso indebido de una poción de amor. En su declaración Jones reveló haber sido influenciado por una fuerza mágica que no conocía, que se había sentido como bajo la imperius y que no había sido su intención atacar a Malfoy de aquella manera, el hombre confesó bajo una poción de la verdad y nadie tuvo muchas dudas, Draco incluso se atrevió a adjudicarle el suceso a Destino. Sin embargo, aquella amistad estaba arruinada y el rubio no planeaba volver a saber nada del auror pese a saberlo inocente, más porque Harry había amenazado con castrar a su compañero de escuadrón si no se alejaba y después de todo era Harry Potter, si él decía que iba a hacer algo, había que creerle.

Aquella tarde habían salido de paseo al Battersea Park, al suroeste de Londres, la excursión había sido organizada por Granger y habían asistido Narcissa, Molly, Ginny, Luna, Neville, Blaise, Theo, Pansy, Hermione, Ron con Lisa (su novia Hufflepuff), Harry y Draco. Se habían reunido junto al rio temprano en la mañana y todos juntos buscaron un buen lugar para un picnic. Pese al frio había bastante gente haciendo ejercicio y conversando animadamente y como no había nevado, el pasto estaba completamente libre y no había problema alguno para colocar una manta en el suelo y sentarse a descansar.

Draco Malfoy. El regreso de la serpiente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora